tag:blogger.com,1999:blog-33650001397100305712024-03-13T13:06:51.441+01:00La conjura de los goliardosLobo de Barhttp://www.blogger.com/profile/15022414432222683863noreply@blogger.comBlogger258125tag:blogger.com,1999:blog-3365000139710030571.post-56728311872310994002020-08-08T02:08:00.012+02:002020-08-08T02:11:32.675+02:00El impensado verano de 2020<p> <span face="" style="font-family: arial, sans-serif; font-size: 12pt;">20 de julio,
lunes</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><span face="" lang="ES" style="font-family: arial, sans-serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Primer día de
vacaciones. Es extraño escribir el diario del viaje en casa, tan tranquilo en mi
escritorio. Hasta ahora los diarios tenían un letra precipitada y poco firme, escrita
apresuradamente en tabernas mal iluminadas, o entre traqueteos de los trenes y
autobuses que me llevaban a lugares insólitos. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><span face="" lang="ES" style="font-family: arial, sans-serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Me he obligado
a escribir igual que me obligaba a vestirme como si fuera a la oficina cuando
teletrabajaba. Esta imposición me ayuda a situarme mentalmente. Estoy en casa,
pero entonces estaba trabajando, y ahora sigo en casa, pero estoy de viaje. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><span face="" lang="ES" style="font-family: arial, sans-serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">El primer día,
la aventura ha sido más bien retrospectiva. No he salido y he aprovechado para
poner un poco de orden en las fotografías que acumulo. Cuando iba por el mundo
con cámara analógica, con tres carretes cubría dos o tres semanas de viaje,
ahora, con la digital, puedo traer cien fotos por día. Eso significa tener
muchas carpetas y muchos archivos en el disco duro, a veces me imagino su
equivalente físico. Tendría una habitación o un pequeño almacén, seguro que
lleno de polvo, con álbumes, con cajas repletas de negativos. Recuerdos a los
que vuelvo sólo cuando no estoy creando otros nuevos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><span face="" lang="ES" style="font-family: arial, sans-serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Estuve
revisando las fotografías de Kazajistán, qué gran viaje: cientos de kilómetros desde
una ciudad futurista en medio de la estepa a los desiertos y las montañas del Sur,
pasando por la ruta de la seda y por las cenizas del gulag. Hasta que recibí
una videollamada de José. No la esperaba. Hablamos de cuando nos conocimos en Cabo
Verde, le conté mi vida reciente, mi decisión de no salir de casa. Creo que no
me entendió. Parecía preocupado. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><span face="" lang="ES" style="font-family: arial, sans-serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><span face="" lang="ES" style="font-family: arial, sans-serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">21 de julio,
martes <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><span face="" lang="ES" style="font-family: arial, sans-serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Hoy tampoco he
salido. Al menos aquí puedo estar sin mascarilla. Anoche me quedé viendo una serie
hasta la madrugada, así que me he levantado tarde. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><span face="" lang="ES" style="font-family: arial, sans-serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Tampoco tenía
prisa. He viajado hasta la cocina para ponerme un buen desayuno antes de
atreverme a buscar mi último diario de viaje. Como imaginaba, está incompleto.
No quise escribir durante mis últimos días en Cabo Verde. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><span face="" lang="ES" style="font-family: arial, sans-serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">No faltaba
detalle de los primeros. Del ambiente de Mindelo, con sus coloridas casas
coloniales donde se esconden bares con patios al aire libre y la música, y
Cesárea Évora, son omnipresentes. Ni de los días que pasé en Santo Antão. La vertiente
Oeste de la isla es desértica y ocre, hasta llegar a un desfiladero en el que regresa
la vegetación y desciende hasta la enorme playa negra de Tarrafal, y hasta el
mar. El Este es un paraíso senderista de valles, cráteres, costas escarpadas y
pueblitos, por donde vagué durante días. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><span face="" lang="ES" style="font-family: arial, sans-serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">El diario
termina en ni última noche en Santo Antão. Lo escribí bebiendo una cerveza
frente al mar. Al día siguiente tomaría el ferry a São Vicente y un vuelo a la
isla de Sal, donde teóricamente me esperaban un par de jornadas apacibles, de
buceo y de playa. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><span face="" lang="ES" style="font-family: arial, sans-serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Todo cambió de
forma repentina. Había vivido ajeno a la pandemia que ya asolaba Europa. En
Cabo Verde aún no había casos, al menos confirmados, hasta que, aquel día, llegó
el pánico o la paranoia y se cerró el espacio aéreo. Cancelaron mi vuelo de
vuelta y, después de sopesar la alternativa de quedarme una temporada en la
isla, comencé una vorágine kafkiana en la que un posible vuelo de repatriación
aparecía y desaparecía, así como mi nombre de su lista de pasajeros. Entonces conocí
a José y a Milú de Funaná. Tras varios días angustiosos, una noche en el
aeropuerto de Las Palmas y un trayecto fantasmal en autobús desde Barajas, conseguí
llegar a Zaragoza. La experiencia me dejó un poco tocado. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><span face="" lang="ES" style="font-family: arial, sans-serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><span face="" lang="ES" style="font-family: arial, sans-serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">22 de julio,
miércoles<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><span face="" lang="ES" style="font-family: arial, sans-serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Viajar por la
ciudad en la que vives es una experiencia curiosa. Zaragoza tiene sus atractivos
y en verano suele estar desierta, así que es fácil mantener la distancia social.
Para evitar el calor he salido temprano a perderme por el Casco Viejo. Hay
rincones con encanto si los sabes buscar. Restos de la ciudad romana, medieval
y renacentista, un tanto aislados, pecios urbanos de otra época: murallas, arquitectura
mudéjar, palacios de ladrillo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><span face="" lang="ES" style="font-family: arial, sans-serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Ha sido un viaje
agradable, aunque no sé si mañana volveré a salir. Quizá vaya al parque. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><span face="" lang="ES" style="font-family: arial, sans-serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><span face="" lang="ES" style="font-family: arial, sans-serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">29 de julio,
miércoles<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><span face="" lang="ES" style="font-family: arial, sans-serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Hace una
semana que abandoné este diario. El día 23 había empezado sin grandes
novedades, parecía destinado a un viaje interior. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><span face="" lang="ES" style="font-family: arial, sans-serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">A mediodía
sonó el interfono. Era José. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="line-height: normal; mso-list: l0 level1 lfo1; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span face="" lang="ES" style="font-family: arial, sans-serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt; mso-fareast-font-family: Arial;"><span style="mso-list: Ignore;">-<span style="font: 7pt "times new roman";"> <span> </span> - </span></span></span><!--[endif]--><span face="" lang="ES" style="font-family: arial, sans-serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">¿Qué haces tú aquí? –
pregunté riendo.</span></p><p class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="line-height: normal; mso-list: l0 level1 lfo1; text-indent: -18pt;"><span face="" lang="ES" style="font-family: arial, sans-serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt; mso-fareast-font-family: Arial; text-indent: -18pt;"><span style="mso-list: Ignore;">- -<span> </span><span style="font-family: "times new roman"; font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"> </span></span></span><span face="" lang="ES" style="font-family: arial, sans-serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt; text-indent: -18pt;"><span style="font-family: "times new roman"; font-size: 9.33333px;"> - </span>Vengo a secuestrarte.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><span face="" lang="ES" style="font-family: arial, sans-serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Pensé en
resistirme, pero al comprender su gesto, al verle en persona, se despertaron en
mí las ansias de ver mundo que nos asaltan periódicamente a los viajeros empedernidos.
Ese espíritu se reveló con extraordinaria violencia contra los intentos de soterrarlo
que había mantenido durante meses. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoListParagraphCxSpFirst" style="line-height: normal; mso-list: l0 level1 lfo1; text-indent: -18pt;"><!--[if !supportLists]--><span face="" lang="ES" style="font-family: arial, sans-serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt; mso-fareast-font-family: Arial;"><span style="mso-list: Ignore;">-<span style="font: 7pt "times new roman";"> </span></span></span><span style="font-family: "times new roman"; font-size: 9.33333px;"> <span> -</span> </span><span style="font-family: arial, sans-serif; font-size: 12pt; text-indent: -18pt;">¿A dónde me llevas?</span></p>
<p class="MsoListParagraphCxSpLast" style="line-height: normal; mso-list: l0 level1 lfo1; text-indent: -18pt;"><span face="" lang="ES" style="font-family: arial, sans-serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt; mso-fareast-font-family: Arial; text-indent: -18pt;"><span style="mso-list: Ignore;"><span style="font-family: "times new roman"; font-size: 7pt; font-stretch: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal; line-height: normal;"><span><span> </span> </span> </span></span></span><span style="font-family: "times new roman"; font-size: 9.33333px; text-indent: -18pt;"> - </span><span style="font-family: arial, sans-serif; font-size: 12pt; text-indent: -18pt;">Eso no importa.</span></p><p class="MsoListParagraphCxSpLast" style="line-height: normal; mso-list: l0 level1 lfo1; text-indent: -18pt;"><!--[endif]--></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><span face="" lang="ES" style="font-family: arial, sans-serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">José me había
hablado en Cabo Verde sobre su forma de viajar, en la cual la improvisación es
un pilar básico. Me pareció una alternativa óptima. Subí a su coche con lo
justo: mascarillas, gel hidroalcohólico y papel higiénico. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><span face="" lang="ES" style="font-family: arial, sans-serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Ha pasado una semana
y hemos atravesado valles, páramos, cordilleras. Hemos visitado parques nacionales,
pueblos abandonados, castillos y torreones. Hemos frecuentado pensiones y bares
de un nuevo tipismo. De un tipismo embozado pero todavía libre. Dejándonos llevar
por el instinto y los acontecimientos conocimos a un georgiano y jugamos al mus
con un marqués. Hace dos días, alcanzamos las Rías Bajas. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><span face="" lang="ES" style="font-family: arial, sans-serif; font-size: 12pt; mso-bidi-font-size: 11.0pt;">Hoy me he
levantado con resaca, muy tarde. Ahora ya atardece mientras escribo este diario,
sobre la cubierta de un pesquero. Por eso la letra vuelve a ser precipitada y
poco firme. Creo que están preparando la cena. Huele a marisco, a salitre y a
aventura, y José, conchabado con los marineros, no ha querido decirme a dónde
vamos. <o:p></o:p></span></p><div class="separator" style="clear: both;"><iframe allowfullscreen="" class="BLOG_video_class" height="266" src="https://www.youtube.com/embed/ZXbTEnnZ9e8" width="320" youtube-src-id="ZXbTEnnZ9e8"></iframe></div><p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><br /></p>Lobo de Barhttp://www.blogger.com/profile/15022414432222683863noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-3365000139710030571.post-50047520128143871662018-06-16T10:22:00.000+02:002018-06-16T10:22:14.492+02:00Propuesta goliardesca para redenominar el fin de semana<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
El español es un lenguaje muy rico pero mejorable. ¿Cómo designar a esos días de la semana generalmente entregados a la holganza y el exceso etílico (en mayor medida que el resto)?<br />
<br />
Fin de semana es demasiado largo.<br />
<br />
Finde suena un poco pijo y un poco cursi.<br />
<br />
Los goliardos proponemos utilizar el acrónimo de sábado domingo "sado".<br />
<br />
Buen sado a todos.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://2.bp.blogspot.com/-WlFdMNIJAs8/WyTIZwVG18I/AAAAAAAAAn8/nEchx9sI8rklIKbt_FGneh16R-yC-g0jQCLcBGAs/s1600/handcuffs-2773818_1280.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="839" data-original-width="1280" height="209" src="https://2.bp.blogspot.com/-WlFdMNIJAs8/WyTIZwVG18I/AAAAAAAAAn8/nEchx9sI8rklIKbt_FGneh16R-yC-g0jQCLcBGAs/s320/handcuffs-2773818_1280.jpg" width="320" /></a></div>
<br />
<br />
<br />
<br />
<br /></div>
Lobo de Barhttp://www.blogger.com/profile/15022414432222683863noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-3365000139710030571.post-26655201671424693272017-12-16T05:26:00.003+01:002017-12-16T05:32:36.419+01:00Discurso en la boda de Zé Tubarao<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
No es fácil preparar un discurso
para la boda de tu ex novia. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
He tenido que emborracharme
para hacerlo, cosa que siempre hago a disgusto. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
Es cierto que no llegó a haber
consumación, ni tocamientos, nunca nos atrajeron nuestros respectivos culos
peludos. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
Pero salíamos todos los
viernes y sábados, nos emborrachábamos juntos, alguna vez incluso nos
llamábamos por teléfono. Éramos novias, hasta que Judith se lo llevó… al huerto
de Cuarte. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
He de ser realista, sé que Judith tiene cosas que yo a Zé Tubarao no puedo ofrecerle: constancia, moderación, dos
buenas razones… por no hablar de la casa con terraza, el pelo corto, su
profundo amor… a los gatos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
Y, sin embargo, yo hace más
tiempo que lo conozco. 30 años nada menos. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
Por aquel entonces, apenas
un niño, Zé Tubarao ya era lo que las madres y padres de los demás llaman “una mala
influencia”. Por pequeños detalles, como pedir a los reyes, estando en 1ª de
EGB, un poster de Sabrina en pelotas. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
En el colegio se hizo notar,
no sólo por eso. También porque puso motes a todos, a los 40 que fuimos a la misma clase
durante ocho años, muchos de los cuales estamos aquí. Sin
llegar al extremo de FJG, que quería poner bombas en el
colegio, era, sin duda, un zascandil y un alborotador. No obstante, fue un
alumno aplicado, atendía en clases tan interesantes como la del Cocoloco, aunque
no dejara sus manos quietas, e hizo grandes amistades con ilustres profesores: el
Peruano, el Espada, JLF, Nati, el Piti, Carlos M. … que le tenían gran aprecio. De hecho me sorprende que no hayan venido a la boda. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
Fuimos creciendo y, nadie
sabe cómo, de repente... llegó la adolescencia. Zé Tubarao se dejó el pelo largo. Empezamos
a salir… cayeron nuestros primeros tragos en el Javi Dary, un bar infausto en el que servían metanol a los niños a la vista de
albóndigas prehistóricas, íbamos a, Green, donde pillaba más que Lorenzo Lamas,
luego al rollo, a pasear nuestra cara… ya daba lo mejor de sí mismo. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
Porque todos tenemos
nuestras habilidades y virtudes y, a Zé Tubarao, aunque no lo pueda poner en el
currículum… la farra se le da fetén. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
Zé Tubarao es de las pocas
aventajadas personas que pueden convertir una noche anodina en una juerga
divertida y épica, diría también que memorable, pero solíamos ir tan guaza que
recuerdos… pocos. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
Por desgracia para nuestro
disoluto grupo, sus inquietudes le llevaron a estudiar Comunicación Audiovisual
en Pamplona, donde otros pudieron disfrutar de su genialidad mientras los
anteriores, huérfanos de Zé Tubarao, entrenábamos para estar a la altura a su
regreso. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
No fue fácil, porque volvió
convertido en una auténtica bestia de la noche. Lo atestiguan bares como el
Corto Maltés, la Casa Magnética, el Época Dorada, la Pianola, la Recogida, y
otros hoy desparecidos: el Desafinado, la Estación, el Hendrix, el Bisonte…<o:p></o:p></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
En aquella etapa, además de
tajarse cual perra, empezó a viajar por el mundo, una de sus facetas más
interesantes. Pasó por lugares tan recónditos como el lago Snagov, Cluj Napoia,
Sarajevo, Belgrado, donde distraído con las tetas de la recepcionista a la que
pidió información sobre la lavandería más cercana, es decir, por no prestar
atención a lo que debía, acabó
deambulando durante horas por la ciudad con dos bolsas de ropa sucia al más
puro estilo Paco Martínez Soria. Pasó también por el cortijo de Bertín Osborne,
esKrotor, Skudra, en Albania, y allí nos rescató un ángel. Cruzó el Atlántico
para ir a Cuba y a Brasil, donde en una ceremonia orishá fue bautizado con su actual nombre: Zé Tubarao. Fueron noches plagadas de gatinhas, redondos bundas y violentos
adictos al crack. En aquel país dejó huella, y consiguió hazañas como ligarse a
la única mujer que no era puta en una discoteca de Natal. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
O si lo era, al menos, no
le cobró. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
En aquellos días, durante
su madurez etílica, logró grandes gestas, como ser subcampeón mundial de
alcoholismo, y si no consiguió más fue porque, como todos sabemos, no sabe
atemperar. <o:p></o:p><br />
<br /></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
Y es que, la liaba parda.
Fue entonces cuando estuvimos más unidos, éramos novias, aunque las copas le
transformaran con frecuencia en el diablo de Tasmania, un ser peligroso,
imprevisible y abominable que sembraba el caos y supuraba alcohol por todos los
poros de su piel. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
Llegaba a extremos inauditos,
como en la boda de El General, en el abismo de Cheum, Polonia. Allí, después de
beber mucho vodka, territorio desconocido para él, aficionado a esa mierda dulzona llamada ron, no se conformó con tirar una copa al suelo sino que volcó una mesa
de cristal repleta de ellas, además de arrojar a los supervivientes de la noche
los pasteles del desayuno o de romperse un metacarpiano en un lago infame
muchas horas y vodkas después de decir, solemnemente, cosiendo una bandera de
España, que jamás sería el farolillo rojo de una boda. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
Cuando se salía del tiesto,
algo que sucedía con frecuencia, siempre tenía una palabra de disculpa, y una
excusa gastada: que era víctima de su educación corazonista.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
Porque Zé Tubarao siempre se ha
definido como corazonista, ni rico ni pobre: colchonero, sibarita y Martínez,
porque los Martínez, apechugan. Por no hablar de otro de sus lemas vitales: por
qué vas a hacer las cosas bien cuando puedes hacerlas mal. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
Ese es Zé Tubarao. Y así le
queremos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
Recordaría otras jaranas
locas, en Salou, en el local, el Woodstock del siglo XXI, en Sallent, donde se
ventilaba los vinos caros de su padre y daba buena cuenta del pacharán del
Tiay, pero me estoy extendiendo demasiado. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
Por eso llego al momento en
que conoció a Judith, en unas fiestas, precisamente en Sallent. <o:p></o:p><br />
<br /></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
Agosto de 2009. Yo no estaba
presente para luchar por nuestra relación. Y, ensimismado por los encantos y
perjúmenes de Judith… Zé Tubarao me dejó. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
He de reconocer que tuvo
buen gusto. Judith es increíble. De hecho, jamás pensé que una persona que bebe
tan poco… nos cayera tan bien.</div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
Judith es divertida,
espabilada, está buena, y le lleva por el buen camino. Con razón, y aunque me
pese, nunca le he visto tan feliz. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
Por eso, y a pesar de mis terribles
celos, quiero proponer un brindis por los recién casados y por todas las farras
que nos quedan por vivir. Sin olvidar, eso sí, otro de los lemas que han
acompañado a Zé Tubarao a lo largo de su vida, la recomendación de los curas que
ahora, en vistas a su vida conyugal, hacemos nuestra: <o:p></o:p></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
<br /></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
Fournier... no fornique.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoBodyTextIndent" style="line-height: 120%;">
Salud<o:p></o:p></div>
</div>
Lobo de Barhttp://www.blogger.com/profile/15022414432222683863noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-3365000139710030571.post-38398565444699567362017-06-25T07:01:00.000+02:002017-06-25T14:49:55.043+02:00Noche en blanco<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
La noche en blanco es un evento supuestamente cultural que se celebra una vez al año. Consiste, a grandes rasgos, en abrir los museos por la noche y en introducir algún concierto, actuación y demás en el programa, con el objeto de que creamos vivir en un lugar dinámico y moderno, vanguardia de un primer mundo glorioso. Supongo que habrá una explicación, e incluso una bella anécdota que justifique semejante paripé. Noche en blanco, recuerda por su nombre a las noches blancas en las que no se pone el sol de Rusia y los países escandinavos. Quizá tenga algo que ver, no lo sabemos.<br />
<br />
Mañolandia es una de las ciudades españolas que celebra tal evento y los goliardos, ilusos como somos, solemos participar en ellas a pesar de que su historial sea bastante deprimente.<br />
<br />
Estamos en la de 2017, año del señor. Entre la amplísima oferta cultural elegimos una serie de "hitos" que pueden merecer la pena. Es decir, eventos que no suelen estar al alcance de la mano, porque ir a una exposición que es gratis o tiene un precio ridículo en un día en que va a estar abarrotada carece de sentido.<br />
<br />
Nuestra primera parada es el edificio Paraninfo, que permaneció durante décadas semiabandonado e infrautilizado. Es un lugar notable y merece un paseo, alberga una exposición de libros antiguos y otra sobre la historia de la universidad, además del museo de ciencias naturales que hace no mucho ha sido remodelado para hacerlo atractivo, frente a su carácter decadente y un tanto fúnebre anterior. También está abierto el patio, un lugar con cierto encanto en el edificio neomudéjar. Lo pasamos por alto porque su ambiente - bastante decrépito - deja mucho que desear.<br />
<br />
Era sólo la primera parada. Sin más. La segunda es la terraza del Museo Pablo Serrano, Desde su quinto piso hay unas vistas interesantes de la bimilenaria urbe, además es la hora del anochecer. Lamentablemente, las nubes ocultan la huída de Apolo y la terraza ha sido invadida por domingueros, por no mentar el viento agresivo que se ha levantado - ley de Murphy - tras dos semanas de clima sahariano. Hay niños, y gritan.<br />
<br />
Los goliardos buscamos un nuevo objetivo: la aljafería, el monumento más representativo de la época de los reinos de taifas, ejemplo más meritorio del arte musulmán al Norte de Andalucía, además de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en sus construcciones mudéjares y, por qué no decirlo, sede de las Cortes regionales. Como al llegar hay una fila inasumible, optamos por cenar en un bar cercano. A la vuelta ya no hay cola y podemos admirar los dos primeros patios, una vez superadas las torres de castillo de cuento, sin embargo, no podíamos prometer que todas las circunstancias fueran felices. El interior está repleto de individuos haciéndose selfies para mostrar en las redes sociales lo rico de su vida cultural. Y el acceso al palacio ofrece una nueva fila interminable de personas ávidas de noche en blanco.<br />
<br />
Nueva huida, última parada: el Caixaforum. Vemos dentro de lo posible una exposición sobre la escapada andaluza de Mariano Fortuny, porque los tres cuadros que se exponen más allá de sus bocetos están acaparados por guías que explican más su vida sentimental (bohemio, casado con la hija de Madrazo, pintor historicista y director del Museo del Prado) y por un numeroso público embriagado de arte que muestra un total desinterés por sus obras. En el fondo nos da igual, porque hemos venido a ver cómo pincha Carlos Hollers en la terraza, podemos ir a las exposiciones cualquier otro día, es posible sobrevivir pagando 4€ si algo merece la pena. Pero sí, lo de Carlos Hollers puede merecer la pena. No obstante, la encontramos (la terraza) invadida de abuelos y de niños, parece que el eslogan de la Noche en Blanco es: nadie menor de 90 años salvo que tenga menos de 12. Abuelos y niños. Ese es el plan.<br />
<br />
Todo demasiado hardcore.<br />
<br />
Son fiestas en el singular barrio de la Magdalena. Puede ser la solución. En la plaza de San Agustín, frente a la demacrada iglesia, hay concierto: Manolo Kabezabolo. Por fortuna voy acompañado de dos pedazo de hembras, por fortuna para mí, porque no son en absoluto bien recibidas. Sufren empujones y desprecio, por no hablar de que los librepensadores que asisten a la orgía de la música y el conocimiento y tiran sus litros sobre sus hermosísimos cuerpos. Demasiada hostilidad - a lot of hostility -, los goliardos debemos ser demasiado independientes como para que nos admitan de buen grado en tan progresista templo. Aunque tentados de provocar una pelea tipobar del Oeste, decidimos huir una vez más mientras despliegan pancartas en contra del fascismo, porque al parecer el fascismo es un problema en este peculiar país, y, sobre todo, es ajeno a esta gente bienintencionada que recibe de esta forma - tirando sus bebidas - a los buenos borrachos que no visten la camiseta de adheridos a su causa, oficialmente.<br />
<br />
El plan estipulado ha sido una verdadera mierda. Nos da igual. Los goliardos improvisamos bien. En la terraza del Teatro Romano, un sitio en verdad bimilenario y cultural, nos tomamos unas copas bien cargadas. Despotricamos de una ciudad que, como tantas otras, vive de las apariencias, en la que los museos gratuitos habitualmente inhóspitos se llenan en noches como la de hoy de individuos aburridos con ganas de aparentar, y nos emborrachamos con violencia en algunos de los pocos bares que ponen buena música en el Casco Viejo, bares que han estado aquí siempre, y que ahora luchan contra una legislación absurda y hostil contra todo lo que se salga de las conveniencias de un mundo adocenado e inmensamente aburrido. Y, al borde del hundimiento, a diferencia de tantas otras noches lúcidas enmarasmadas por el alcohol, vamos a dejar este testimonio. </div>
Lobo de Barhttp://www.blogger.com/profile/15022414432222683863noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3365000139710030571.post-36506778628200917632017-03-17T19:55:00.001+01:002017-03-17T19:55:48.401+01:00Resumen de bares goliardescos de Zaragoza<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
CT= Copa tranquila</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
S= Salir</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
Calificación de * a ******* BOBs</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
<br /></div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
Zona San Francisco - Bretón:</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
CT y S ******<a href="http://www.juansebastianbar.net/" target="_blank"> Juan Sebastián Bar</a>: sitio chulo de abigarrada decoración, dueño simpático, hay cervezas artesanas. Hay que tener en cuenta que hay días que hay monólogos y otras actividades.</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
CT ****** <a href="http://www.heraldo.es/noticias/gastronomia/2013/06/07/el_bar_whisky_viejo_zaragoza_cumple_anos_237326_1311024.html" target="_blank">El whisky viejo</a>: interesante decoración, espectacular variedad de alcoholes, dueño de amplios conocimientos, buen café, tranquilo.</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
S ***** <a href="https://www.facebook.com/pages/Puerto-De-Las-Animas/611395478970206" target="_blank">El puerto de las ánimas</a>: bar bizarro, buena música</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
CT *****<a href="https://www.facebook.com/Callej%C3%B3n-de-la-m%C3%BAsica-104671892923072/?rf=339138606163709" target="_blank">El callejón de la música</a>: buena música, cuidada decoración, dueño simpático, amplia variedad de alcoholes, ambiente tranquilo.</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
CT y S***** <a href="http://www.laleyseca.com/" target="_blank">La ley seca</a>: bien decorado, bastantes conciertos, un poco a desmano</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
CT ***** <a href="http://www.redaragon.com/ocio/copas/default.asp?accion=pagina&bar_id=20665" target="_blank">Moby Dick</a>: bar viejuno, buena música, pequeño</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
CT y S**** La casa del granuja (calle Catania, al lado de La bodega de general): bar chulo, tranquilo</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
CT y S**** <a href="https://es-es.facebook.com/pages/Bar-Louisiana/151943894852769" target="_blank">Louisiana</a>: decoración sureña, ambiente según horas, a veces bastante animado, rock español y música decente en general.</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
CT **** <a href="https://www.facebook.com/pages/La-Taberna-Del-Blues/358905967576301" target="_blank">La taberna del blues</a>: bien decorado, tranquilo, algo pequeño.</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
CT **** <a href="https://es-es.facebook.com/cabaretcafezaragoza/" target="_blank">Cabaret</a>: más moderno de decoración, los martes suelen tocar la guitarra.</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
CT **** <a href="https://www.tripadvisor.es/Attraction_Review-g187448-d10184895-Reviews-La_Terraza-Zaragoza_Province_of_Zaragoza_Aragon.html" target="_blank">La terraza</a>: curioso de decoración, terraza interior pero con asientos de plastiquete</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
CT **** <a href="http://www.redaragon.com/ocio/copas/default.asp?accion=pagina&bar_id=20762" target="_blank">Fagüeño</a>: bar curioso y algo canalla</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
S *** <a href="http://salazeta.com/" target="_blank">Sala Z</a>: para altas horas de la madrugada, buena música, ambiente oscuro</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
CT *** <a href="https://es-es.facebook.com/thepenguinrow/" target="_blank">Penguin row</a>: madera, ambiente más juvenil</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
CT *** <a href="http://www.redaragon.com/ocio/copas/default.asp?accion=pagina&bar_id=354" target="_blank">El lago ness</a>: amplio, de madera, cierta variedad de cervezas, ambiente universitario</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
CT y S *** <a href="http://www.redaragon.com/ocio/copas/default.asp?accion=pagina&bar_id=46" target="_blank">O'Hara</a>: irlandés, madera y tal pero la música a veces deja que desear</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
<br /></div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
Zona pija:</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
Ya no queda nada decente</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
<br /></div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
Zona Casco Viejo y Heroísmo:</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
S ****** <a href="https://es-es.facebook.com/La-CASA-Magnetica-164963620517521/" target="_blank">La casa magnética</a>: quizá el bar con mejor música de Zaragoza, desde luego la mas variada, interesante decoración aunque haya más sitio dentro que fuera de la barra</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif, "Apple Color Emoji", "Segoe UI Emoji", NotoColorEmoji, "Segoe UI Symbol", "Android Emoji", EmojiSymbols; font-size: 16px;">
S ***** <a href="https://es-es.facebook.com/eljinetenocturno.cafepub/" target="_blank">El jinete nocturno</a>: decorado en plan Oeste, con decoración india y rifles, el dueño está muy grillado, muy majo si le caes en gracia, rock en español</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
<span style="font-size: 12pt;">CT </span><span style="font-size: 12pt;">***** </span><a href="http://www.campanadelosperdidos.com/" style="font-size: 12pt;" target="_blank">La campana de los perdidos</a><span style="font-size: 12pt;">: sitio chulo de ladrillo, más majo el sótano, muchas actuaciones</span></div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
S **** <a href="http://www.salalopez.com/" target="_blank">Sala López</a>: la mejor discoteca de las que cierran a las 6:30, también tienen conciertos</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
CT y S **** <a href="https://es-es.facebook.com/Bar-Bacharach-1671840913050135/" target="_blank">Bacharach</a>: chulo pero algo pequeño y a veces tiene exceso de moderneo</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
CT **** <a href="http://www.cafevangogh.es/" target="_blank">Café Van Gogh</a>: muy chulo, muy tranquilo, para por la tarde</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
CT y S **** <a href="https://es-es.facebook.com/Rock-Blues-Zaragoza-101792266577383/" target="_blank">Rock and blues</a>: bar grande con decoración curiosa, para la tarde o la primera copa sobre todo</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
S **** <a href="http://www.redaragon.com/agenda/fichaestablecimiento.asp?id=656" target="_blank">La lata de bombillas</a>: No está mal para salir, mucho moderneo</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
S **** <a href="http://www.redaragon.com/ocio/copas/default.asp?accion=pagina&bar_id=185" target="_blank">La recogida</a>: local curioso con música de la época grunge</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
S **** <a href="https://es-la.facebook.com/jane.b.zaragoza" target="_blank">Jane Birkin</a>: moderno, dos plantas, buen ambiente, música irregular</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
CT *** <a href="https://es-la.facebook.com/pages/Caf%C3%A9-Bar-El-Sol/130661826994924" target="_blank">El sol</a>: bar muy chulo con azulejos y un espectacular mueble, mala música, poco ambiente arriba, no bajar abajo (clases de salsa)</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
CT **** <a href="https://es-es.facebook.com/gallagherzaragoza/" target="_blank">Gallagher</a>: irlandés bastante decente, mucho expatriado</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
S *** <a href="https://es-es.facebook.com/pages/Bar-Linares/151074021607393" target="_blank">Linares</a>: bar pequeño, muy canalla y barato, con gramola</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
S *** <a href="https://es-es.facebook.com/eldelorean80/" target="_blank">Delorean</a>: ochentero</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
S *** <a href="https://es-es.facebook.com/eltocadiscoszgz/" target="_blank">El tocadiscos</a>: tiene una gramola</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
S ***<a href="https://es-es.facebook.com/epocadorada/" target="_blank"> Época dorada</a>: música de los 60 y 70, copas imbebibles</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
S *** <a href="http://salaoasis.es/" target="_blank">Oasis</a>: si no ha cambiado es un sitio chulo (antiguo teatro) pero el ambiente deja mucho que desear</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
<br /></div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
<br /></div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
Otras Zonas:</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
CT ****** <a href="https://es-es.facebook.com/ragtimezaragoza/" target="_blank">Ragtime</a>: bar de jazz con un dueño muy majo y decoración curiosa con sillas de mimbre, ambiente tranquilo, demasiado viejuno algunos fines de semana</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
S ***** <a href="https://es-es.facebook.com/elzorroclub/" target="_blank">El zorro</a>: sitio curioso, a veces con música en directo, bastante ambiente </div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
CT y S **** <a href="http://creedence.es/" target="_blank">Sala Creedence</a>: algo insulsa por dentro, música en directo, la terraza en la plaza está bien para el verano</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
CT y S *** <a href="http://www.bullmccabes.net/" target="_blank">Bull McCabe's</a>: irlandés un poco caro con bastante ambiente, música regulera</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
CT*** <a href="https://es-es.facebook.com/CafeEscocia/" target="_blank">Escocia</a>: para cervezas y tal</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
CT *** <a href="https://es-es.facebook.com/Alice-Kyteler-287390177978227/" target="_blank">Alice Kyteler</a>: bien de decoración, un poco caro para lo que es</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
<br /></div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
In memoriam</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
******* El bar</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
******* La Crepa</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
****** El páramo</div>
<div style="background-color: white; font-family: Calibri, Arial, Helvetica, sans-serif; font-size: 16px;">
***** Sala King Kong</div>
</div>
Lobo de Barhttp://www.blogger.com/profile/15022414432222683863noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3365000139710030571.post-46697736548316802412017-01-21T05:50:00.000+01:002017-01-21T05:50:59.697+01:00Tengan cuidado: La la land no es un biopic sobre Massiel<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Dr. Strangelove: fui al cine con la infundada esperanza de ver un biopic con la clásica historia hollywoodiense de ascenso y caída - con no poco alcoholismo de por medio y la inconmensurable cantante carpetovetónica como protagonista - para encontrarme con un musical en el que apenas se canta, se abusa de la repetición de dos temas pegadizos, los números imitan clásicos, desde West side story hasta Los paraguas de Cherburgo, el argumento es insulso y poco innovador, sobran los secundarios y los protagonistas, aunque actúen más que decentemente no disfrutan, por deficiencias del guión, de una historia de amor entrañable ni sólida, fracasa la soterrada comparación entre el jazz y los musicales como formas de arte mal envejecidas y necesitadas de renovación, y se recurre a un flashforward muy dudoso de lo que no fue y pudo ser como en Quiéreme si te atreves. Es cierto que pasé un rato entretenido, pero cuanto más recuerdo el film más inconsistente me parece y me puede la decepción. Guionistas de Hollywood, decídanse, escriban por fin un biopic sobre Massiel. </div>
Lobo de Barhttp://www.blogger.com/profile/15022414432222683863noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-3365000139710030571.post-6357278716759780292016-11-18T15:51:00.000+01:002016-11-18T15:51:04.502+01:00Lobo de bar y su epopeya infame (Parte 9 de 9)<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Unas horas más tarde, aún de mañana, Lobo de Bar se despierta. Su primer pensamiento se dirige al frigorífico: ¿habrá cerveza? Desde la cama cree oír el monótono y penetrante ruido del motor de la nevera. Junto a él, Catalina duerme plácidamente. Está destapada, hace mucho calor. El goliardo observa su cuerpo, tan delgado, tan firme. Se fija en su cuello, en sus tetas pequeñas, en su boca entreabierta que resopla.<br />
La cerveza puede esperar. Se ha despertado con la p*lla como un mástil. La palpa, está gordísima, y sus huevos, asaz saturados. Se acerca a Catalina. Besuquea su cuello, con la mano recorre su vientre. Catalina suspira y se arquea como una gata. Los dedos de Lobo de Bar descienden a los muslos, a las rodillas, a las corvas. Permanecen cerrados los ojos de Catalina, pero ya no está tan dormida.<br />
La lengua del goliardo va del cuello al lóbulo de la oreja, sus dedos dibujan espirales en el pezón de Catalina. Cuando considera que ha llegado el momento, guiado por su respiración, regresa su mano a lo que Gladiolo quizá llamara su nido, su hormiguero, o vete a saber qué y que no es otra cosa que el c*ño. Aún está seco. Vuelve a ascender, la mano del goliardo, hasta su boca, para que le humedezca y, con los dedos preparados, después de perder por el camino un poco de saliva, sobre su vientre, la masturba. El cuerpo de Catalina responde, se agita, sus brazos buscan a Lobo de Bar, una mano encuentra su p*lla. La agarra, aprieta, está muy dura. Es una erección matinal, casi una sobreactuación. Se da la vuelta, Catalina, ofrece su espalda, y Lobo de Bar sigue mordisqueando su oreja, su cuello, pero ya no puede más, la penetra, despacio. Aún no está lo suficientemente húmeda. Entra poco a poco, hasta que intuye el camino expedito y empuja con violencia, despertando un gemido salvaje que retumba en toda la habitación.<br />
Lobo de Bar penetra y penetra. Sus cuerpos chocan, y el sonido sordo de los golpes le embrutece. Con cada acometida avanza unos milímetros, girando la cadera, hasta tumbar a Catalina boca abajo. En esta posición sigue embistiendo. De vez en cuando se detiene para que sea ella la que se mueva, como devorando su miembro desde abajo, y siente el golpear de su culo contra su carne. Lobo de Bar teme irse demasiado pronto. Se incorpora, sin sacarla, sujeta a Catalina de una pierna y se la levanta para tumbarla lateralmente, de forma que su p*lla pueda entrar hasta sus más recónditas profundidades.<br />
No descuida sus manos, el goliardo, recorren el cuerpo de Catalina, se meten en su boca, acarician sus pezones y sus piernas. Lo está haciendo bien. Ella se impacienta. Escapa. Se sube sobre él para poder moverse al ritmo de su deseo. Mueve su cuerpo hacia adelante y hacia detrás, refrotándose sobre él. Lobo de Bar juega. La agarra de la cintura para detenerla. Disfruta viendo que un cuerpo tan pequeño pueda ser tan difícil de dominar. La sujeta y la separa de él para metérsela de abajo hacia arriba. Apenas lo consigue unos instantes. Catalina baja vuelve a moverse hacia delante y hacia detrás. Ofrece sus pechos a su boca, y le susurra:<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Méteme un dedo por el culo.<br />
Lobo de Bar, tan poco dado a obedecer órdenes, se somete, mientras Catalina sigue moviendo las caderas a un ritmo salvaje y empieza a frotar su clít*ris compulsivamente, hasta que estalla en un orgasmo demencial.<br />
Tras unos segundos de tregua, colmados por unos besos muy sucios, Catalina, sin decir palabra alguna, se pone a cuatro patas. El goliardo arremete, choca contra ella y, al comprender que aún tiene para un rato, va a por el tabaco. Luego, sin parar de follar se lía y enciende un cigarro.<br />
Catalina le mira, incrédula, desde su posición. “Eres un pervertido”, le dice. Gira sobre sí misma y se la empieza a chupar. Primero lamiendo el glande, luego metiéndosela en la boca hasta donde su garganta le permite. El goliardo la derriba para tumbarla y se la vuelve a meter. Tira la ceniza al suelo y le pasa el cigarro. Catalina aspira mientras Lobo de Bar se la mete, primero completamente tumbada, después con las piernas hacia arriba. Agarra su miembro, Lobo de Bar, para sacarlo y meterlo y para pasar por su clít*ris, mientras Catalina fuma. De rodillas, con los pies de Catalina en los hombros, le introduce un dedo en el orto. Al ver que está receptivo saca la p*lla y se la encaja por el agujero retrovisor. Catalina gime y se toca. Sus dedos pasean por encima y por dentro de su c*ño. Se termina el cigarro. La p*lla del goliardo se hincha todavía más. Está a punto de estallar. “¿Dentro o fuera?”, pregunta, “fuera” responde Catalina.<br />
Lobo de Bar saca su impúdico rabo del cul* de Catalina y se corre. Una profusa lluvia de esperma cae sobre su vientre, sobre sus tetas, sobre su cara, sin que Catalina detenga su mano, porque está a punto de terminar otra vez, y eso hace entre espasmos, mordiéndose los labios, mirando al goliardo a los ojos.<br />
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EPÍLOGO<br />
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Tras el grandioso polvo, los amantes dormitan sobre la cama, sudados, hediondos de sexo, y Lobo de Bar piensa que ha llegado el momento de beberse esa cerveza con la que lleva horas soñando, pero entonces suena el timbre y Catalina dice:<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¡Mierda!, mis padres.<br />
El goliardo se viste a la velocidad del relámpago y escapa por la ventana. Sólo son dos pisos, salta a un magnolio cercano y consigue colgarse de una rama, pero ésta se quiebra y Lobo de Bar da con su culo en un parterre no particularmente mullido. En el suelo, se enciende un cigarro. Los transeúntes que han visto la fuga le miran con reproche. Ajeno, regresa a la verticalidad, Lobo, y se sacude los pantalones de barro, hierba y quizá cosas peores.<br />
Se siente bien. El sofocante calor no le afecta, y tampoco le importa que no se hayan dado sus teléfonos, a pesar de que haya sido el mejor sexo en mucho tiempo y de que, sin ninguna duda, merecería la pena repetir.<br />
Es bien entrado el día. Lobo de Bar da un paso, y luego otro. Camina - la sonrisa de oreja a oreja -, con aire suficiente de estrella de Hollywood. Mira a su alrededor como si todos aquellos con los que se cruza le fueran a chocar la mano, olvidando que cada uno va a lo suyo, además de que la sociedad es aburrida y conservadora, y de que el mainstream jamás se fijará ni aprobará las etílicas y existencialistas aventuras de los goliardos, por muy épicas que sean. Cuando lo recuerda, al ver la absoluta indiferencia en el rostro de dos señores que pasan, sonríe. Es mejor así, en un mundo mojigato e insulso hasta el bostezo es más fácil y divertido provocar escándalos.<br />
Llega a su guarida, Lobo de Bar, y escribe a sus amigos para contarles las buenas nuevas e invitarles a unas cervezas y copas en celebración de su gloria. Se abre una Export y aguarda, espera que aparezca también San Bukowski para rendirle tributo. Está henchido de orgullo, teme, incluso, que los goliardos acudan cargados de elementos con los que organizar una fiesta absurda, como confeti, globos, matasuegras y hasta Ewoks. Sería, en todo caso, un mal menor con el que podría condescender dado su estado de euforia. Pero no ha lugar.<br />
Si tardan, los goliardos, no es porque estén preparando nada espectacular o degradante, sino sólo porque la resaca dificulta su determinación y movimientos. Va por la cuarta Export cuando aparece, por fin, Zé Tubarao.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Así que te pusiste las botas.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Eso es. Pero lo más importantes es que superé las doce pruebas. Pronto me llegará el reconocimiento de San Bukowski.<br />
Arriban más goliardos. Una veintena por lo menos. También Miss Howley.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Twelve points en tu última prueba, muy bien.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Gracias Miss Howley.<br />
Lobo de Bar, todavía vestido de El Nota, cansado de beber Export, se levanta de su mecedora para servirse un ruso blanco. Tampoco descuida las necesidades de sus goliardos compañeros que, bajo el tenue alivio del ventilador de techo, beben desperdigados por los sofás y el suelo, inmoderadamente, sobre todo si tenemos en cuenta que es domingo. El Heladero cuenta un chiste:<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Están en clase Juanito, Pedrito y Jaimito y les dice la profesora: “para mañana, traedme una frase con las palabras que hemos aprendido hoy, caballo y seto”. Al día siguiente, van a clase y la profesora les pregunta, “¿a ver,…”<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Ya nos lo sabemos – protesta Miss Voodoo.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No puede ser.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Lo has contado mil veces.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Cagüen la p*ta. ¿Y el de “mi capitán, mi capitán, ¡que vienen los indios!”?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>También.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Me he vuelto previsible.<br />
Hace un calvo, El Heladero, pero apenas consigue levantar lánguidas sonrisas. Los goliardos empiezan a impacientarse, además de a ir bastante cocidos. Ha vuelto a llegar la noche, Edge sugiere pedir unas pizzas, Mr. White busca en internet uno de sus vídeos favoritos, el de un fox terrier sodomizando a una paloma, Zé Tubarao ha salido a la terraza para mear por el desagüe. Viendo la dispersión reinante y que San Bukowski no aparece por su propia voluntad, el Dr. Strangelove toma la iniciativa y le invoca con su baile telúrico y obsceno.<br />
No se hace más de rogar el admirado santo, responde al conjuro haciendo acto de presencia en carne inmortal, desnudo dentro de una bañera, en compañía de una sordomuda pelirroja que le frota la espalda con una esponja impregnada de vino.<br />
La expectación es máxima.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Tu gesta es digna de alabanza, Lobo de Bar.<br />
Todos aplauden.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Oeoeoeoe – corean ebrios.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Nada podría honrarme más que oírlo de tu boca, sensei.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Ya. Pero…<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Cómo que “pero”?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Sí, hay un pero.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No puede ser.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Al revisar tu vídeo recitando el cantar de Mío Cid, hemos detectado un fallo. Donde debías decir “salveste” dijiste “sálvese”.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No me jodas.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Lo siento, Lobo de Bar.<br />
Mira el goliardo, pánico en los ojos, a Miss Howley, y ésta corrobora las palabras de San Bukowski asintiendo.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Por el amor de las rameras, dejadme, al menos, intentarlo otra vez.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Prueba.<br />
Se pone en pie, Lobo, y empieza a recitar el Mío Cid, pero no lleva ni dos páginas cuando yerra de nuevo.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Una lástima – dice San Bukowki.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Me cago en las alas de los arcángeles, San Bukowski, no puedes ser tan estricto.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Es lo que hay.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Pero tú no eres así y… ¿dónde está mi abogado?... aún tengo más de dos de dos miligramos de alcohol por litro de sangre… ¡podría seguir intentándolo!<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Déjalo, Lobo de Bar, te aprecio, me he divertido con tus aventuras, y lo que has conseguido es tan inútil y estúpido como digno de elogio, pero, si te soy sincero estoy muy cómodo allí donde me hallo, con unas cuantas groupies que me adoran, no me apetece compartir ese espacio contigo, al menos no de forma permanente.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Pero…<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No querrás estar donde no eres requerido.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Claro que no…<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No te des mal, Lobo. Puede que no estés contento conmigo pero admite que he conseguido animarte. Quizá algún día nos bebamos alguna botella juntos, sigue por tu camino y no me j*das… créate tu propio paraíso.<br />
Tras decir estas palabras, se esfuman San Bukowski, su bañera y la sordomuda. En la cueva de Lobo de Bar se respira, además de un olor que evidencia la falta de higiene de alguno de los presentes, un triste aire de decepción. Sus degenerados amigos no saben qué decir, hasta que la cazallera voz de Sade irrumpe en el silencio:<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Menudo corte, jajajajaja<br />
Su desbocado descojone contagia a Lobo de Bar, “hay que j*derse”, dice, y todos ríen aliviados. Mr Voodoo se levanta para subir el volumen, suenan los New York Dolls. Protesta sin convicción El dulce goliardo elegante. Lobo de Bar le sirve y se sirve sendos whiskys y, antes de perder la atención y la consciencia de sus colegas, levanta la copa para declamar:<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Los goliardos somos maestros de la derrota y hoy hemos conseguido una magnífica – murmullo de aprobación -. Esta epopeya, más allá de su final trágico, nos ha permitido recordar que la vida merece la pena. Sólo hay que saber bebérsela, explorar sus posibilidades, ser imaginativos… en definitiva, saborear las pequeñas cosas – respetuoso asentimiento-. Pequeñas cosas como humillar a un superhéroe, exterminar una raza absurda, allanar un museo o echar un buen polvo. Eso hemos hecho, goliardos, y mucho más – jolgorio generalizado -. ¿Qué c*jones? Lo hemos pasado bien, nadie en su insano juicio lo pondría en duda, y lo mejor de todo es que la vida sigue y aún tiene mucho que ofrecernos – abrazos efusivos -. Quizá, incluso – intenta terminar, Lobo, en el fragor de la bullanga -, se nos acabe ocurriendo cómo c*jones crear nuestro propio paraíso.<br />
Se emocionan los presentes, humedécense los ojos de los más sensibles, hay quien se plantea iniciar un aplauso americano. No da tiempo, antes de que eso ocurra, Lobo de Bar se pone en pie y vuelve a levantar la copa en señal de brindis, con la mala suerte de topar en su maniobra con las aspas del ventilador de techo, que tritura el cristal y lo proyecta violentamente junto al whisky sobre los goliardos.<br />
Gritos, desconcierto, sangre, caos.<br />
Luego, silencio entre los vivos, sólo se escucha el disco de Grateful Dead.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Estáis bien? – pregunta el anfitrión.<br />
Los goliardos se observan. Tras un sumario control de daños se dictamina que no hay ningún fallecido, sólo heridos leves, además del licor desperdiciado.<br />
Protesta Zé Tubarao, “h*stia p*ta, Lobo de Bar, ya podrías haberte ido con San Bukowski o a tomar por saco”, pero lo dice en broma, en realidad no ha sido nada: pueden seguir bebiendo.<br />
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Amén<br />
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Lobo de Barhttp://www.blogger.com/profile/15022414432222683863noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3365000139710030571.post-85654974707307286062016-11-14T16:33:00.001+01:002016-11-14T16:33:19.439+01:00Lobo de bar y su epopeya infame (Parte 8 de 9)<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Pasan en el calabozo ese día y tres más, con sus noches, hasta que un alma caritativa, quizá alguien que detesta a Pablo Iglesias, paga la fianza. Lobo de Bar está aterrorizado, ¡cuatro días sin beber! Ni que decir tiene, Miss Howley se aparece para hacer el inoportuno control.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Dos coma dos dos dos. Increíble.<br />
Nada más salir de la cárcel, los goliardos compran un barril de Estrella Galicia y emprenden el camino de vuelta. No les hubiera venido mal una ducha. A Lobo de Bar se le han pegado al culo los gayumbos de Pablo Iglesias.<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Una vez que llegan a la metrópoli no tienen tiempo que perder. Es sábado. El dulce goliardo elegante les ha invitado a una fiesta en casa de un conocido. Como son expertos en tomarse excesivas confianzas no sólo van Edge, Lobo y Zé, también acuden a la llamada de la juerga el Profesor Gladiolo, Bestial, la Mujer Pájaro, Mr. White, la Mamba Rubia, Jack Napier, Luis, Sade, El hombre del perrito, Mr. y Miss Voodoo. Abarrotan el lugar, al menos, llevan disfraces para amenizar el evento y suministro suficiente de bebidas, en camiones cisterna.<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>El conocido de Edge, antigua estrella del baloncesto juvenil, se ha comprado una casa y celebra la fiesta de inauguración. Se siente algo intimidado por la aparición de esa horda de salvajes en atuendos estrambóticos, pero sabe que pueden convertir el acontecimiento en algo memorable. Para empezar, ve cómo eficientemente instalan surtidores conectados a través de la terraza del salón, con largas mangueras, a las cisternas de los camiones.<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>La casa apenas está amueblada, el dueño todavía no se ha instalado, y esto facilita el movimiento de los goliardos, que exploran el lugar calibrando sus posibilidades. Han sido los primeros en llegar a la fiesta. Toman posiciones.<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Lamenta la Mamba Rubia, disfrazada de playmate de los setenta, que no haya una bola de discoteca. Edge (de Jep Gambardella) y Lobo de Bar (como el Nota) discuten por la música que consideran conveniente pinchar. El primero defiende algo comercial y ecléctico, amoldable a los desiguales gustos de los invitados, el segundo ha llegado con ganas de psicodelia. Mientras se ponen de acuerdo, Zé Tubarao, vestido de Pipy Calzaslargas, toma la iniciativa y pone un disco de los Héroes.<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Van llegando los invitados, la mayoría vestidos de zombies, pues esa era la temática de la fiesta que los caóticos goliardos se han pasado por el forro de los huevos. Como no hay un habitáculo lo bastante espacioso como para acomodar a tanto degenerado, el personal se distribuye en las distintas habitaciones aleatoriamente. Lo suyo hubiera sido que se repartiesen por áreas temáticas, bien fuere por la música, bien por el tipo de drogas consumidas, pero no hay nadie dispuesto a poner orden.<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>En la fiesta se juega, no dinero, sino a beber: a la pirámide, al señor del tres, al drinkpóker, al duro (el favorito de los nostálgicos) y al peligrosísimo anillo de los goliardos. La Mujer Pájaro (como Elastigirl) prepara voluntariosamente un ponche mezclando sin ningún tipo de criterio diferentes alcoholes. De su afán obtiene un brebaje imposible de trasegar en pleno uso de las facultades mentales y gustativas, algo que, a estas alturas, pocos de los presentes conservan.<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Conforme se agota el contenido de los camiones cisterna y la toña avanza, se abandonan los juegos y los intrépidos noctívagos se embarcan en conversaciones peregrinas y en bailes absurdos. El propietario, con su disfraz de jugador de baloncesto zombie, parece disfrutar del espectáculo, sonríe desde el suelo, incapaz de moverse tras fumar a caraperro una L biturbo de maruja colombiana que le suministra Sade, no altruistamente, sino con el claro objetivo de que baje la guardia y no se altere si los excesos subsiguientes en la fiesta superan lo razonable.<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Lobo de Bar habla con un tipo, hasta entonces digno rival en un severo pique al anillo de los goliardos.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Buena fiesta – dice el tipo, zombie joven y greñudo - . Aunque me has jodido mandándome beber de ese asqueroso ponche.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>El juego es así.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No me quejo. Soy un hombre y he pasado por experiencias más difíciles.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Pareces curtido.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Lo estoy. No te habré contado cuando una vez… claro que no, no nos conocíamos.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿El qué?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>El día que me presentaron a Tobo Daitsy y me refirió su increíble y truculenta historia…<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Qué? ¿Ya estás otra vez con esa mierda? – interrumpe un presunto colega del greñudo.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Vete a tomar por el saco, Fred, es la mejor historia que has oído en tu p*ta vida.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Puede que lo fuera la primera vez, pero ha perdido la gracia después de escuchártela en cada ocasión que te pones chuzo.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Es que es la h*stia la historia de Tobo Daitsy.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Quién es Tobo Daitsy? – se interesa Lobo de Bar.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Tobo Daitsy es un exguerrillero Serbio. Le conocí hace unos años, cuando estaba de viaje por Bulgaria.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Ya está con la historia de Tobo Daitsy? – llega otro de los presuntos amigos del greñudo.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Of course – dice el primero.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Juan, ¿a qué no sabes qué está contando aquí nuestro colega? – el segundo señala al greñudo dirigiéndose al postrado anfitrión.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No me lo digas. La historia de Tobo Daitsy – consigue balbucear éste.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Ni p*to caso a estos cabr*ones. Es la mejor historia que conozco con diferencia, y ellos también, por mucho que les guste putearme – dice el greñudo.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Venga, pues empieza de una j*dida vez.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Lo que le pasó a Tobo Daitsy es increíble. Estaba escondido en la montaña, al poco de terminar la guerra de los Balcanes, cuando…<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¡Ven Iván! Hemos puestos unos chupitos de jäger, tómate uno con nosotras – una rubia alegre reclama la presencia del proyecto de narrador.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Se lo quiere follar – aclara el segundo de sus colegas - . La tiene en la palma de su mano desde que le contó esa movida de Tobo Daitsy.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Ya veo.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Estoy – regresa el greñudo, con la marca de unos labios en el cuello.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Qué le pasó a Tobo Daitsy?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Como te iba diciendo, le conocí en Bulgaria, hará cosa de unos seis años. Era una noche muy fría…<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Jajajajaja. Jajajaja – aparece Zé Tubarao de las tinieblas de la fiesta, riéndose estruendosamente. Sudoroso, ultraguaza, excitado, muy cerca de su siempre desastrosa transformación en diablo de Tasmania.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Qué te pasa Zé? – pregunta Lobo de Bar, estoico.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Ven - Zé Tubarao le aparta del greñudo y sus seguidores.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Tus coletas pelirrojas se mueven demasiado deprisa. ¿Me tengo que preocupar?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No me j*das, Lobo, no te pongas en plan padre.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Qué has hecho?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Verás. Me estaba meando vivo, así que he ido al baño, sin miramientos, “me meo, me meo” y en cuanto ha salido un tío del váter me he colado. Total, que mientras echo una meada de minuto y pico, veo que hay encima de la cisterna del váter una fila kilométrica. Obviamente, se la había dejado el que salía al tío que me he colado. Como imaginarás, me he hecho un rulo y me la he metido y, al salir, veo al que estaba esperando, con todo su mosqueo, y le digo: “h*stia tío, perdona, que no he visto lo que estaba puesto y, al limpiarme el culo, me he apoyado sin querer y lo he tirado todo”, “¿qué?”, me ha dicho, y yo “ya lo siento macho, si quieres chupar un poco yo creo que me quedará algo aquí en la palma de la mano, tranquilo que me he limpiado con la otra”. El tío ha puesto cara de asco, ha protestado un poco y me he ido dejándole con la palabra en la boca. Creo que estaba con los mardanos con los que hablas, así que será mejor mover a otra parte.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Ya la estás liando. Que no me importa en general, pero j*der, me has dejado sin oír la historia de Tobo Daitsy.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿La increíble y truculenta historia de Tobo Daitsy? La conozco. Es la p*lla. Ya te la contaré otro día.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Hay que j*derse.<br />
Los goliardos peregrinan por la casa. La mezcla de músicas irreconciliables (Laibach, el Puma, Lyrics Born, balearic) en las distintas habitaciones a diferentes potencias (las de un equipo HiFi, una radio de baño, un radiocassette tipo Bronx, e incluso un móvil) crea una vorágine sólo soportable si se va francamente pasado, como, por suerte para ellos, va la mayoría de los habitantes de ese averno.<br />
Las visiones que se encuentran Lobo de Bar y Zé Tubarao por las habitaciones, casi todas diáfanas, sin decorar, blancas, como las de un psiquiátrico, comienzan a rozar el esperpento. Bestial, hasta arriba de monguis, imita el canto de la lechuza de las nieves, dirigiéndose a Sade, que va de tripis y oye sin comprender de donde viene el sonido. Busca por el techo. Allí sólo hay una bombilla roja colgada de un cable.<br />
En otro cuarto, Luis (de piloto de fórmula uno) se ha hecho fuerte en el equipo HiFI y sube el volumen. Los vecinos están sordos o de vacaciones y no acude la policía ni llaman ellos mismos a la puerta para solicitar templanza. Mientras, al lado de Luis, el Hombre del perrito (como él mismo) habla con un caniche de porcelana.<br />
Armados con sendas copas llegan a la terraza. Allí hallan a Jack Napier (disfrazado de Schuster) y al Profesor Gladiolo (de Federico García Lorca) junto a una chica que viste camisa blanca y una falda corta. De su cuello pende un colgante de Tous.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Vas disfrazada de pija? – pregunta Zé Tubarao.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No, imbécil, soy así – se lo toma con humor.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Os presento a Catalina – dice Jack Napier –, ellos son Zé Tubarao y Lobo de Bar, míticos goliardos.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Un placer – dice Lobo de Bar.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Zé Tubarao para servirte – se ofrece el tal.<br />
Lobo de Bar estudia a Catalina con relativo disimulo. Es bajita y muy delgada, piel morena, casi del mismo color que el cabello, dentadura blanca y prominente. No es una belleza, pero tiene cierto atractivo y, atendiendo a imperceptibles señales, se dice que podría tener bastante vicio, además de que no parece disgustada por su presencia. El goliardo mira al cielo apenas estrellado, ¿está siendo el destino generoso? ¿le está poniendo al alcance de la mano la culminación de su epopeya?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Demasiados rabos para una sola chorba, ¿no tendrás amigas? – dice el incontinente Zé Tubarao.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Jajaja. No, he venido con un amigo – señala a un tipo en náuticos que baila solo en medio de la habitación.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>J*der, creo que se ha pasado con el cristal, menuda gustera lleva - dice Jack Napier.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Le conoces? – pregunta Zé Tubarao.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Es mi primo.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Andanda.<br />
El impaciente Zé Tubarao, sin dar tiempo a que surja una conversación de su interés dice “sois un coñazo”, y cambia de habitación. Jack Napier aprovecha para investigar el estado de su primo. Habla la pija:<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Entonces, tú me has dicho que eres poeta – se dirige al Profesor Gladiolo.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Poeta romántico, a punto de la tuberculosis – corrobora éste.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Y tú? – a Lobo de Bar.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Lo mismo que Chandler.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No te pega.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Y qué creías que soy?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No sé, algo más aventurado, o barman.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Eso sería mi perdición.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No hagas caso de la modestia de Lobo – interviene Gladiolo – es eso y mucho más, es un ejemplo para todos nosotros, un hombre de pelo en pecho, capaz de hazañas increíbles.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Cómo cuál? – el interés de la pija por Lobo de Bar es creciente.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Por ejemplo, hizo llorar a Spiderman.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Jajaja, pobrecito Spiderman.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Y fue campeón mundial de alcoholismo.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Pues pareces sereno.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Es por mi prodigioso aguante.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No habrás bebido tanto, jaja.<br />
La dicción de la joven es nasal, desvaída y algo empalagosa, pero no parece importarle a Lobo de Bar, ni tampoco al Profesor Gladiolo, que interrumpe el juego de miradas de los dos anteriores.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Me encanta alabar a mis amigos, pero antes de que llegase, estábamos hablando de ti, dulce clavel.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Bueno…<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Discúlpame si no me refreno, pero voy ebrio, y veo en ti maravillas hasta hoy nunca imaginadas. Aunque… ¡no!, retiro mis disculpas. No voy a pedir perdón. Eres la estrella que alumbra mi oscuridad, y no voy a callármelo. Te miro y veo en tus ojos dos negros cautivos cruzando los mares de Andalucía. Y tu piel es la tierra que nos da vida y a la que todos volveremos. Si tú me dejaras, me perdería en tus cabellos de sombra, en tu boca de nácar. Bebería de las rosas de tus pechos. Me alistaría en el barco de tus piernas…<br />
Lobo de Bar no puede reprimir una sonrisa, Gladiolo está completamente curda y fuera de sí, la pija le mira con estupor. Antes de que el goliardo pueda interrumpir a su desmadrado colega (… tus pies son pececitos gráciles…), los tres sienten que está ocurriendo algo en la casa de locos. Hay un movimiento febril, no sólo provocado por el abuso de las drogas. Lobo de Bar empieza a sospechar qué ha ocurrido cuando siente agua en los pies. Zé Tubarao, en una de sus habituales e inútiles luchas, ha arrancado el grifo de la cocina y el agua sale a chorro para inundar toda la casa.<br />
El propietario vuelve en sí desde los abismos de la marihuana triposa y consigue cerrar la llave general. Empapado, grita:<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Todos a tomar por el culo de aquí.<br />
La turbamulta sale a trompicones del proyecto de hogar o parque acuático. Algunos goliardos, poco impresionables, quedan rezagados, pero unos amigos del anfitrión consiguen expulsarles ofreciéndoles la promesa de un futuro mejor.<br />
Se ha hecho tarde para ir a un bar. Los asistentes más intrépidos deciden viajar a una discoteca. Por el camino se producen numerosas bajas, incluso entre los goliardos. El grupo, reducido aproximadamente a un tercio, consigue llegar a su destino.<br />
Entre los supervivientes quedan, por supuesto, Zé y Lobo:<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿En qué c*ño estabas pensando cuando reventaste ese grifo? – pregunta éste.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Me aburría – responde aquel.<br />
La discoteca es amplia y se distribuye en dos alturas. Es tal la guaza de los goliardos que les resulta imposible acordar un punto de reunión. Se distribuyen al azar, desperdigados por el templo.<br />
Algunos antiguos integrantes de la fiesta se encuentran en la barra cuando van a pedir alcohol, se saludan como si fueran veteranos de una guerra. No es el caso de Lobo de Bar, que está en la parte de arriba y , al desaparecer Zé Tubarao no sé sabe por qué ni para qué y es mejor así, se queda solo. Teme haber perdido a la pija. Tras un instante de vacilación comprende que tiene que abandonar la comodidad de la barra para ir en su busca.<br />
Cruza el bar con su albornoz, sus pantalones cortos y unas gafas de sol que apenas le permiten distinguir nada a menos de medio metro. Inopinadamente, se encuentra a Jack Napier. Le pregunta:<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Has visto a Catalina?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿A quién? – el generalmente sosegado goliardo parece aturdido, los últimos chupitos han sido catastróficos para su cordura.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>A… déjalo – se da por vencido Lobo de Bar.<br />
El goliardo prosigue con su búsqueda. No hay mucha gente en la discoteca (el verano, las sanas costumbres de las nuevas generaciones). Atraviesa el humo dulzón que expulsan unas máquinas del infierno, ve sombras azuladas, que al acercarse se transforman en personas, algunas de ellas conocidas, algunas de ellas con disfraces improcedentes, pero no se detiene. Pasa junto a la cabina del Disc Jockey, donde pincha un tipo en la cincuentena con grandes gafas y patillas, una especie de Paco Umbral postmoderno.<br />
Ha recorrido todo el bar - dando lo que tradicionalmente se conoce como una putivuelta – sin encontrarla. Quizá se haya marchado, Catalina. Si es prudente sería lo normal. Lobo decide salir a fumar un cigarro. Antes de llegar a la puerta advierte una figura muy delgada, en falda corta y camisa, de espaldas, que parece buscar a alguien. Es ella. Cuando se da la vuelta y le mira comprende que es a él a quien estaba buscando. Sin decir nada se lanza sobre su boca.<br />
Catalina responde a su beso, con todo su pequeño organismo. Se cuelga de él, y Lobo siente sus brazos finos pero fuertes alrededor de su cuello. La envuelve en la frondosidad de sus brazos. Besa bien, bastante bien, como una salvaje. La levanta. Desde siempre le ha gustado levantar mujeres livianas durante sus borracheras. Piensa en echársela al hombro para hacer el helicóptero. No, sería demasiado. Mejor no tentar a la suerte. Se siguen besando y, cuando sus bocas se separan, Lobo de Bar, señalando a la barra, pregunta:<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿La última?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No, van a cerrar ya. Vamos a mi casa.<br />
Duda, Lobo de Bar. Su dipsomanía le pide más alcohol, sabe que otros goliardos, en especial el inmisericorde Zé Tubarao, le recriminarán su huida, aunque haya sido por una buena causa.<br />
¿Qué pelotas? ¿En qué está pensando? ¡Le está invitando a su casa! Los astros se han alineado de forma que tiene en su mano la llave de consumar su nunca satisfecha aspiración de tirarse a una pija y, al mismo tiempo, la de completar su epopeya para entrar por la puerta grande en los libros de historia de los borrachos. ¡No debería dudar ni un segundo!<br />
Lobo de Bar vuelve a mirar a la barra. Su camarera de confianza le saluda, podría ir a verla y a pedir otro whisky.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Vamos? – insiste Catalina.<br />
El goliardo se gira hacia ella, ve sus ojos sugerentes, se acuerda de sus piernas y, por una vez en su vida, toma la decisión acertada.<br />
Menos mal, me estaba poniendo de los nervios y no quería intervenir. Ha de aprender solo.<br />
Salen a la calle. Está amaneciendo. El cielo se tiñe por el horizonte de colores cursis. Intentan coger un taxi, pasan tres libres sin detenerse. Lobo de Bar pregunta:<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Vives muy lejos?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Serenos a diez minutos.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Pues vamos andando, aunque lleguemos en veinte.<br />
El camino se hace eterno. De vez en cuando se detienen para besarse, pero no con besos de amor, no hay nada de eso, no estamos hablando del Profesor Gladiolo, que se enamora en una milésima de segundo, tampoco es esto una película de sobremesa, se trata de meros repostajes para reavivar su deseo, para darse fuerzas con las que llegar a su destino.<br />
Cuando alcanzan su portal, en una avenida de la zona pija de la urbe, el inclemente sol de agosto castiga sus derrotados cuerpos.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Espera cinco minutos y llama al segundo A – conmina Catalina.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Qué?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Hazme caso.<br />
Lobo de Bar levanta una ceja por encima de sus gafas negras. Antes de que pueda protestar, Catalina entra en su casa. Para hacer tiempo, se lía y enciende un cigarro, el goliardo. Sonríe bobaliconamente. Es un tipo con suerte. “La vida te da sorpresas”, se dice, y se agarra la p*lla. Un anciano pasa y observa con reprobación su aspecto. En cuanto termina el cigarro tira la chusta a la carretera y aprieta al timbre.<br />
Un sonido atroz le abre las puertas de la gloria. El goliardo entra. Como espera por la actitud de Catalina, el portero se encuentra en su garita y le mira con suspicacia. Son sólo dos pisos, pero prefiere esperar al ascensor. Sube. Encuentra la puerta del segundo A abierta. Pasa. El recibidor y el pasillo están oscuros, en las habitaciones entra la luz del día por las ventanas. Es una casa bastante grande, ricamente amueblada, aunque con un gusto un tanto rancio. Encuentra el salón, la cocina, un baño. ¿Dónde está Catalina? Sigue por el pasillo hasta que, por la puerta abierta de uno de los cuartos, uno con papel de flores en las paredes y decoración infantil, la ve, tumbada, desnuda sobre la cama.<br />
Se masturba, Catalina, mientras le mira. Lobo de Bar se desnuda despacio, porque de apresurarse, en su estado, acabaría en el suelo. Sólo se deja puestos los calzoncillos, que ya no son los de Pablo Iglesias. Entra en la cama.<br />
Catalina está muy caliente, se lo dicen sus mordiscos. Lame su cuerpo, lo toca de principio a fin. Desciende hasta sus pies y regresa lentamente por las finas y musculadas piernas. No se hace más de rogar, Lobo. Se amarra a su c*ño y lo chupa empleando toda su pericia. Y ésta no es poca, porque en la vida del borracho – atended, niños – es bastante habitual que un goliardo acabe en la cama con una hembra ávida de sexo sin que su miembro, ahogado en el alcohol, responda, y en esas ocasiones, siguiendo los sabios consejos de cierto profesor de secundaria, lo justo es satisfacer a la fémina, pues ésta ha abierto lo más íntimo de su ser a un hombre degenerado y más merecedor del erebo que de esa generosa oferta de placeres no del todo desconocidos. <br />
Se trabaja el clít*ris, Lobo de Bar, mientras introduce el corazón en la vagina. Obviamente, hablo literalmente del dedo corazón, y no metafóricamente del corazón del goliardo, tantas veces loco de alegría y de pena que en ocasiones piensa que lo ha desgastado y perdido para siempre, hasta que aparece una nueva mujer por la que pierde la cordura.<br />
Como su corazón no parece suficiente, añade el anular, y mueve los dos dedos muy despacio mientras acelera la rotación de su lengua. Catalina le agarra de la cabeza, le empuja hacia ella, y Lobo de Bar se resiste momentáneamente para luego dejarse conducir mientras hace un giro con sus dedos que desencadena un oceánico orgasmo.<br />
Catalina se dispone a satisfacer al goliardo, pero hace rato que éste sabe que sus más de tres miligramos de alcohol en sangre impedirán una erección ni siquiera decente, y que intentarlo sólo será una pérdida de tiempo y una fuente de frustración.<br />
Se excusa y los dos se echan a dormir.<br />
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Lobo de Barhttp://www.blogger.com/profile/15022414432222683863noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3365000139710030571.post-45965456905136111552016-11-12T00:26:00.002+01:002016-11-12T00:26:22.248+01:00Lobo de bar y su epopeya infame (Parte 7 de 9)<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Tres días más tarde…<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Tremenda elipsis.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Las elipsis están de moda, pueden ser un recurso rico e imaginativo, y resultan muy convenientes a la hora de ahorrar costes.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No me jodas, hombre, ¿vas a dejar sin relato tan brillante etapa de mi epopeya?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Si te soy sincero, Lobo de Bar, tenía escritos varios capítulos espléndidos, pormenorizando tus hazañas, pero se los comió un mapache.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Mientes.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Vale. En realidad aparecieron los Monty Python disfrazados de inquisidores españoles y les prendieron fuego.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Eso sería algo inesperado.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Nadie espera a los Monty Python disfrazados de inquisidores españoles, armados con la sorpresa, el miedo, eficacia despiadada, devoción fanática por el Papa y unos uniformes rojos preciosos.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Sigues mintiendo.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Bueno, ¿te resulta más creíble si te digo que tras nuestra última juerga me levanté indispuesto hasta tal punto que vomité con profusión sobre el manuscrito de forma que éste, por completo pringado, absorbió los infectos efluvios estomacales hasta quedar absolutamente ilegible?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No me digas que, en el siglo XXI no lo escribiste a ordenador.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>El jodido siglo XXI. Me llegó la inspiración durante la misma bullanga, y escribí los capítulos en servilletas, ¿no te acuerdas?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Ahora que lo dices, me quiere sonar.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Acabáramos.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Y no podrías reescribirlos?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No me acuerdo, y me da pereza.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Pero entonces, ¿cómo van a conocer tus lectores mis hazañas?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Puedo contarlas sumariamente.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Adelante.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>En una carrera frente a Usain Bolt, te pusieron tus goliardos compañeros una botella de absenta en la línea de meta, gracias a lo cual, y al efecto de las esencias que aún tenías de cuando te las suministró Ferlosio, es decir, cargado de hipotaxis, anfetas y ansia por alcanzar la absenta, le venciste.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Eso no fue así. ¡Por Dios y su prima la de Huelva! Le gané porque la carrera fue en coche, y no hay piloto más rápido que yo, para algo aprendí a conducir con el Collin McRae Rally de la Play.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Así ocurrió?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Claro.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Sea pues.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Eres un narrador omnisciente de mierda.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Sin faltar.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Te faltaré si me sale de los c*jones.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Luego recuperaste la amistad de Splinter enviándole una caja de botellas de Calvados.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Y con buena voluntad.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Obvio.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Sigue.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span> Visitaste el inframundo y volviste.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Gracias a que no miré atrás y no hice caso a las insistentes llamadas de mis amigos pidiendo que me echara la última.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Limpiaste los establos de Carlos Baute y su sonrisa en un solo día.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Necesité un rastrillo zen.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Asististe impasible a un concierto de Gogol Bordello.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Con la borrachera que me embutía no me fue difícil mantener la calma.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Y Miss Howley validó todas las pruebas con twelve points.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No era para menos.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Ahora, ¿podemos continuar?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Por su puesto, procede.<br />
Como iba diciendo, tres días más tarde, Lodo de Bar se encuentra – a nadie le sorprenderá - en un tugurio no recomendable para almas puras. Sólo le quedan dos pruebas por superar: robar los gayumbos de Pablo Iglesias y follarse a una pija. No se siente preparado para afrontar la segunda, así que ha quedado con el más impetuoso de los goliardos, el sin par Zé Tubarao, para superar la primera.<br />
Llevan ya unas cuantas copas y no han hecho ningún progreso. El barman, de cuidadas patillas, ha salido a la calle para fumar un petardo. Imprudentemente, les ha dejado a cargo de la barra. Abusan de su confianza. Es lunes y apenas hay noctámbulos. Las esculturas de unos velociraptores a tamaño natural les vigilan desde el fondo del tenebroso antro. Habla Lobo de Bar:<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Ojalá Pablo Iglesias fuera un personaje de nuestro tiempo. Entonces, bastaría con irnos con él de farra hasta que se pillase tal guaza que acabara con los gayumbos en la cabeza. Y entonces… ¡alehop!<br />
Zé Tubarao, que estaba bebiendo, no puede contener una impulsiva carcajada que resulta en una torrencial expulsión de ron cola por la nariz. Su hilaridad no ha sido provocada por la imagen de un hipotético Pablo Iglesias borracho, en camisa, sin pantalones, con el nabo colgando y la ropa interior en la cabeza, sino porque “alehop” es una expresión recurrente de los goliardos, que evoca la primera experiencia anal con hembra que tuvo uno de los más corrompidos integrantes del grupo, conocido por razones que no vienen al caso como “El Domador”. Según sus propias palabras: “nos metimos en la ducha y empezamos a magrearnos, luego la puse de espaldas y se la empecé a meter. Como sabía que le iba el tema, le metí un dedo por el culo, luego otro, di vueltas y, cuando consideré que estaba lo suficientemente dilatado,… ¡alehop!”.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Puto Lobo de Bar. Y puto Domador.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Bien, como no conozco ningún Pablo Iglesias vivo, creo que no nos queda otro remedio que ir a la casa museo de Pablo Iglesias Posse en El Ferrol, quizá allí tengamos suerte.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Yo tampoco veo mejor alternativa.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Arrancamos?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Venga.<br />
Se ponen en marcha, los goliardos. Su aspecto en contrapicado, a pesar de su paso renqueante, resulta imponente. En sus ojos hay determinación, enajenación, y total ausencia de autocontrol. Como a esas horas - ya sabemos por qué - no venden alcohol en los comercios, pasan por la cueva de Lobo y cogen unas cuantas botellas de su bien surtido mueble bar.<br />
A continuación, no sin haberse bebido unos tequilas para darse aún más ánimos, bajan a por el coche del goliardo: un Lancia Delta rojo en pésimas condiciones de higiene. Introduce la llave Lobo de Bar, la gira y mete tercera, ya que no hay otra forma de arrancarlo. Según google maps, están a más de siete horas de distancia de Ferrol, de cuyo viejo apellido no quiero acordarme, pero no cuenta el programa con la demencial conducción del goliardo, que avanza a velocidad inconcebible por carreteras secundarias para evitar los controles de la Guardia Civil, mientras Zé Tubarao grita y fuma enfebrecido y cada pocos minutos le va pasando la botella de mezcal. Escuchan unos cassettes de Siniestro Total. Sólo se detienen en una ocasión, para repostar, en una gasolinera de surtidor único, una aparición en el páramo castellano. Siguen su camino en la oscuridad, uno de los faros del Lancia se ha fundido. A la altura de Monforte, Zé Tubarao, que no puede contener durante más tiempo la fuerte marejada de su estómago, vomita por la ventana un líquido parduzco.<br />
Menos de una hora más tarde, menos de cuatro desde que salieron, con seis botellas de mezcal casi vacías sobre el asiento de atrás, llegan.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Eres un animal, tampoco teníamos prisa.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Cómo que no? Hemos de actuar de noche, y antes de que abran el museo.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Tienes razón, y cuando la tienes, te la doy. Faltan unas dos horas para el amanecer.<br />
Aparcan en las inmediaciones y caminan hasta la casa de Pablo Iglesias, una casa muy humilde, la de un peón municipal. Tuvo que venderla su madre cuando el padre hubo muerto para poder emigrar a Madrid, a pie. <br />
Las medidas de seguridad no son gran cosa en el edificio, desde luego, nada que no pueda ser superado por el arrojo de los dos criminales poco temerosos de Dios que la asaltan. Los goliardos rompen una ventana y entran.<br />
El interior ha sido decorado libremente, con muebles que le pertenecieron después - no sé hasta qué punto es esto cierto, hay museos en todo el mundo que se toman la verdad muy a la ligera -, una cama adusta, un escritorio, librerías que ocupan las paredes del pequeño salón. Los goliardos recorren la casa alumbrando con las linternas de sus móviles, como dos vulgares rateros. Su escandalosa ebriedad les hace tropezar con frecuencia, la incursión no se parece en nada a todas las que hemos visto en películas sobre atracos perfectos.<br />
Además de los muebles, hay letreros que relatan la vida y milagros de Pablo Iglesias. Lobo de Bar y Zé Tubarao, intentan leerlos, pero no tardan en perder el interés, porque van borrachos, porque ya saben lo que hizo en política, y porque, aparte de eso, fue un tipo serio.<br />
En vitrinas sucias se exponen algunos de sus más queridos objetos personales: un peine para el bigote, una gorra, un ladrillo, un par de trajes y, sí, también unos gayumbos. La emoción embriaga a Lobo de Bar. Rompe la vitrina y levanta los gayumbos en señal de victoria. Con su inestable mirada ve que están algo roídos. No sigue con su análisis más allá de tal punto. El ruido de unas sirenas policiales irrumpe en la noche.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¡Copón! – blasfema Lobo de Bar, debía haber alarma.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Rápido, Lobo, ponte los gayumbos y esconde la vitrina, o te los requisarán. <br />
Procede el goliardo. Se coloca los gayumbos de Pablo Iglesias – no adquiere ningún superpoder - mete lo que queda de la vitrina debajo de la cama y rompe la que contiene el peine de bigotes para que sus cristales se confundan con los que ya hay en el suelo.<br />
Cuando entra la policía, patada en la puerta mediante, les encuentran en medio de la habitación, con cara de culpables y el peine en la mano.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Disculpe señor agente – dice Lobo de Bar -. Fue por una apuesta, un grave error, creo que me excedí en el consumo de espirituosos, en un intento bienintencionado de reactivar la economía nacional. Sé qué nuestra profanación es imperdonable. Estamos, creo sin riesgo de equivocarme que hablo por los dos, sumamente arrepentidos. Pagaremos los desperfectos, los de aquí y los de todos los museos que hayan asaltado esta noche en El Ferrol…<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Cállate, borracho. Poneros los dos contra la pared.<br />
Los goliardos se ven cacheados, maniatados y conducidos al calabozo.<br />
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Lobo de Barhttp://www.blogger.com/profile/15022414432222683863noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3365000139710030571.post-73913563968382719272016-11-10T15:13:00.001+01:002016-11-10T15:13:15.666+01:00Lobo de bar y su epopeya infame (Parte 6 de 9)<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
En un antro de su gusto (oscuro, extraño, barroco, trasnochado), Lobo de Bar bebe, en compañía del célebre Dr. Strangelove, al cual ha referido sus notables avances recientes. El doctor celebra la determinación de su colega, con fama de impetuoso y capaz de grandes proezas, al mismo tiempo que poco dado a esfuerzos como el requerido en la memorización del cantar de Mío Cid. Para asegurarse de que no le está tomando el pelo le pide que recite algunos pasajes, y Lobo de Bar cumple sobradamente, interrumpido eso sí, por un hipar episódico y molesto.<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Brindan por el éxito de la gloriosa empresa y su supervivencia en el empeño, y el barman, de cara picada, escaso pelo y barba intermitente, tiene que volver a llenar sus apurados vasos. Lobo de Bar bebe al revés, intentando acabar con el hipo. Se aparece entonces Miss Howley, con aspecto de haber dormido poco y mal.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Vienes a hacerme otro control? – pregunta, voluntarioso y confiado, Lobo de Bar.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Sería inútil, probablemente sacarías más de un tres. He venido porque me apetece una copa.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Pues no se corte, señorita – dice el Dr. Strangelove - , ¿qué quiere tomar?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Un vodka con kiwi.<br />
Del susto, terminan los hipidos de Lobo de Bar.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Extraña combinación – dice Strangelove.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Las hay peores.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Está satisfecha con el obrar de mi pupilo?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No va mal – dice, y añade dirigiéndose a Lobo –. Pásame ese vídeo que dices tener declamando el Mío Cid para que pueda examinarlo.<br />
El goliardo, que tiene la impresión de que el doctor y la Miss están flirteando se sumerge en su móvil para buscar el vídeo probatorio. Por el camino se entretiene viendo otros vídeos de procaz cariz que no vienen a cuento. Cuando por fin lo envía y levanta la mirada, sus compañeros de barra se han sumergido en un húmedo y prolongado ósculo. “No pierde el tiempo, el doctor”, se dice, y se propone dejarles un poco de intimidad pero, en cuanto baja del taburete, Strangelove – los ojos todavía cerrados sobre el rostro de Howley - le caza del brazo, bastón mediante.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Quieto ahí – dice cuando por fin libera su boca – necesitas asesoramiento.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Pensaba que molestaba.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>En absoluto. Sólo que cuando me disponía a darte uno de mis sabios consejos esta belleza – Miss Howley se ruboriza – me ha distraído.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Habla pues.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Tu gesta marcha bien, mas deberías adornarla con algo épico, salvaje, atávico, que tenga el sabor de las epopeyas clásicas. Si hablar se me permite, te recomendaría que pases a la prueba de… - sonido de timbales.<br />
Matar algún animal o ser mitológico<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Sí, eso está muy bien. Hércules mató al León de Nemea (y le despojó de su piel), a la Hidra de Lerna, a los pájaros del Estínfalo, capturó a la Cierva de Cerinea, al Jabalí de Erimanto, al Toro de Creta, e incluso robó las Yeguas de Diomedes. Pero no es fácil dar con un animal mitológico hoy en día. Para empezar, ¿qué animales mitológicos quedan? Ya no se ven unicornios, salvo que nos refiramos al narval, con grave riesgo de que Miss Howley lo considere inadmisible – la dama asiente - , el monstruo del lago Ness ha debido ser pasto de los peces o de algún pescador furtivo, tampoco aparecen en los últimos tiempos, tan controlados por la fotografía móvil, los grifos, los hipogrifos, las esfinges, las hidras, los krakens, los dragones…<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Los mitos han evolucionado, estamos en el jodido siglo XXI, piensa.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Qué nos queda? ¿un político honrado?, si lo hubiera sería una ignominia extinguirlo.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Piensa mejor.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Tengo que matar a Pelé o a Maradona?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Eso no son animales en sentido estricto. Anda, bebe un poco y dale unas vueltas.<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Obedece, Lobo de Bar, se entrega al whisky con fruición. Para no distraerle, el Dr. Strangelove se sigue trabajando a la Miss. La besa y, no quiero ser indiscreto, pero creo que una de sus manos indaga en los arcanos que hay bajo su falda de lana.<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Unos minutos más tarde, los ojos de Lobo de Bar se iluminan, móvil en mano, parece haber encontrado la solución. Se atreve a interrumpir:<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Ya lo tengo.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Dinos, querido goliardo.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Al parecer hoy en día, la juventud se halla enfebrecida en la búsqueda de unos nuevos seres mitológicos conocidos como Pokémon.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Eres conocedor del mundo Pokémon? – inquiere el Dr. Strangelove.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>En absoluto. Sólo sé que catervas de jóvenes persiguen ansiosamente por las calles de todo el globo a esos engendros inmundos y que su líder es el pequeño Pikachu. Lo aniquilaré.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Pero – advierte Strangelove -, para poder entrar en su mundo tendrás que convertirte en dibujo animado.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Puedo hacerlo.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Sabes cómo?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Según tengo entendido, para convertirse en dibujo animado no hay más que pasar por una de las puertas pequeñas del imaginarium siete veces y, a continuación, introducirse una piruleta con forma de corazón por el orto.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No es poco sacrificio.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Estoy dispuesto.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Adelante pues - Miss Howley da su beneplácito.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No se hable más.<br />
El peligroso goliardo se termina la copa y pide otra en vaso de plástico para acometer su misión en condiciones favorables. Sale del antro.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¡Suerte! – se despide el Dr. Strangelove.<br />
En la calle es noche oscura. Lo primero que hace el goliardo es bajarse el Pokémon go, indispensable instrumento de búsqueda, a continuación escribe a sus conocidos pidiendo colaboración en la por lo visto difícil tarea de hallar a Pikachu. Constata así la gran utilidad de las redes sociales en este mundo postmoderno e hiperconectado. Mientras espera respuesta de cualquier friki enfermizo que por algún insólito motivo esté entre sus contactos se dirige al primer Imaginarium que le viene a la cabeza, uno no muy lejano, el del casco antiguo. Por el camino se avitualla de whisky en un bar de viejos.<br />
Como era de esperar por lo intempestivo de la hora, el comercio está cerrado. Sabemos de otras ocasiones que Lobo de Bar, sin ser James Bond ni el inspector Gadget, tiene sobrados recursos. Se cuelga de una señal de Stop aledaña hasta que la derriba, pues se parte cerca de la base, y se arma con ella para utilizarla como ariete contra la verja del Imaginarium. Después de varios intentos, mientras suena implacable la alarma, consigue abrir un butrón de tamaño suficiente y pasa. En el proceso se corta en piernas y brazos, y teme que aparezca la policía antes de que termine la operación, pero consigue atravesar la persiana las veces convenidas y, mientras escapa a la carrera, con los pantalones a medio bajar, se sodomiza con una de las piruletas de corazón que suele llevar en el bolsillo.<br />
Por algún extraño motivo suena la canción de Willy Fog, interceptada por Mocedades, a Lobo de Bar le crecen los ojos, se estiliza, adquiere aspecto de sí mismo en versión manga. El mundo en rededor parece sacado de una película de Satoshi Kon. Deambula por las calles del casco viejo, algo aturdido, se mete en un bar. Lo regenta un indio navajo, se saludan y pide otra copa. De las paredes cuelgan winchester, revólveres, atrapasueños, mandalas y otras mandangas tribales. El goliardo consulta su móvil. Todavía no encuentra noticia verificada de Pikachu, aunque los rumores le sitúan en el antiguo recinto de la Expo.<br />
Como es un hombre de acción no espera la confirmación. Sale del garito y se pone en camino. Al pasar por una cuchillería rompe el escaparate y se apodera de un hacha. Llega a la ribera del río. Le gusta la noche, la luna asoma entre las nubes, se refleja en las aguas lúgubres. Apenas hay paseantes, sólo un par de grupos que probablemente buscan bares, gente con perros y algún tarado. Cruza el río por una pasarela. A diferencia de otros días, el viento es soportable.<br />
El recinto de la Expo resulta especialmente desolador en dibujos animados. Los pabellones emergen espectrales con las marcas del abandono y el paso del tiempo. Lobo de Bar avanza, recordando cómo aquel lugar estuvo lleno de vida durante unos meses. Con la excusa de hacer visitas culturales, en general anodinas, se pilló unas cuantas buenas guazas, y se trajinó a alguna que otra forastera. A lo lejos se levantan una torre y un puente representativos del evento, hoy infrautilizados.<br />
Lamenta Lobo de Bar no haberse equipado con más bebida. Está seco. En el trayecto ha visto algún Pokémon, pero eran vulgares, él busca a Pikachu. Con su color pollo no debería ser difícil de encontrar, pero por mucho que escudriña no lo encuentra. Las redes sociales no le ofrecen nuevas pistas, quizá haya ido en vano hasta allí, sólo para despertar algunos viejos fantasmas de su memoria.<br />
Cuando llega a una fuente decide meter un rato los pies, para refrescarse un poco, ya que no puede hacerlo por vía oral (no hay en los alrededores ningún sitio donde comprar alcohol). En la fuente, en vez de una estatua, hay un curioso y colorido mural con un gigantesco pulpo. Está en la linde del recinto, más allá, junto al río, hay una agrupación de árboles que no llega a la categoría de bosque.<br />
Entre las sombras ve algo que se mueve. Un bichito amarillo que se asoma juguetón tras el tronco de un árbol. Sí, es Pikachu. Lobo de Bar empieza a correr, descalzo, blandiendo el hacha. El animalito tarda en reaccionar, no debe ser muy listo, porque la expresión del goliardo es claramente inamistosa, por fin se da la vuelta y huye. Quizá debiera haberse subido a un árbol, o esconderse, pero lo que hace es salir a la intemperie del asfalto, demasiado visible. Lobo de Bar, enajenado, sin importarle estarse destrozando los pies, recorta distancias. Está a punto de alcanzarle cuando el maldito Pokémon, que debe sentir su aliento, se da la vuelta. Los dos se detienen y se observan.<br />
La batalla parece desigual, el demente bigardo parece un coloso al lado de la mascota, pero Pikachu salta y no sé qué mierdas hace que lanza unos rayos la mar de chungos sobre Lobo de Bar, para algo es un animal mitológico y eléctrico, aunque sea de una mitología un tanto naíf.<br />
Huele a chamusquina. Los rayos han impactado en el goliardo, está un poco socarrado, por fortuna, el abundoso alcohol que transporta su sangre mitiga el dolor y tampoco ha sido demasiado potente la descarga. “Mucha parafernalia para una mierda de calambre”, se dice. No va a tener otra oportunidad, Pikachu, que ha quedado débil por el derroche de energía. Su enemigo se lanza sobre él y le clava el hacha en la cabeza, con tal ímpetu que separa su cráneo en dos, aproximadamente por la mitad. La sangre y el escaso seso del bicho se esparcen sobre el cemento. No lo llora Lobo de Bar, quizá lo hagan otros, quizá hasta le pongan velas.<br />
El goliardo hace una foto del cadáver y la envía a Miss Howley y a Strangelove. Ha creado un grupo de whatsapp para la ocasión, “Pikachu caput” se llama. El doctor no debe estar tan ocupado como Lobo de Bar le suponía porque no tarda en responder:<br />
Dr. Strangelove: Eres un sádico.<br />
Lobo de Bar: Tú me sugeriste que matara a un animal mitológico.<br />
Dr. Strangelove: Tampoco hacía falta extralimitarse. Para ese bicho, con un poco de matarratas valía.<br />
Lobo de Bar: Bueno, ya está hecho.<br />
Dr. Strangelove: De todas formas, sabes que hay más Pikachus, no?<br />
Lobo de Bar: Cóóóómo? No jodas.<br />
Dr. Strangelove: Ay… No tienes ni guarra idea del mundo Pokémon.<br />
Miss Howley: Ni de té.<br />
Dr. Strangelove: Es como una raza.<br />
Lobo de Bar: Mierda puta.<br />
Miss Howley: X mi parte ok, supongo que sigues borracho como una rata.<br />
Lobo de Bar: Lo voy.<br />
Miss Howley: No hace falta que mates a todos los Pikachu.<br />
Lobo de Bar: Ahora ya me habéis puesto en canción.<br />
Dr. Strangelove: Aborta, Lobo, vuelve al bar.<br />
Lobo de Bar: Tengo un plan.<br />
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Deja el teléfono, el goliardo, y se lo guarda en el bolsillo. Al ver que un Pokémon con apariencia de lagarto con una llama en el culo ha llegado hasta la ruina de Pikachu y que llora desconsoladamente, ha tenido una maquiavélica idea. Se acerca hasta él y dice:<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Una pena esto, ¿eh? Con lo majo que era Pikachu… – el lagarto de la llama en el culo asiente, con los ojos brillantes e inundados de lágrimas - . ¿Quién habrá sido el c*brón? – el lagarto se encoje de hombros o algo parecido, sin que se le pase el berrinche – Sé que lo estás pasando fatal y me gustaría ayudarte… - el lagarto suspira - Tengo un amigo que consigue sustancias muy útiles cuando se apodera de tus entrañas un profundo dolor, hasta tal punto que crees no poder sacarlo y te sientes morir – el lagarto se lleva la mano al pecho - . Te daré su teléfono, es conocido como el Turuta, cuando le llames dile que vas de mi parte – el lagarto saca su pequeño móvil y apunta el número – y diles a los demás Pokémon que pueden hacer lo mismo.<br />
Lobo de Bar deja al compungido animalucho y se aleja del decadente recinto de la Expo. Ve cómo muchos otros Pokémon peregrinan hacia el lugar donde feneció Pikachu. Ya es suficiente. El goliardo extrae de su recto la piruleta de corazón, derretida y desgastada, y la arroja al río. Tiene el ojete de color carmesí y bastante pegajoso.<br />
En pocas semanas, los Pokémon caen como moscas. Al parecer, tras su apariencia infantil y estúpida son unos bichos infantiles y estúpidos pero también profundamente depravados y, como sospechaba Lobo de Bar, proclives a la adicción. Durante los días que dura la loca orgía de desenfreno Pokémon, un auténtico apocalipsis, se ven por las calles cientos de estos animalitos - porque encima les da por procrear - fumando crack, picándose la vena, esnifando pegamento, o saliendo de los after hasta el culo de speed, de mdma y de ketamina, para escándalo de jóvenes y viejecitas. Sin duda, un espectáculo grotesco.<br />
El último en morir de todos los Pokémon del universo y parte del extranjero es un Pikachu hembra, que en su lecho de muerte, carcomida por el Krokodil, en medio de horribles alucinaciones o cerrando un inexplicable bucle espacio temporal con paradoja Bootstrap incluida, susurra:<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Me pica el chumino.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Me pica el chum…<br />
Cada vez más débil:<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Pica el chu<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Pikaelchu<br />
Muriendo en medio de terribles dolores:<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Pikachu<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Pikachu<br />
Fundido en negro.<br />
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Lobo de Barhttp://www.blogger.com/profile/15022414432222683863noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3365000139710030571.post-38047758693046487912016-11-07T16:47:00.001+01:002016-11-07T16:47:52.222+01:00Lobo de bar y su epopeya infame (Parte 5 de 9)<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Es probable que no fuera el anterior un cierre de capítulo muy ortodoxo, pero ya llevábamos unas cuantas páginas y me ha parecido hondamente poético terminar con una buena cagada.<br />
Y permítanme que me detenga algo más en los detalles escatológicos del asunto, lo haré con intención pedagógica, no por recrearme en la suciedad, porque abundan en la ficción los ejemplos de edulcoradas hagiografías de alcohólicos en las que se pasa por encima de muchos de los problemas que tal afición o enfermedad o afición enfermiza provoca en sus víctimas, y no queremos que los niños tomen mal ejemplo, aunque, bien es cierto que gilip*llas hay en todas partes, como esos que se suben al tejado para tirarse creyendo ser Superman (que en paz descanse), cuando es bien sabido - acertadamente nos lo recordaba el malogrado Bill Hicks - que si crees poder volar lo puedes intentar desde el suelo.<br />
El caso es que, entusiasmado y bebido como estaba, Lobo de Bar no se ha percatado de que no hay papel higiénico. Por suerte, es un hombre de recursos y, terminada su obra maestra del arte moderno sobre raíles recurre al método - no sé si sugerido en los programas del último superviviente o si presume de orígenes mucho más antiguos - de limpiarse con los calcetines y, al resultar estos insuficientes para dejarse el ojete reluciente como la patena (tal como les gusta a los goliardos, que son impíos pero muy limpios), con el calzoncillo.<br />
Después de deshacerse de su irrecuperable ropa interior, con dignidad y sumo cuidado al abrocharse la bragueta, pues el respeto a la integridad de su miembro es profundo y casi religioso, se coloca los pantalones y vuelve a su asiento.<br />
Sólo tardan en llegar a Teruel lo que le cuesta el plusmarquista culminar la segunda botella. El goliardo baja triunfante, pone sus pies en la urbe nunca visitada por el viajado tío Matt y, para celebrarlo, empieza a beber de la tercera.<br />
Otro quizá cogería el primer tren de vuelta para seguir con su epopeya, Lobo de Bar, que es un espíritu curioso, además de libre, opta por aprovechar la ocasión que se le ofrece de conocer la misteriosa, por lo poco conocida, ciudad. Sale de la modesta estación y pasa junto a un breve parque para dirigirse al centro.<br />
Podría hablar ahora de las maravillas mudéjares de la localidad, de sus estrechas calles, hermosas plazas, de los tópicos relativos a su quietud, el aire de ciudad detenida en el tiempo etcétera, empero el riesgo de que esto parezca entonces un mal libro de viajes es excesivo, así que no lo haré, si quieren conocer Teruel, vayan de visita ustedes mismos.<br />
Nos interesa más atender a cómo algo capta la atención del goliardo. ¿De qué se trata? De una librería. Y no porque quiera comprar un libro decente para el trayecto de vuelta, sino porque en el escaparate exponen varios libros sobre El Cid, que por lo visto pasó por la ciudad de camino a Valencia. Esta visión, casi una revelación, le recuerda el objeto de otra de las pruebas, la que consiste en recitar de memoria el poema de Mio Cid en castellano antiguo y borracho.<br />
Lobo de Bar entra en la librería, huele su aroma, y se hace con un ejemplar que respeta el lenguaje de entonces. El siguiente paso es aprendérselo, y sabe que no va a ser fácil, tiene castigada sobremanera su memoria, y la constancia no es una de sus escasas virtudes. Pero está decidido a intentarlo. Se encierra en un bar (no conoce otra sala de estudio) no muy estridente. Pasan las horas. No descuida el consumo etílico, en parte por temor a una nueva aparición de Miss Howley, en parte por puro vicio. Estudia día y noche, con la única interrupción del tiempo en que el bar permanece cerrado, cuando se recoge en una pensión para dejar que se afiance lo aprendido y echar un breve sueño, antes de volver al centro de sabiduría a la hora del desayuno. Estudia y bebe. Mientras fuma en la puerta, recita algunos versos. El barman es feliz, va a poder pagar la última letra del coche y la carrera de sus cuatro hijos.<br />
Después de tres días, el goliardo comienza a desesperarse. Se le atraganta el texto. El abuso de los espirituosos no ayuda, huelga decirlo, pero es un requisito indispensable. Lobo de Bar está a punto de perder la fe en sí mismo cuando un anciano de aspecto suspicaz sito en una mesa cercana llama su atención:<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Joven, ¿qué está haciendo?, ¿en qué consiste ese balbuceo continuo, monótono y desapasionado con el que turba el sosiego de esta cafetería, dificultando mi disfrute del cotidiano placer que me proporciona la lectura crítica del periódico, mientras no deja de trasegar copa tras copa?, ¿acaso está usted fuera de sus cabales?<br />
Lobo de Bar levanta la vista y reconoce la imponente figura de Rafael Sánchez Ferlosio. Algo intimidado por su mirada, entre iracunda y curiosa, le responde.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Discúlpeme, creía hablar en voz muy baja. No sé si estoy en mis cabales. Lo que sucede es que intento aprenderme de memoria el cantar de Mío Cid en castellano antiguo. Es una tarea penosa, pero tengo mis razones.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Y cómo marcha el asunto?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Mal, francamente mal. Soy distraído, de esfuerzos cortos, me cuesta mantener la concentración. Cuando imagino avanzar, olvido partes que creía memorizadas.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Le recomendaría, joven, que no estudiara ahogado por la bebida, pues constriñe su memoria, que lo hiciera en un lugar tranquilo, quizá no sea necesaria una reclusión en un monasterio, pero seguro que puede encontrar un habitáculo más apropiado que esta cafetería, de decoración sencilla y ambiente plácido, y sin embargo no exenta de distracciones y de gente, siendo más recomendable la soledad, por último y sobretodo, le recomendaría el recurso a las anfetaminas: con su sistemática administración conseguirá imbuirse en el texto, pegarse días y noches estudiando sin parar y, quizá, conseguir el resultado que pretende.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No lo había pensado.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Hagamos un trato. Yo le proporciono dexedrina spansule, aquí y ahora, y usted a cambio se retira a otro lugar para proseguir con el estudio, o, si prefiere permanecer en la cafetería, no crea que le quiero imponer mi criterio sobre la forma de estudio óptima, aunque a mí me fue muy útil la que le he dicho durante los años que dediqué al conocimiento de la gramática, hágalo recitando los versos para sí mismo, sin zumbar como venía haciendo hasta ahora para incomodidad del resto de clientes.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Trato hecho, le estoy muy agradecido. <br />
El célebre literato se pone en pie trabajosamente y saca del bolsillo de su chaqueta un pequeño bote lleno de cápsulas. Se acerca a Lobo de Bar y le entrega un puñado. Sonríe el goliardo, estrecha su mano. Como duda de su capacidad de mantener la boca cerrada, termina la copa, se despide de su camello y benefactor, y se dirige a una licorería para comprar un par de garrafas de whisky con las que afrontar un prolongado encierro en la pensión.<br />
Sentado en el pequeño escritorio de su cuarto, estudia y estudia, por fin concentrado, durante dos días y dos noches ininterrumpidos, llegando incluso a disfrutar de la experiencia, aunque eso no evite que enraíce en su interior un odio culpable, causado por el hastío de la repetición, hacia el Cid, doña Jimena, sus hijas, los infantes, y la madre que los parió.<br />
Por increíble que parezca, llega hasta el final, y en su segundo repaso recita el poema sin tacha. Como Miss Howley no aparece y duda que San Bukowski haya permanecido atento a la proeza desde su trono celestial, decide grabar en su móvil la prueba de su victoria.<br />
Lo enciende, inicia el video, y declama en pie, apoyado en el escritorio, con voz cavernosa, gesticulación contenida, recurrente recurso al whisky para aclarar su garganta:<br />
De los sos ojos tan fuertemientre llorando,<br />
tornava la cabeça e estávalos catando.<br />
…<br />
“And so on”, que diría el verboso Zizek.<br />
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Lobo de Barhttp://www.blogger.com/profile/15022414432222683863noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3365000139710030571.post-48268972293554722382016-11-05T01:48:00.002+01:002016-11-05T01:48:48.166+01:00Lobo de bar y su epopeya infame (Parte 4 de 9)<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Unas horas más tarde, Lobo de Bar se despierta en su cueva. Ha cerrado todas las persianas y tiene que encender la luz naranja de su Casio para averiguar la hora, según ve, las tres ante merídiem. El goliardo comprueba que no tiene el reloj en función alarma, ni cronómetro ni en ninguna otra y que, efectivamente, son las tres de la madrugada. Con un esfuerzo considerable y a cámara lenta se pone en pie.<br />
Desde allí arriba, comprende que el mundo se tambalea.<br />
Poco a poco va acometiendo las tareas de supervivencia imprescindibles: va a la nevera a por una cerveza, pone música, sube las persianas, abre el balcón - una leve brisa entra para enfrentarse al denso aire viciado de la gruta – y, de vuelta al sofá, se enciende un cigarro. <br />
Está a punto de poner algo de porno para amenizar su regreso al mundo de los vivos, antes de tomar ninguna decisión más trascendente, cuando una aparición extemporánea se interpone entre él y la pantalla de la televisión. Se trata del espíritu de Miss Howley, que le escudriña - el rostro ladeado, los ojos astutos - desde un ectoplásmico sofá Chesterfield volador.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Has estado durmiendo muchas horas, Lobo de Bar. Creo que es el momento de hacerte un control.<br />
El goliardo observa la birra que tiene sobre la mesa y piensa en darle un buen tiento, pero no encuentra la energía necesaria para incorporarse y alcanzarla. Se deja hacer y, con la mirada perdida en el curioso peinado de la dama, quizá buscando el diminuto fósil de algún piojo milenario del Nepal, espera el veredicto.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Dos coma cero cero cero dos – dice Miss Howley –Técnicamente puedes seguir con tu gesta, aunque, comprenderás, que te has librado por un pelo.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¡Albricias!<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Eres como los malos estudiantes, que se conforman con un cinco raspado cuando podrían aspirar al sobresaliente.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Me la sopla. Ya habrá tiempo de sacar mejores notas.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Y quizá debieras preocuparte, si tu organismo no te ha conseguido depurar la sangre durante el largo sueño es que no chuta muy bien.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>O que tenía demasiado trabajo.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Eres un cínico, Lobo, pero no tengo ganas de discutir. Tráeme un té, con unas gotitas de orujo. Al menos no tendré que volverme todavía al Nepal, estoy hasta el perineo de revisar los ascensos de los alpinistas.<br />
Obedece el goliardo y, después de concluir la primera cerveza de trago, se sirve una Export (7º) para revitalizar el languideciente contenido alcohólico de su sangre.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Un té peor que mediocre – le recrimina Miss Howley.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No me gustan esas pociones, sólo las tomo si estoy muy enfermo.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Muy mal. Un buen anfitrión debería tener un buen té para ofrecer a sus invitados.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Tengo alcohol para que mis invitados se echen todo lo que quieran y olviden ese brebaje infecto.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>En fin, Lobo de Bar, no tienes ni puta idea, tampoco lo pretendes, podrías al menos ponerme unas pastas.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Marchando unas jodidas pastas.<br />
Lobo de Bar encuentra unas chiquilín revenidas y las sirve en un platito, no puede sino sorprenderse del voraz apetito de la enjuta dama, que se las come de seis en seis, a un ritmo que avergonzaría al mismísimo monstruo de las galletas.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Cuéntame goliardo, ¿qué te propones ahora?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>La verdad es que no lo sé.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Profundas palabras.<br />
Decide revisar el móvil en busca de ideas.<br />
Avisos. 228 whatsapp, algunos de ellos para preguntarle por su estado vital, unos pocos para desearle suerte, la mayoría partes de conversaciones inconexas donde no se sabe quién responde a qué. Fotos de la noche anterior en las que se le ha etiquetado, subidas al Facebook por El Heladero: 86. Por el 92% de las mismas podrían echarle del trabajo. Fotos nuevas en la galería de imágenes: 26 (24 tan desenfocadas que no se puede adivinar qué representan, 2 de un escroto ajeno, probablemente de Zé Tubarao).<br />
Media hora más tarde, cuando termina de revisar con el ojo a medio abrir el móvil, ve que Miss Howley se ha quedado dormida. El goliardo sigue sin saber qué hacer, en su teléfono no ha encontrado nada inspirador, siente la tentación de acometer la tarea a la que se disponía cuando fue interrumpido por la aparición de la dama, es decir, la de ponerse una buena dosis de porno, probablemente húngaro, pero la presencia de la Miss le cohíbe.<br />
Descartado el porno lo primero que le viene a la cabeza es embarcarse en una nueva incursión nocturna - es lo que le gusta, es lo que le divierte, es lo que se le da mejor - no obstante, a esas horas los perdidos con los que se pudiese encontrar le aventajarían sobremanera en estado etílico-eufórico y sería harto difícil establecer con ellos cualquier tipo de comunicación, casi tanto como que hallase pijas con las que retozar.<br />
En busca de una tercera alternativa, se pone en pie y camina hasta una pizarra colgada junto a la puerta que, en muy mala caligrafía, pormenoriza las doce pruebas a las que se enfrenta.<br />
Sólo hay una tachada, de las otras once, una de ellas le llama la atención:<br />
Viajar a algún sitio donde no haya estado el tío Matt<br />
Emprender un viaje, huir, quizá sea una buena idea. El tío Matt ha estado en casi todos los países del mundo, incluidos Nauru y Lesoto, pero Lobo de Bar sabe que el planeta es muy grande y que no es imposible hallar algún remoto paraje no hollado por el impenitente viajero. Después de mucho meditar, mientras termina el pack de Export, cree encontrar en su memoria un comentario revelador en el cual, el tío Matt, se lamentaba de no haber estado en cierto sitio.<br />
Para asegurarse, le llama por teléfono:<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Lobo?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¡Tío Matt!<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Vas borracho? Ahí deben de ser las cinco de la mañana.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Lo voy, pero no es ese el motivo de mi llamada. ¿Te pillo en mal momento?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Me estoy comiendo un gado-gado en compañía de una hermosa joven que, en cuanto terminemos, me quiere enseñar un volcán, así que, me alegro de oírte, pero si tu guaza hace que te alargues demasiado o balbucees perderé la paciencia y colgaré ipso facto.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Tranquilo tío Matt, seré breve.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Así sea.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Tú has estado en Teruel?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>En la provincia sí, innumerables veces, pero por algún inexplicable motivo nunca he estado en Teruel capital, pensaba que habíamos hablado de esto alguna vez.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Creo que sí, pero quería asegurarme, no te entretengo más, vuelve a lo tuyo. Brindo a tu salud, brinda tú también a la mía...<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>...y no hagas nada que yo nunca haría<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Jajaja, por su puesto.<br />
Son buenas noticias, desde luego, para superar la prueba no va a tener que ir a tomar por el c*lo y medio desembolsando una ingente cantidad de pasta. Conocer otros países está muy bien, pero la afluencia masiva de turistas a los lugares más emblemáticos los pervierte y ensucia. No hace falta irse tan lejos para ir de aventura, a veces, la aventura está en el pueblo de al lado, o incluso en el interior de uno mismo. Con ese espíritu intrépido, esotérico y divagador, Lobo de Bar desentierra su mochila y la llena de botellas de whisky.<br />
En la calle para un taxi. El conductor no parece tenerle fichado de ninguna de sus salidas nocturnas y le permite subir al auto.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>A la estación, por favor.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Marchando.<br />
Lobo de Bar, probablemente por el influjo de la resaca interrumpida, que le sitúa en un estado anímico y mental cercano a la iluminación, sigue dejando volar sus disertaciones.<br />
Piensa que ir a la estación es en sí un acto de valentía, porque es el primer paso para un viaje y porque las autoridades competentes decidieron situarla en uno de los lugares más alejados e inaccesibles del término municipal. No puede ir mucho más allá en su digresión el goliardo, porque el conductor le distrae haciendo uso del habla para preguntarle si va de viaje y a dónde y para comentar lo mal que está la vida y lo caro que es todo.<br />
Cuando por fin llegan, Lobo de Bar abona la carrera, que probablemente cuesta más que el billete hasta Teruel, pero no rechista, no se va a enemistar con uno de los pocos taxistas que todavía no le tienen vetado. <br />
En el horizonte, el cielo clarea y anuncia el próximo amanecer, la mole de cemento se alza a su espalda solitaria y grandilocuente. Lobo de Bar se adentra en sus arcanos. Las tiendas están cerradas, apenas se cruza con unos pocos viajeros ojerosos en su peregrinaje hasta las taquillas. Allí le atiende - en camisa de manga larga, boli en el bolsillo, gafas con las patillas unidas por una cuerda - el único trabajador de guardia, al parecer no muy contento con tal condición.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Qué quieres? – la dura dicción va acompañada de unas cuantas gotitas de saliva que vuelan hasta el cristal que les separa.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Un billete para Teruel, por favor.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Para qué hora?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿A qué hora sale el próximo?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>A las 13:15.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Eso es dentro de más de seis horas.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Muy bien muchacho, veo que sabes restar.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Mierda.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Perdón?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Nada.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Has dicho algo.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>He dicho “mierda”, pero no consideraba necesario tener que repetirlo.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Qué modales.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Bueno, ¿me vendes el billete?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿A las 13:15?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>A las 13:15.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Ida y vuelta o sólo ida?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Con la ida bastará, volver igual me vuelvo andando.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Suerte con ello.<br />
Paga, Lobo de Bar, en efectivo, con abundante calderilla para desagrado del vinagre que le atiende, mientras piensa para sus adentros “que te f*lle tu p*ta madre con un dildo con forma de Talgo”.<br />
A continuación, decide ir a la cafetería de la estación para hacer tiempo, lamentando no haber mirado los horarios por internet, por mucho que haya sido un claro signo de respeto hacia la consigna de los goliardos: “¿por qué vas a hacer las cosas bien si puedes hacerlas mal?”. <br />
No se atreve a emprender el camino de retorno a su cueva, está demasiado lejos, pueden ocurrirle muchas cosas en el trayecto, quizá no vuelva, y está decidido a llegar hasta Teruel. Una persona normal se informaría sobre los horarios de los autobuses, porque es muy probable que salga alguno antes de seis horas, pero Lobo de Bar no lo es y, además, se le ha antojado hacer uso de la insigne red nacional de ferrocarriles.<br />
En la cafetería se pide un brandy con un poco de café y coge el periódico que le provoca menos urticaria para ver los resultados de las olimpiadas. Al ver las fotografías de los pódiums y las medallas siente añoranza de la competición, y de su clamoroso éxito cuando fue campeón mundial de alcoholismo.<br />
Desde la mesa contigua del funcional tugurio llega hasta Lobo de Bar un aroma punzante y el peso de una mirada, se trata de un vagabundo que le observa con ojos cansados mientras se come un bocadillo de lentejas.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>A ti te conozco – le dice entre bocado y bocado.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¡Coño! ¡Jesús!, claro que nos conocemos, de otros desayunos.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Y cómo te llamas?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Lobo de Bar.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Ah, joder, ese nombre me suena.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Me alegro de verte.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>A mí me da igual. Y no deberías leer esa mierda.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Las gestas olímpicas?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No son más que un invento de cuatro políticos y burócratas para dar gloria a sus países y para vender los derechos a las televisiones<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Bueno, pero tiene mérito lo que consiguen los deportistas.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Bah. A cualquier cosa llaman deportistas, ¿y quién cojones decide qué deportes son olímpicos? – los ojos del vagabundo se abren, cargados de ira – yo de joven fui campeón mundial de lanzamiento de azada con la izquierda, y mi penúltima pareja fue campeona universal de enceste de longanizas en fuentes públicas.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Sublime.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Y qué coño es eso de las categorías? ¿Qué es eso del boxeo según pesos? Si hay que darse de h*stias se da uno de h*stias con quien sea – el vagabundo se pone en pie - ¿O acaso hay competiciones de baloncesto por alturas?<br />
La camarera llama cautamente la atención del vagabundo, que ha elevado la voz muy por encima de lo razonable. Por la ventana se ve partir el tren de la mañana a Teruel, que va con retraso y que podría haber tomado Lobo de Bar si el tipo de la ventanilla no hubiera tenido tantas ganas de tocarle los c*jones, o si, simplemente, se hubiera fijado en los letreros luminosos que anuncian las próximas salidas.<br />
No tiene éxito la camarera en su tentativa. La discusión sobre los méritos olímpicos se complica, el vagabundo declara que puede batir el récord Guinness de salto de mesa en mesa de una cafetería de estación. Para ello, se sube a la más próxima y salta a la contigua, y de ahí trata de saltar a otra, pero el impulso es insuficiente y cae de cabeza sobre ella, tirándola al suelo con las tazas que tenía encima, de las cuales bebían unos guiris que ahora miran con pánico al oloroso e intrépido saltador.<br />
Al goliardo no se le escapa la oportunidad. Se sube a su mesa y salta a otra y a otra y así hasta a cinco, batiendo holgadamente el récord guinness, que según le había confiado el vagabundo, estaba en tres. Entra en la barra y coge y levanta una copa de balón en señal de victoria, luego abre una lata de guinness para salpicar al soñoliento y un tanto enojado público. Sólo el hombre sin hogar aplaude. No tiene tiempo, el campeón, para alargar la ceremonia, porque llegan dos agentes de seguridad y le expulsan de la cafetería con pocos miramientos y aún menor sensibilidad hacia su logro.<br />
Aún quedan varias horas hasta la salida del tren, las pasa deambulando por la estación y bebiendo en un bar cercano del que también le expulsan, esta vez por enfrentarse a su dueño. Tal señor, entrado en años, sudoroso, camisa abierta hasta el cuarto botón, acostumbrado a opinar lo que le viene en gana - probablemente sea ese uno de los motivos del escaso éxito del garito – había hecho unos comentarios respecto al tema tratado en la tertulia televisiva matinal que hirieron la susceptibilidad del goliardo hasta tal punto que éste no pudo o no quiso reprimir una respuesta hiriente. La tensión fue subiendo hasta que los dos orates acabaron enzarzándose en una trifulca física cuyo resultado fue la mencionada expulsión del recordman.<br />
Con el pómulo enrojecido y la camiseta rota, sube por fin al tren, un regional roñoso de butacas azules. Toma asiento y saca de la mochila una botella de whisky. Después de embocarla con deleite, empieza a leer un libro que ha comprado en la estación para amenizar su viaje. En la papelería no halló si no unos cuantos bestsellers sospechosos de lesa literatura y, dados sus gustos ferroviarios, terminó por decidirse por uno titulado La chica del tren. No es poco el esfuerzo y la contención que aplica a la maniobra, pero cuando llega a la página noventa y siete, hastiado, se pone en pie, abre la desvencijada ventanilla y lo avienta.<br />
Los siguientes minutos los dedica a mirar por la ventana y dejar volar plácidamente la imaginación por el árido paisaje, con la cálida compañía de su ya agonizante botella. Luego decide estirar las piernas y se da un paseo por el tren, apenas distraído por la presencia de unos pocos pasajeros, la mayoría ancianos, con la notable excepción de una estudiante de hermosas piernas que despierta su rijo.<br />
En el camino de vuelta a su asiento entra en el baño, no para masturbarse, aunque es cierto que tal alternativa ha pasado por su cabeza, sino para orinar. Una vez expulsado el líquido, denso y oscuro, no exento de aroma, ve que no va a un depósito, sino que el tren todavía utiliza el viejo sistema de descargar sobre las vías. El goliardo, que tiene las tripas revueltas por el whisky, el traqueteo y la mala literatura, no puede resistirse a la tentación de exonerar el vientre y dejar que su deposición adorne unos cuantos metros del camino.<br />
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Lobo de Barhttp://www.blogger.com/profile/15022414432222683863noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3365000139710030571.post-70535103733391141202016-11-01T01:55:00.002+01:002016-11-01T01:55:48.780+01:00Lobo de bar y su epopeya infame (Parte 3 de 9)<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Tras la pertinente validación por parte de Miss Howley, que comprobó que las lágrimas de Spiderman eran reales y tan abundosas que llenó con ellas una gran crátera, Lobo de Bar se enfrenta a su segunda prueba. Ha decido afrontar el reto que más satisfacciones y más sinsabores puede acarrearle. Una prueba que podría ser una fuente de placer y, sin embargo, le infunde terror: tratar de follarse a una pija.<br />
No son pocas las ocasiones en las que se ha enfrentado a tan inalcanzable desafío, profundamente alcoholizado, durante noches tenebrosas - transcurridas en bares no merecedores de tal nombre - que terminaron perdidas en algún irrecuperable rincón de su memoria.<br />
En los conciliábulos goliardescos trataban el tema con asiduidad, ya que todos sus miembros, también los femeninos, albergaban el poco oculto deseo de yacer con una fémina de alta cuna, pues coincidían en admirar sus atributos, según alguno de ellos resultado de la selección natural, ya que los hombres de buena posición disfrutan del privilegio de poder elegir a sus parejas entre lo más selecto del plantel de mujeres del mundo, generalmente guiados por criterios estéticos, para luego engendrar nuevas bellezas – con excepciones, claro está - a las que educan y visten según las costumbres de su acaudalada tribu y que se convierten por estos motivos en lo que de forma ordinaria conocemos como “pijas”.<br />
Dichos conciliábulos resultaban, cuando el abuso del alcohol y otros estupefacientes no nublaban sus sentidos, sagacidad y capacidad decisoria, en planes de asalto complejos, de cuidada elaboración, que a la hora de ser puestos en práctica producían sonoros y continuos fracasos. Ni siquiera el Profesor Gladiolo, empedernido romántico y goliardo insistente, víctima habitual del enamoramiento fortuito, que tanto lo había intentado, consiguió jamás, por mucho que empleara las más depuradas técnicas de seducción (que incluían invariablemente el envío de canónicas flores y ardorosos poemas), otra cosa que el rotundo rechazo o, a lo sumo, insatisfactorias relaciones platónicas.<br />
Sabedor de la dificultad del reto al que se enfrenta y de los peligros que entraña, Lobo de Bar bebe vodka a palo seco en su cuartel general. Y decía peligros, porque realmente los hay, y graves. El peor de ellos es la muerte por erección, un final terrible que ha acabado con no pocos goliardos a lo largo de la historia, cuando la exposición excesiva a los encantos de una hembra de la alta sociedad, género que en no pocas ocasiones presenta el vituperable comportamiento de la cockteaser o calientapollas, se había traducido en una afluencia masiva del riego sanguíneo al miembro viril, y esto, al descuidar el suministro a otros órganos vitales, terminaba resultando letal.<br />
Pero Lobo de Bar es valiente, por no decir temerario, y no se achanta ante tamaños riesgos, menos aún después de clavarse dos botellas de vodka como acaba de hacer. Y para llevar a buen puerto la imprudente empresa, ha solicitado la ayuda de tres goliardos de pro que todavía no han sucumbido del todo al amansamiento que se ha propagado como un vídeo viral entre la mayor parte de los integrantes del grupo. Se trata de El dulce goliardo elegante, rara avis de la especie, capaz de sobrevivir a los ambientes insanos en los que suelen moverse las pijas; el incansable pelirrojo perseguidor de féminas conocido como El heladero; y la wild card Zé Tubarao, experto en romper el hielo, pero también en provocar situaciones salvajes y no pocas veces bochornosas, sobre todo cuando se transforma, después de un consumo abusivo de ron, en diablo de Tasmania.<br />
Los tres han llegado al cuartel general de Lobo y se avituallan en su museístico mueble bar. Una vez informados del carácter y objetivos de la misión, debaten:<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Esto no me gusta – protesta Zé Tubarao –, va en contra de las normas del buen goliardo. Cuando se sale de farra se sale, no se va a pillar. Hay que dejar que la noche fluya y, si los astros se alinean y surge, lo cual nunca sucede por nuestra propia voluntad, se pilla.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Comprende, Zé, lo extraordinario de la situación.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No me pidas que sea racional, no sé hacerlo. Además, para motivarte no hacía falta tanta parafernalia, con decir “a que no hay cojones a…” hubiera bastado.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Pagaré todas las copas que te tomes.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Trato hecho.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¡Coño!, ¿y las nuestras? – inquiere El heladero.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>También, es lo justo, aunque, me cago en la puta barata de Farlete, me va a salir la noche por un pico.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Es lo que hay – sentencia Zé Tubarao.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Todo sea por alcanzar el Olimpo de los goliardos.<br />
Brindan para sellar su acuerdo.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Si se me permite intervenir – habla El dulce goliardo elegante – diré que agradezco tu invitación, pero creo que no estamos planteando bien la estrategia.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿A qué te refieres, Edge?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>A que yo, que me he movido en esos ambientes, considero que la maniobra de aproximación no debe hacerse en un bar a las tantas de la mañana con una melopea de aúpa. Tendrías más posibilidades si fichas a tu objetivo en un entorno más calmado, digamos: en misa, y la abordas poco a poco, primero con miradas, luego mediante un encuentro casual, la solicitud de una cita, una serie indeterminada de cenas románticas y, según la liberalidad de la víctima, o un paulatino paso a mayores o una solicitud de matrimonio que termine en la ardiente noche de bodas.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¡Imposible! No tengo tanta paciencia y, menos aún, ganas de casarme, por no decir que si celebrase mi boda lo más probable es que se me fuese de las manos de forma que no podría consumar el matrimonio esa noche, incluso en el caso de que la pija no descubriera en el evento mi verdadera naturaleza y me mandase a escaparrar.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Pues, cuando menos, deberías haberte equipado para la misión, sigo creyendo que suicida, con vestimenta más adecuada: camisa (imprescindible), dockers o pantalones de pinzas, reloj caro, náuticos o, mejor aún, castellanos, gomina...<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Me envías a una muerte segura. Esas no son mis armas. Son las que utilizan los pijos que habitualmente se las trajinan. Tengo que valerme de mi encanto natural y hacer de la diferencia una virtud.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Esa táctica jamás te ha funcionado.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Es cierto, pero porque no la he utilizado bien. De todas formas, tu pesimismo no es de ayuda alguna.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Yo sólo soy realista, mas no te preocupes, lo pondré todo de mi parte, y que sea lo que San Bukowski quiera.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Sea.<br />
El heladero se impacienta y sugiere que marchen ya, “de una puta vez”, a “cualquier bar en el que haya pájaras”. Sus compañeros están de acuerdo, y también atienden a su recomendación de llevar complementos en su aventura: sombrero, gafas de sol y boa, porque “son un talismán para las tías”.<br />
Se sirven una copa en vaso de plástico para amenizar el trayecto y salen a la calle. La noche es espléndida: veintisiete grados, viento del sureste apenas perceptible, cincuenta y cuatro por ciento de humedad, nubes dispersas y luna llena, que consideran un buen augurio, pues durante los plenilunios suceden las cosas más extrañas, quizá incluso que Lobo de Bar se lleve al catre a una pija. Sería éste un pequeño y equívoco paso para la humanidad, pero un gran salto para el goliardo, que se acercaría a la consecución de su objetivo, el de ganarse un lugar en el Olimpo de los borrachos, al mismo tiempo que cumple un sueño siempre negado y satisface sus más básicos instintos.<br />
Avanzan por un bulevar cuyas baldosas forman hexágonos de dos colores. En la penumbra, sobre ellos, se distinguen algunos de los más bellos edificios modernistas que quedan en la ciudad. Apenas hay tráfico, sólo unos cuantos taxis que deambulan con sus luces verdes, ávidos de clientes, temerosos de que los candidatos vayan en un estado de embriaguez que origine una conversación incómoda o violenta o, peor, un vaciado estomacal dentro de su coche. Cruzan una avenida y en la mediana se encuentran con un hermoso y bien poblado seto. Zé Tubarao y Lobo de Bar no se resisten, se lanzan sobre él y rebotan, divertidos, ajenos al riesgo de abrirse la cabeza o ser atropellados. Pierden el sombrero en la operación, lo recuperan, advierten que el arbusto rebelde ha dañado sus camisetas y ahora exhiben vergonzosos agujeros. El dulce goliardo elegante reprueba la acción y lamenta su resultado, que hará aún más difícil su tarea.<br />
Unos metros más adelante, el heladero se detiene. Ha oído voces femeninas. Cánticos. No son sirenas. Distingue un grupo de mujeres desbocadas vestidas de mamachichos, con penes de plástico en la cabeza. Es sin duda una despedida de soltera de mal gusto, una más de la plaga que asola en los últimos tiempos las ciudades de Occidente. El heladero da la voz de alarma y, para evitar un encontronazo de imprevisibles y seguro lamentables consecuencias, deciden adentrarse por una calle que les desvía del camino recto. Es el precio que han de pagar para evitar un destino atroz. Apuran sus vasos y los arrojan incívicamente a la vía pública. <br />
Por fin llegan a la zona de marcha, en un buen barrio céntrico: aceras limpias, escaparates ampulosos, árboles bien cuidados, coches de lujo y deportivos. Unos trabajadores mal pagados y casi siempre en negro que se autodenominan relaciones públicas les ofrecen flyers con derecho a chupito en bares del entorno, pero los rechazan, no sólo porque sean señal inequívoca de que en el tugurio se sirve garrafón y se invita a licores inmundos, sino porque tienen el destino claro, que no es otro que el decidido por el único goliardo conocedor y habituado a un medio tan hostil.<br />
En la puerta hay un segurata oriental con aspecto de enorme buda sonriente salvo por esto último, parece posible que no haya sonreído en su vida, ahora desde luego no lo hace, y en su expresión queda claro que no le gustan los goliardos. Les detiene mostrando autoritariamente la palma de su mano. “Esto es un pub elegante, aquí no se entra con esos sombreros y esas boas de mamarrachos”. Los goliardos se miran, Zé Tubarao está a punto de intervenir, pero antes de que inicie una afrentosa diatriba en defensa de su alegre e inofensiva originalidad y en contra de la hipocresía, los tabúes y las formas y vestimentas consuetudinarias de pubs como ése al que pretenden acceder, el conciliador y elegante goliardo pide educadamente permiso para depositar sus atuendos en la entrada y poder recogerlos a la salida. El orondo oriental no parece muy contento, pero les deja entrar, probablemente porque sabe que unos dipsómanos como esos pueden dejar bastante dinero en poco tiempo en las arcas del pub, y porque tiene en cuenta que siempre hay tiempo de echarles si no se comportan como la etiqueta del antro requiere.<br />
Pasado el umbral, los goliardos se encuentran con una amplia sala de decoración insulsa, escasa luz y predominio de los colores oscuros, donde sólo resalta una extensa barra iluminada con anuncios de bebidas puestas de moda gracias a agresivas campañas de márquetin. Piden tres whiskys y un ron. Lobo de Bar se bebe media copa de trago, a pesar de su precario sabor, porque sabe que necesita combustible para sobrevivir en tan terrorífico averno. La escasez de luz dificulta la distinción de la fauna que les rodea, mas consigue advertir que el 90% de la sobrepoblación del barucho son maromos encamisados, en pantalón corto y alpargatas, la mayoría afeitados impecablemente, si bien, entre ellos no faltan las víctimas de la moda que han denigrado el buen nombre de la barba, antes sólo lucida entre la juventud de forma descuidada y personalísima por outsiders como el propio Lobo de Bar, y ahora mancillada con recortes y peinados milimétricos que niegan la libérrima esencia del vello facial masculino.<br />
El goliardo comprende que su animadversión hacia tales seres, a los que escucha hablar alrededor en conversaciones banales cuya única virtud es interrumpir en sus oídos la empalagosa cadencia abrumadora de las canciones del verano que pincha un presunto disk jockey, se ve agravada por su condición de rivales a la hora de conquistar a las hembras objeto de su apuesta y, más íntimamente, de sus más incontrolables impulsos reproductores. <br />
Para completar el desaguisado sensorial, además del paupérrimo gusto de la copa, la hórrida visión de la fauna y lo abominable de la música, Lobo de Bar se enfrenta al tacto sudoroso de los mardanos que abarrotan el pub, y al castigo a su pituitaria que supone la mezcla de perfumes que por muy caros que cuesten – cuando no son burdas imitaciones - resultan incompatibles entre sí, con el agravante de que comparten atmósfera con el olor a sobaco y a los mefíticos pedos de los pijos, muchos de ellos cargados con los aromas penetrantes que se derivan de una estricta dieta de verduras.<br />
Edge no parece tan incómodo como Lobo de Bar, para algo es el experto del grupo en tan insanos ambientes, y El heladero ha decidido pasar a la acción e intenta abrirse paso hacia alguna de las escasas féminas del antro, sin éxito, porque o bien prestan atención a algún cachas de su gusto o bien están rodeadas de babosos metrosexuales que forman una muralla imposible de salvar. Lobo de Bar da otro largo trago a su copa y observa con preocupación el semblante de Zé Tubarao, pues parece inquieto, y ese no es un buen presagio.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Hazme un poco de sitio, Lobo.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Qué?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Que me hagas sitio en la barra. Me meo y paso de ir hasta el baño, esto está a petar.<br />
Se aparta Lobo de Bar y mira al tendido mientras Zé Tubarao se saca la chorra disimuladamente y da vía libre a su micción. El temible goliardo apoya los dos brazos en la barra para que su maniobra pase inadvertida. Por desgracia, salpica las piernas de un tipo en polo rosa y bermudas. El sujeto tarda unos segundos en comprender lo que está sucediendo, cuando lo hace, empuja airado a Zé Tubarao. Éste, lejos de sobresaltarse, simplemente se gira hacia el interfecto, con una mano en la barra y la otra en la copa de ron, a la que da un tiento, de forma que su verga, no asida, alegremente asomada por la bragueta, riega sin contemplaciones los pies del ofendido. La reacción de éste es la previsible: vuelve a empujar a Zé Tubarao. El goliardo deja la copa en la barra y protesta “joder, me has cortado la meada”. Uno de los amigos del mojado, el más grande y decidido, el que lleva el cuello de la camisa alzado, intenta irrumpir en la trifulca, pero Lobo de Bar le agarra para detenerle y, como se resiste, le da un puñetazo. El sujeto cae arrastrando a la gente que tiene alrededor, lo que provoca una reacción en cadena de pijos que caen y se empujan de forma poco pacífica. El camarero salta la barra para detener el altercado, antes de que lo pueda si quiera intentar, algún cliente insatisfecho le lanza un vaso a la cabeza. En un instante, el pub se convierte en un maremágnum de empellones, golpes no muy contundentes, quejas y gritos.<br />
En medio de la confusión, El dulce goliardo elegante agarra a Lobo de Bar y a Zé Tubarao, que están dando de lo lindo, para arrastrarles hacia la salida. Por el camino recogen a El heladero, que aún intenta entablar conversación con alguna fémina apetecible, y se cruzan con el segurata, el cual avanza dificultosamente con la imposible tarea de imponer cordura en el tumulto.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Menuda mierda de bar – dice Zé Tubarao cuando salen, mientras recupera su sombrero de paja, sus gafas de sol y su boa -. No lo echaré de menos si arde con todo su contenido.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No se os puede sacar de casa – dice El dulce goliardo elegante.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Bah, calla y llévanos a otro garito.<br />
Comprendiendo que lo más prudente es alejarse del lugar de los hechos, Edge les guía hacia un futuro mejor o, al menos, más seguro. Por la calle pululan grupos de jóvenes en gran medida similares a los del pub de la trifulca, aunque, al haber más luz, pueden mejor distinguirse los veraniegos tonos pastel de sus atuendos.<br />
Llegan a su destino.<br />
El gesto del nuevo puerta, esta vez caucásico, es también inamistoso. Su dedo acusador señala hacia el heladero, en concreto, hacia la copa que ha conseguido sacar del otro pub.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Aquí no puedes entrar con eso.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Ah, ¡h*stia! Se me había olvidado que la llevaba. <br />
Se bebe lo restante de un trago, deposita cuidadosamente la copa en un contenedor de reciclado, y entran.<br />
La decoración del nuevo pub tampoco brilla por su originalidad, sólo dos esfinges junto a la entrada le dan algo de carácter. El interior es diáfano e insulso. Al menos, no tienen que esquivar a una muchedumbre para llegar hasta la barra. Por algún ignoto motivo, el bar dejó de estar de moda al poco tiempo de ser traspasado, aunque quizá lo más increíble, dada su ausencia de virtudes, sea que llegase a estar en boga.<br />
Apenas hay unos cuantos grupos diseminados en la amplia sala. Sabiamente, El dulce goliardo elegante toma un punto estratégico en la barra cerca de un grupo de chicas de físicos más que aceptables. Piden y no tardan en establecer contacto visual con las muchachas. El heladero se mueve inseguro en un balanceo que queda entre baile falto de gracia e inicio de maniobra de acercamiento. Por suerte, no dependen ni de su inconstante arrojo ni de las demostradas capacidades de hablar hasta con las piedras de Zé Tubarao, que está ensimismado prendiendo una vela, porque la más extrovertida de las chicas del cercano grupo toma la iniciativa y llega hasta ellos.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Estáis de despedida?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No – responde El dulce goliardo elegante.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Y por qué vais así vestidos?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Porque la vida es un carnaval.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Ah – la chica no sabe si tomar a broma la respuesta - Oye, ¿cómo te llamas?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Me llaman Edge.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Yo soy Diana. ¿Me dejas tu boa?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No.<br />
El dulce goliardo elegante no se resiste en serio. La chica es mona, y parece prendada del hoyuelo de su prominente mandíbula, se cuelga descaradamente de su cuello para arrebatarle las plumas. Desde la barra, Lobo de Bar observa la escena con escepticismo, sabe por su dilatada experiencia que muchas mujeres son capaces de las más burdas zalamerías para hacerse con una boa, un sombrero, o cualquier elemento de un disfraz que se les antoje, y que ese coqueteo pocas veces se traduce en la realización de los sicalípticos pensamientos del goliardo abordado. Por eso, mira a Edge con censura y, éste, que entiende lo que dicen sus ojos, sale del paso para evitar reprimendas:<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Bueno… Diana, preséntanos a tus amigas.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Claro.<br />
La aludida llama a sus compañeras, un grupo de cinco, incluyéndola a ella. Atendiendo a la señal pertinente, se acercan. Una vez hechas las presentaciones, Edge juega con la tal Diana, le pone su sombrero, sus gafas, la sujeta de la boa para acercarse peligrosamente a ella. El heladero se centra en la que considera más factible y diserta sobre los gajes de su oficio salpicándolos de anécdotas, si bien, su habitual gracejo se ve entorpecido por la incipiente borrachera, que dificulta su dicción. Para variar, Zé Tubarao parece distraído y apenas atiende a la rubia de pelo rizado que está a su vera, no tarda en pedir disculpas para ausentarse. Mientras, Lobo de Bar ordena unos chupitos. Se los beben, Lobo de Bar aprovecha la ausencia del Protodemonio de Tasmania para tomar ración doble, como doble es su desafío, porque han quedado junto a él la más guapa y la más fea del grupo. Sabe que no puede dejar a ninguna de las dos sola porque la ignorada terminaría ejerciendo presión sobre el resto del grupo para que todas abandonasen a los ínclitos goliardos, y su poder de sugestión dependería de muchos factores, siendo el decisivo el interés que sus amigas mostraran por los susodichos, y este interés parece bastante voluble. Lobo de Bar introduce a la desatendida rubia de pelo rizado en la conversación y, en cuanto puede, se las apaña para dejarla hablando con la fea mientras él entretiene a la guapa.<br />
Debía estar aburrida, la guapa, y agradece un poco de conversación fuera de los tópicos. Al parecer se llama Silvia y tiene la piel muy suave, buen cuerpo, cara de muñeca y, sobre todo, un cuello que clama mordiscos. En cuanto a su personalidad, Lobo de Bar todavía no tiene un veredicto, ya que la dama se muestra algo distante. Le deja hablar y ríe de vez en cuando, pero apenas se expone. Lobo de Bar comprende que su labor seductora no va a ser fácil y va a requerir un considerable esfuerzo y, quizá por pereza, comienza a dudar. Le preocupa saber si será lo suficientemente pija como para cumplir los estrictos criterios de Miss Howley. Su bolso es de Bimba y Lola, podría pasar, pero teme que su camiseta, que le sienta tan bien, sea del Zara, como la falda, y que los zapatos, por mucho que realcen la elegancia de sus piernas, tampoco lleven la firma de ningún diseñador italiano.<br />
En parte por falta de motivación, en parte porque los últimos chupitos han embotado su magín, Lobo de Bar recurre, para evitar que decaiga la conversación, y aún sabiendo que es una maniobra arriesgada, a algunas de las preguntas que elaboró el Profesor Gladiolo cuando se fingía entrevistador nocturno de bellas féminas. Entre ellas: ¿tienes noticia de que se haya suicidado algún ciego por no poder verte?, ¿sabes en qué país se puede estar en Pelotas sin desnudarse?, ¿cuál es el peor piropo que te han dicho?, ¿qué tres cosas no llevarías a una isla desierta?, ¿tienes multitud de defectos horribles que compensen tu abrumadora belleza o eres la constatación de que el mundo es injusto?, ¿sabes que hay una parte del cuerpo del hombre que puede multiplicar su tamaño por cuatro cuando está con alguien que le atrae?, ¿y que esa parte es la pupila?<br />
La reacción de las féminas ante este tipo de preguntas es imprevisible, si bien, nunca ninguna se ha abalanzado sobre un goliardo después de que se las dijera, salvo que fuese tan ebria que no las escuchara.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Me estás haciendo un examen? – pregunta Silvia.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No, sólo pretendo distraerte.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Y hacerte el interesante.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Parece que la maniobra de distracción no ha funcionado – sonríe el goliardo.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Y para qué querías distraerme?<br />
En ese momento encienden las luces del bar. Son las 4:30 ante merídiem y, por una ley municipal absurda, los garitos que no tienen licencia de discoteca, es decir, aquellos que no cuentan con los contactos o la voluntad necesarios como para obtenerla – la mayoría -, tienen que cerrar. Es una ley incongruente porque coarta la libertad de los noctívagos sin mejorar la calidad del sueño de los vecinos, ya que, al salir todos los borrachuzos de los bares a la misma hora y con insatisfacción y ganas de jarana hacen mucho más ruido, y a una hora también intempestiva, que cuando podían irse escalonadamente pero, como el ocio nocturno es pecado, jamás ha vuelto la cuestión al debate público, en especial en los periódicos locales de carácter conservador. Y esto mismo sucede con una ley aún más inútil como es la que impide comprar alcohol a partir de las 22h, destructora de innumerables fiestas y cenas de amigos sin conseguir que los púberes dejen de beber según era el objetivo de dicha ley, pues lo hacen a horas mucho más tempranas.<br />
Dejemos las digresiones, y volvamos al insípido pub. El segurata ejerce de coche escoba y va sacando a los clientes. El grupo de cinco prometedoras féminas, a instancias de la guapa, decide huir a casa, no sabemos si por el bajón provocado por el encendido de las luces (poco probable), si por la torpeza de los goliardos (bastante probable), o porque no habían estado interesadas en ellos desde el principio (también bastante probable). Los goliardos quedan compungidos, aunque no mucho, porque la intensa guaza que llevan atenúa sus pesares. Recuperan a Zé Tubarao – ha regresado con aspecto de haber cometido alguna maldad durante su ausencia - y deciden ir a la discoteca más potable de la metrópoli, aun sabedores de que probablemente no cobije a ninguna pija, pues es bien sabido que ésta especie es valedora de las buenas costumbres y suele retirarse pronto, antes de verse inmersa en el ambiente decrépito de una discoteca poblada de individuos abocados al mal vivir y generalmente fuera de control.<br />
En efecto, en la discoteca no hay ninguna mujer que ni si quiera se aproxime a los cánones requeridos, y los goliardos, liberados de cualquier objetivo a corto plazo, optan por beber hasta el categórico naufragio de su consciencia y su hígado.<br />
Cuando salen a la calle es de día, por suerte han conservado sus gafas de sol, junto a sus sombreros y boas, y pueden permanecer a la intemperie sin convertirse en estatuas de sal. Zé Tubarao, hambriento, sugiere hacer una expedición a un curioso antro que abre al punto de la mañana para ofrecer platos tradicionales – judías, migas, huevos fritos – a los ebrios más recalcitrantes.<br />
El contundente alimento revive en cierta manera - más de zombies que de seres humanos - a los goliardos, los cuales esquivan a varios grupos de ancianos y runners, y optan por continuar con su decadente aventura en un after, apenas un agujero obscuro a todas luces ilegal en el que se reúne lo peor de cada casa, hasta que, ya por la tarde, el agotamiento hace mella en sus depauperados cuerpos y se van retirando, en un orden incierto y por ninguno de ellos recordado.<br />
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Lobo de Barhttp://www.blogger.com/profile/15022414432222683863noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3365000139710030571.post-79816543255711067792016-10-26T20:19:00.001+02:002016-10-26T20:19:22.779+02:00Lobo de bar y su epopeya infame (Parte 2 de 9)<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Para aprovechar los excesos de adrenalina y energía inherentes a la excitación derivada del inicio de su epopeya, Lobo de Bar decide comenzar por una prueba que exija un importante esfuerzo físico. En concreto, después de dar buena cuenta de una de las botellas de Wild Turkey traídas por el Dr. Strangelove, sopesadas diferentes alternativas, decide hacer llorar a Spiderman.<br />
No es que Lobo de Bar sea muy dado a hacer llorar a la gente, es más proclive al fomento de la alegría, el desenfreno y el alborozo; mas tampoco es nuevo en tal cometido, y si tiene que provocar las lágrimas de alguien, mejor que sean las de un superhéroe, gremio por el que siente una animadversión no muy acorde con su habitual filosofía del “vive y deja vivir”.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Es que, como bien sabes narrador omnisciente, los superhéroes me sacan de quicio: son odiosos, prepotentes, falsariamente humanos, paternalistas... y tienen un terrible gusto en el vestir.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Pero, han salvado al mundo en innumerables ocasiones.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>De peligros creados casi siempre por ellos mismos.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Eso no es del todo cierto. Y, además, tienes con los superhéroes no pocos rasgos en común, como por ejemplo tu doble y artificiosa vida, o tu afición por destrozar el mobiliario público.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Que te jodan, narrador de los c*jones.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No sé, Lobo de Bar, me preocupo por tu reputación. Tras tus aciagos enfrentamientos con Superman y con Batman, ahora vas a por Spiderman... eso no les va a gustar a muchos, es muy impopular.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Me da igual.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿No te estarás convirtiendo en un supervillano?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Agárremela con la mano.<br />
El pobre recurso que utiliza Lobo de Bar para no darme una verdadera respuesta me hace comprender que no desea perder su valioso tiempo argumentando. Sería inútil insistir, seguiremos sus pasos en silencio.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Mejor.<br />
Aunque lo de “pasos” no es del todo exacto, porque el goliardo avanza exprimiendo al máximo las capacidades mecánicas de una tosca bicicleta urbana de alquiler, lo que además de medio de transporte, también le sirve como ejercicio de entrenamiento y puesta a punto para su futura carrera contra Usain Bolt.<br />
Contraviniendo los términos del contrato y las ordenanzas de circulación, Lobo de Bar se aleja de los límites de la metrópoli para adentrarse en un bosque, primero por un tortuoso camino, luego campo a través, y no sin dificultad, ya que la bicicleta, además de tener las ruedas demasiado pequeñas ante el tamaño de los baches, es asaz pesada y poco versátil para todo lo que no sea circular por un terreno bien asfaltado, recto y cuesta abajo.<br />
El goliardo opta por abandonar el vehículo y depositarlo en el suelo sin mucha delicadeza a la voz de “a tomar por el culo”. No teme represalias por los daños provocados en el trasto porque lo alquiló con el carnet de otro. En pie, mira a su alrededor. El aire del bosque es puro y limpio y su aroma no se parece en nada al de los ambientadores con olor a pino, árbol predominante en la zona. Se enciende un cigarro.<br />
Que haya venido a este pinar no es un hecho casual. Tenía información privilegiada. Un viejo amigo, afanoso recolector de hongos, solía frecuentar tal bosque antes de que le encerraran en el trullo por espolvorear setas de la risa en la comida del geriátrico donde trabajaba como cocinero, y le había contado que, en no pocas ocasiones, había tenido encuentros con Spiderman, al parecer aficionado al retiro campestre cuando no estaba ocupado en enfrentarse a malhechores absurdos, pagarle refrescos carbonatados a Mary Jane o en llevar su pijama a la tintorería. La afición por los psicotrópicos de su amigo no le convertía en la fuente más fiable, pero no tenía otra mejor.<br />
Lobo de Bar camina por el bosque, atento a la orografía, la posición del sol y el desarrollo del musgo para no perderse. Ameniza su paseo con tientos a una botella de pacharán que compró por el camino, ya que una parte indefectible de su gesta es enfrentarse a las pruebas con un grado de embriaguez considerable. En concreto, en la letra pequeña de las condiciones dice que el espíritu de Miss Howley puede aparecerse en cualquier momento para efectuar una prueba de alcoholemia que, de mostrar un nivel inferior a dos miligramos por litro de sangre, implicaría la suspensión inmediata del reto con el resultado de “no superado” o, lo que es lo mismo dicho con épica y mal gusto, de “clamoroso fail”.<br />
No es de extrañar que, con tamaña borrachera, Lobo de Bar no emplee bien sus recursos orientativos y esté dando vueltas incongruentes por el bosque. En cualquier caso, disfruta de su incursión en lo salvaje: ve unos ciervos, un jabalí, pajarillos, alguna extraña flor y no pocos preservativos usados, ya que no se halla lejos de una rotonda de la carretera de circunvalación donde trabajan varias meretrices por turnos para solaz de camioneros y otros conductores, y no es extraño que vendedoras y clientes se internen en la floresta para perpetrar los actos coitales contratados.<br />
Inopinadamente, el goliardo oye unos gritos agudos y advierte, al mirar en la dirección de donde cree que proceden, un extraño brillo entre dos árboles. Se trata de una gigantesca tela de araña en la que ha caído atrapada una ardilla roja, la cual se debate con exasperación entre la vida y la muerte. Lobo de Bar se aproxima al lugar de la captura todo lo sigilosamente que su cogorza le permite, que no es mucho. Al llegar a las inmediaciones de la tela ve como el mítico hombre araña, después de descender con circense agilidad desde las alturas del árbol, rescata al afligido roedor y lo acaricia delicadamente.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Pobrecita ardilla, pobrecita ardilla - murmura el superhéroe.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Y qué pretendía cazar con semejante telaraña? – bocea Lobo de Bar, desde debajo.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Oh – Spiderman no parece sorprendido ni alarmado por la presencia de Lobo de Bar -, nada, a veces las pongo por distracción.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Bueno, tenga más cuidado la próxima vez, sólo espero que no caiga en sus redes ninguna especie protegida.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No, no, no se preocupe. ¿Acaso es usted guarda forestal?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No exactamente. No nos hemos presentado. Me llamo Lobo de Bar, usted es Spiderman, supongo.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Así es pero, por favor, tutéame.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>De acuerdo, Spiderman, tú también puedes tutearme.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Gracias.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Me había hecho a la idea, al parecer errónea, de que eras un personaje eminentemente urbano.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Ay – Spiderman suspira – la vida en la gran ciudad acaba por ser agobiante, de vez en cuando siento la llamada de la naturaleza.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Por los efectos animalizadores de la picadura de la araña?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No, yo creo que la llamada de la naturaleza se debe más a mi romántico espíritu que a los instintos de mi lado arácnido.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Vaya, vaya. ¿Sabes? Quizá no venga al caso, pero mi hermano siempre ha sostenido que tu historia, con ese rollo de la picadura de la araña radioactiva y toda esa mierda es bastante infantiloide y estúpida. A nuestro tío Venancio una vez le picó una araña en los genitales y la verdad es que no obtuvo superpoderes, salvo que se considere un superpoder que se te inflen las pelotas como si fueran balones suizos en medio de terribles dolores para dejar a posteriori, al reducirse la hinchazón, un escroto flácido y descomunal que, imposible de esconder, siempre asomaba por debajo de la pernera de sus pantalones. Es verdad que a ti no te picaron en los testículos y que la araña a la que me refería no era radiactiva, pero la diferencia de resultados es realmente llamativa e incita al escepticismo.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Bueno, no sé qué decir, debo de tener mucha suerte.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Está claro. Espero no estar ofendiéndote, sólo te transmito algunas observaciones de mi hermano, que suele ser muy crítico y que, sospecho, te tiene algo de tirria.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Era fan de algún otro superhéroe?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>En realidad no. Creo que detesta a todos los superhéroes.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Es que me pasa mucho. Eso de que me ninguneen porque prefieren a otros, digo.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No me extraña, desde luego, hay superhéroes mucho más populares: Superman, Batman, el Chapulín Colorado, y si atendemos a la recaudación de las películas, te superan Los Vengadores en conjunto y, por separado, también Iron Man y el Capitán América.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Bueno, en la última del Capitán América también salía yo.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>En un papel muy secundario... pero no te des mal, Spiderman, el público es caprichoso y, no pocas veces, injusto.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Gracias por tu consuelo, señor de Bar. <br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Y no me detendré ahí, permíteme que te ofrezca un poco de pacharán casero.<br />
El presunto superhéroe desciende por la tela y, bocabajo, con gesto conmovido, acepta la botella que le extiende el goliardo.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Lo que sí debe ser deprimente – continúa Lobo de Bar - es que, para representarte en pantalla grande eligieran a Tobey Maguire, el cual tan bien encajaba como patán apocado y sudoroso en Miedo y asco en Las Vegas y que, desde luego, no es Christian Bale, ni George Clooney, ni Christopher Reeve, ni Hugh Jackman, ni Robert Downey Jr... ni siquiera Ben Affleck.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No sé a dónde quieres llegar.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>A que tiene que ser un poco duro que te vean como a un freak timorato y sin grandes virtudes en vez de como a los buenorros machos alfa fornicadores que representan a la mayoría de los superhéroes.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Nunca lo había visto así.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Tampoco tiene importancia. No te deprimas, Spiderman.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Si yo no estoy deprimido.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No te preocupes, tú sigue ahogando las penas conmigo, así se hacen más llevaderas, toma otro trago de este delicioso pacharán.<br />
Comienza a sospechar, Spiderman, que su interlocutor no es un individuo cualquiera que pasaba por allí. Teme que se trate de un nuevo enemigo que ha ido ex profeso a aniquilarle con enrevesados juegos mentales, aprovechando que, en realidad, además de poco viril, tampoco es muy listo. Lo peor de todo, se dice, es que quizá esté consiguiendo su objetivo, porque la desazón y la tristeza empiezan a dominar su espíritu.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Seguro que te sientes mejor después de ese trago.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>La verdad es que no mucho.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Pues no te cortes, sigue dándole al pimple. Con unos buenos lingotazos será más fácil sobrellevar el que tengas que ver tu patética imagen ante el espejo cada mañana, sobre todo cuando llevas ese lamentable traje elástico que ni siquiera resulta original, ya que mezcla de los colores de Supermán, con la máscara de los luchadores mexicanos y un estilismo de la sección de pijamas del Stradivarius.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>...<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Bebe, bebe, Spiderman, también así olvidarás los sinsabores de tu relación con Mary Jane a la cual, por cierto, vi el otro día en el pornotube protagonizando un torrencial bukake multiétnico con no menos de dos docenas de hombres.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Eso no es cierto. ¡Basta!, Lobo de Bar – le devuelve la botella.<br />
Una lágrima está a punto de escapar del ojo de Spiderman. El superhéroe se contiene, no puede dejarse llevar, millones de fans le contemplan. Salta desde su tela para propinarle una patada en el pecho a Lobo de Bar, al que pilla desprevenido.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Sé lo que pretendes, traicionero charlatán, ¡pero no podrás conmigo!<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Spiderman, por el amor de Dios, ¿qué haces? Yo sólo intentaba entablar una conversación puramente amistosa. Perdóname si los comentarios de mi escéptico hermano te resultan hirientes. Creo que estás pagando tus inseguridades conmigo, y eso no es justo...<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¡Cállate! Tus lamentos y juegos verbales no funcionarán.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>... ¿qué diría tu íntegro tío Ben, difunto por tu egoísmo y negligencia, al respecto?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Basta, ¡basta!<br />
Se tiraría de los pelos el presunto superhéroe, mas la máscara se lo impide. Dirige su furia hacia Lobo de Bar que, incapaz de reaccionar a tiempo por sus excesos etílicos, recibe un mediocre puñetazo arácnido en el pómulo.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Eso es todo lo que eres capaz de hacer, nenaza?<br />
Lobo de Bar se abalanza sobre Spiderman y le da un impetuoso cabezazo en la boca del estómago que casi le deja fuera de combate. El adulto con máscara y colorido pijama trata de reponerse y, para ganar tiempo, lanza por su muñeca una telaraña que atrapa al goliardo.<br />
Se revuelve, Lobo de Bar, en la pegajosa red, por unos segundos se cree derrotado, pero consigue sacar un zippo de su bolsillo y con una cuidadosa utilización de su llama se libera. Spiderman, sensible a los golpes en la boca del estómago, el aguardiente anisado y a las críticas, está vomitando junto a un árbol. <br />
“Estás hecho mierda, Spiderman”, dice Lobo de Bar, aproximándose, y el vergonzoso superhéroe no puede o no quiere reaccionar. El goliardo le asesta un contundente botellazo cuando levanta la cabeza para mirarle con expresión compungida. Cae Spiderman al suelo y Lobo de Bar, enfurecido por la pérdida del pacharán, pues la botella se ha roto, se coloca sobre él.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Yo sólo quería hacerte llorar. ¿Vas a llorar, Spiderman?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Nunca, soy un superhéroe de la Marvel.<br />
El hombre araña espera que Lobo de Bar intente golpearle y está preparado para contraatacar. No sabe que el goliardo es un hombre de recursos. De su bolsillo del vaquero saca un pequeño bote de salsa que siempre lleva encima para casos de emergencia relativos a alimentos no lo suficientemente condimentados. Se trata de un botecito de salsa de chile habanero. Lo abre y lo introduce en la boca de Spiderman.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Te gusta el picante, arañita?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>...<br />
Apenas derrama unas gotas del casi agotado recipiente. Spiderman, con curiosidad e imprudencia, las saborea. No lo vemos por la dichosa máscara, pero su rostro y su cuello se congestionan: se ponen rojos, morados, se hinchan, y su cabeza parece estallar por sus ojos en un incontenible llanto que desborda la infantil máscara.<br />
Lobo de Bar se pone en pie, victorioso, observa cómo Spiderman llora desconsolado. Encara el horizonte, teñido por la luz crepuscular pero, antes de irse, se da la vuelta y se despide del humillado hombre araña:<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No quiero ser cruel, arañita, pero más terrible será tu llanto cuando la irritante capsaicina del pimiento, tras un largo viaje por tus sobrehumanos estómago e intestinos, llegue a tu heroico recto.<br />
<br /></div>
Lobo de Barhttp://www.blogger.com/profile/15022414432222683863noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-3365000139710030571.post-16509625305379233932016-10-20T19:55:00.000+02:002016-10-26T20:20:38.864+02:00Lobo de bar y su epopeya infame (Parte 1 de 9)<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Las aspas de un vetusto ventilador de techo giran. Apenas consiguen remover el ambiente plomizo de la canícula. Amenaza ruina el mugroso e inconstante aparato, pero Lobo de Bar no parece preocupado por el instrumento de Damocles. Está sentado en una mecedora, vencido por el alcohol y el tedio. La televisión sintoniza informe semanal. Por lo visto, un reciente estudio de la Universidad de Upsala demuestra que las flatulencias y eructos de la cabaña de ganado bovino mundial son el principal causante del cambio climático. Ya hay movimientos de protesta por todo el globo que llaman a la aniquilación de los rumiantes y abogan por una nueva dieta sostenible basada en el tofu, el ñame y las acelgas.<br />
Lobo de Bar, un bigardo de más de doscientas libras cercano a la treintena, con barba y aspecto cimarrón, no atiende a las noticias. Apenas consigue mantener la conciencia y todo el esfuerzo del que es capaz su castigado cuerpo lo dedica a sostener en la mano un vaso medio vacío de whisky barato, con los hielos ya diluidos, hasta que sus dedos comienzan a ceder y aflojan la presa, la cual termina cayendo al suelo. No se rompe el vaso, mas el ruido del impacto le despeja y ve cómo el licor de baja calidad y sin embargo preciado se derrama por la alfombra.<br />
El goliardo se pone en pie, tambaleante, y blasfema:<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Me cago en el cordero de Dios, las vacas sagradas de la India – esto quizá por la influencia en su inconsciente del reporte de informe semanal –, el toro apis y todos los gatos de Egipto.<br />
Para Lobo de Bar, el desaprovechamiento de cualquier gota de licor, por muy funesto que éste sea, constituye una ignominia, y en un momento de agudo pesar cercano a la depresión como el que vive, se transforma en una tragedia. Se rasga las vestiduras, grita amargamente, clama a los cielos, vuelve a la mecedora y adopta una postura deudora del pensador de Rodin, aunque cargada de pesadumbre. Cuando colige su sobreactuación se reprende con dureza: no es su estilo. Consigue sobreponerse, recoge el vaso vacío del suelo y se arrastra hasta el mueble bar para rellenarlo con el nefasto whisky que le queda tras una borrachera demente arrastrada durante días, el whisky que trajo un mal amigo como aportación para la fiesta que inauguró hace ya casi una semana su más reciente espiral autodestructiva.<br />
Tremoso, da un sorbo al brebaje, y no puede reprimir un gesto de disgusto al apreciar su nefando sabor, distinguible incluso para su paladar enajenado por seis días de abuso compulsivo de alcohol, drogas y tabaco en sus más variadas representaciones.<br />
Atraviesa la ventana con la mirada. Al otro lado aparece la noche. Desorientado, baja sus ojos. Viendo el balcón recuerda una miniserie italiana en la que uno de sus protagonistas se arroja inopinadamente al vacío en nochevieja, mientras los fuegos artificiales salpican el cielo. Hoy no hay fuegos artificiales, tampoco estrellas, apenas luce la luna, oculta entre tenebrosas nubes.<br />
Sus pensamientos son demasiado negativos, quizá necesite ayuda. Coge el teléfono. No va a llamar al teléfono de la esperanza. Tampoco pedirá al teletienda el libro “Fuerza para vivir”, que promocionaba en surreales anuncios Donato Gama da Silva. Piensa en llamar a alguno de sus amigos. Duda antes de marcar un número. Los mejores goliardos de su generación cayeron en las redes de la insania, y los demás, es decir, la mayoría, se han adocenado en vidas previsibles y tranquilas. Ya no responden a los requerimientos de sus viejos colegas. Probablemente dominados por su espíritu sobreviviente han dejado atrás las experiencias al límite para convertirse en buenos maridos y en buenos padres, en individuos respetados o cuando menos admitidos en la sociedad biempensante que antes detestaban. Como el Príncipe Hal pero en cutre.<br />
Por fin, marca el teléfono del Dr. Strangelove, hombre de avanzada edad y remarcable degeneración, crítico de cine, experto en sexo tántrico y patafísico nuclear, mentor y apoyo para todos los goliardos del mundo.<br />
El Dr. Strangelove acude raudo a la cueva de Lobo de Bar. Domina la estancia con su larga figura – más de metro noventa – y su carisma de hombre viajado, misterioso y buen conversador. Ha traído refuerzos: dos botellas de Wild Turkey. Se sirve en un vaso que ha rescatado de la fregadera. Lobo de Bar le observa a contraluz, hipnotizado por el aura de su deslumbrante melena blanca.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Tu resaca es grave – dice el sabio – tanto que no consigues mitigarla con el renovado flujo de alcohol de tu sangre, y te está abismando en pensamientos oscuros.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Doctor, lo sé. Es cierto que en los últimos seis días me he excedido en la matanza de neuronas y mi sufrido cuerpo protesta. Sin embargo, esta desazón no es nueva. Hace mucho que siento una grave pérdida de ilusión y de esperanza. Mis borracheras ya no son lo divertidas que eran, y las resacas resultan cada día más letales en lo anímico.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No eres un amateur, Lobo de Bar. Sabes que la vida tiene sus altibajos, más acusados para dipsómanos como nosotros. Ahora estás en el nadir. Eres un crápula y siempre has sabido disfrutar de la vida. Confía en ti mismo. Llegarán tiempos mejores.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Tus palabras no me ofrecen consuelo. Te comprendo, sé que tienes razón…<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>…pero eres impaciente.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Sí, y no sólo eso, también siento que he probado ya todos los cálices.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Eso es mucho decir.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>He visto amanecer más de mil veces tras noches de farra de lo más bizarro, en los cinco continentes, he admirado infinidad de maravillas de la naturaleza y del arte de los hombres, no he sido ajeno a los más variados placeres de la carne…<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Has visto naves de ataque en llamas más allá de Orión, Rayos-C brillar en la oscuridad, cerca de la puerta de Tannhäuser. Jajaja. Conozco tu vida y obras, Lobo de Bar, y son notables, sin duda, pero siempre hay algo más.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿El qué?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Cada experiencia, cada borrachera, cada viaje, cada mujer, son nuevas e irrepetibles.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>…<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Tranquilo, Lobo de Bar, elimina la incredulidad de tus ojos, sé que no me has llamado para que te ofrezca un discurso filosófico, ni para que te recomiende temperancia. Eres un cabrón ansioso, te consumes en tu inconstante e insaciable hambre por la vida, eso será tú perdición, un día. Pero antes de que ese día llegue, sé que eres capaz de grandes cosas y siento curiosidad por verte en acción. Tranquilo. Jajajaja. Te daré un remedio para tus pesares. Jajajaja.<br />
La risa profunda y limpia del Dr. Strangelove retumba en la habitación. Lobo de Bar se sirve un Wild Turkey expectante, sin perder de vista al viejo patafísico. Observa cómo apaga la televisión y enciende el tocadiscos. Suena When the music is over. El doctor, con el vaso en la mano, da un paso hacia delante, dos hacia atrás, inicia un baile que no se aprenderá en ninguna escuela: lento, inarmónico, demencial, y se enciende un habano. Al ver la mirada sorprendida de Lobo de Bar vuelve a reír estruendosamente. Se pone unas gafas de sol. Salta. Gira sobre sí mismo. Se mueve como un chamán de otro continente y de otro tiempo, otro salto, comienza a desfilar a trompicones y Lobo de Bar espera que forme círculos, pero lo que dibuja en el suelo es la figura de una mano con todos los dedos recogidos salvo el corazón, enhiesto.<br />
De súbito, precisamente sobre la punta del imaginario dedo corazón aparece un pilar en llamas y, sobre él, San Bukowski en la postura del loto, rodeado de doce tardoadolescentes voladoras con los pechos al aire que vierten oporto en su gaznate y le acarician. Con un gesto sutil de su mano ordena a sus angelicales groupies que dejen de ofrecerle bebida y se centren en sus afectuosos tocamientos para poder hablar.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Buenas noches Dr. Strangelove, buen amigo, buenas noches Lobo de Bar, fiel y más que digno seguidor - dice.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Me alegro de verte San Bukowski, y siento interrumpir tu etílico reposo eterno – responde Strangelove.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Sin ceremonias, doctor.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Has empezado tú, jajaja.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Mea culpa entonces.<br />
El Dr. Strangelove sonríe y se sienta en una silla destartalada.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Verás. Supongo que los inconmensurables placeres de los que disfrutas en tu gozosa vida eterna han impedido que prestes atención a las últimas vivencias de nuestro colega aquí presente, Lobo de Bar.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿A qué te refieres? Es verdad que muero rodeado de distracciones, pero no soy ajeno a las múltiples y memorables aventuras de este canalla – guiña el ojo al interfecto.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Últimamente, este intrépido goliardo anda algo alicaído. No encuentra alicientes, cree que lo ha vivido casi todo.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Jajaja. Lobo de Bar, cierto es que has vivido mucho. Has sido campeón mundial de alcoholismo, subiste los cinco puntos del Machu Picchu en un solo día, has amado a muchas mujeres, te cargaste a Batman en buena lid después de atravesar un desierto, diste el segundo mejor discurso de boda de la historia… pero me sorprende que estés tan decaído. Puedes llegar mucho más lejos. Tienes imaginación.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>San Bukowski, es cierto que mis borracheras me han llevado por caminos inimaginables para la mayoría y que me he divertido y disfrutado como pocos. Sin embargo, últimamente he sufrido varias juergas rutinarias e insatisfactorias.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Te comprendo Lobo de Bar, yo también he pasado por eso, y el Dr. Strangelove, claro, por eso se ríe, y muchos otros, pero eso ya lo sabes, y si el Dr. Strangelove me ha invocado, es seguro porque necesitas un revulsivo. ¿Me equivoco doctor?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>En aboluto.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Jajaja, lo sabía. Refrescadme la boca, huríes, ya apenas noto el sabor del oporto en mis fauces – las ángeles satisfacen sus deseos - . Bien, Lobo de Bar, pues aquí está mi reto, y no será un reto único sino múltiple, porque hoy me siento deudor de los clásicos y, como a Heracles, te voy a encomendar doce pruebas para que demuestres tu valía y para darte la oportunidad de obtener un lugar a mi lado en el nirvana.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Eres el puto amo, San Bukowski.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No te emociones tanto, Lobo de Bar, vas a sudar whisky y, si fallas, fenecerás en el anonimato de los bebedores vulgares.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Desconozco el miedo ante retos de este cariz.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Jajaja. Nunca te has enfrentado a un reto como éste.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Qué tengo que hacer, idolatrado San Bukowski? Me inflamo de ganas por comenzar.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Entonces ya hemos conseguido algo: matar al spleen.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¡Por Satán! ¿Qué tengo que hacer?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Respira goliardo. Te lo digo ya. Si quieres tener plaza a mi vera en el paraíso debes viajar a algún sitio no pisado por el tío Matt, robar los gayumbos de Pablo Iglesias, vencer en una carrera a Usain Bolt, follarte a una pija, matar a un animal mitológico, hacer llorar a Spiderman, limpiar los establos y la sonrisa de Carlos Baute, visitar el inframundo y volver, establecer un récord Guinness absurdo, recuperar la amistad de Splinter, asistir impasible a un concierto de Gogol Bordello y recitar de memoria el poema de Mio Cid en castellano antiguo y borracho.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No es poca tarea.<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>¿Te amilanas?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>En absoluto. ¿Cómo certificaré mis hazañas? ¿Estarás tú, San Bukowski, vigilando omnipresente?<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Para nada. Tengo mucho que hacer y no eres tan importante. El espectro de Miss Howley, la cronista de los chochomiles, se encargará de certificar tus éxitos.<br />
Mira Lobo de Bar hacia el Dr. Strangelove, que asiente. El goliardo respira hondo e, inhibido por el ansia, prosaicamente, dice:<br />
-<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Manos a la obra.<br />
<div>
<br /></div>
</div>
Lobo de Barhttp://www.blogger.com/profile/15022414432222683863noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-3365000139710030571.post-53982432764389762292016-10-17T17:22:00.000+02:002016-10-17T17:22:21.833+02:00El Premio desfase y los goliardos<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Hace unos meses, los goliardos vimos con buenos ojos e ilusión la convocatoria de un concurso en la editorial LCLibros llamado <a href="http://literaturascomlibros.es/2016/06/01/premio-desfase-2016/">Premio Desfase</a>, ya que no hay nada que se nos dé mejor que entregarnos a los excesos, también literarios. El premio buscaba originalidad y transgresión, requería mentar en algún punto los gayumbos de Pablo Iglesias y se entregaba el mismo día que el premio Planeta, para destacar su carácter gamberro y outsider.<br />
<br />
Sin dudarlo, nos pusimos al tajo y escribimos una delirante nouvelle entre trago y trago de tal forma que, de conseguirlos, los 500€ del premio ni siquiera alcanzarían a compensar el coste etílico de su redacción.<br />
<br />
Hoy ya sabemos que nuestra historia no resultó ganadora y ni siquiera quedó entre las siete finalistas, todas ellas publicadas en la editorial al módico precio de <a href="http://literaturascomlibros.es/2016/10/13/lote-los-gayumbos-de-pablo-iglesias/">8€</a> (o a 3€ cada una si se compran por separado). Para que la derrota fuera perfecta, a los goliardos nos hubiera gustado que únicamente se presentaran ocho obras al concurso: las siete finalistas y la nuestra, pero al parecer hubo alguna más.<br />
<br />
En cualquier caso, por si alguien tenía alguna duda, queda claro que los goliardos estamos en la marginalidad más absoluta, más allá incluso de una editorial y un premio en las antípodas de lo comercial. Y también, como no, que somos unos magníficos perdedores.<br />
<br />
Para celebrar nuestra derrota daremos vidilla a este blog últimamente agonizante con la publicación del relato en fascículos.<br />
<br />
El título es:<br />
<br />
<div style="text-align: center;">
<b>Lobo de Bar y su epopeya infame.</b></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
</div>
Lobo de Barhttp://www.blogger.com/profile/15022414432222683863noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-3365000139710030571.post-23900955114533330262015-10-03T13:16:00.000+02:002015-10-03T13:31:23.000+02:00Homenaje a El mundo today<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Rajoy confunde a Tyrion Lannister con un niño y le besuquea en plena campaña electoral.<br />
El querido SPOILER parricida, que estaba de vacaciones en Pontevedra, no da crédito a lo sucedido. Estaba ensimismado en sus planes de aniquilar a su hermana Cersei Lannister cuando le aupó el político y posó sus húmedos labios sobre su faz. Mi primera reacción, asegura, fue decir que no volvería a este país, "pero me gustan demasiado sus tascas".<br />
<br />
<div style="background-color: white; color: #444444; font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 21.3px;">
Pablo Iglesias niega que le hayan sobornado con tiques regalo del Alcampo.</div>
<div style="background-color: white; color: #444444; font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 21.3px;">
"Lo intentaron, pero soy incorruptible" declara.</div>
<div style="background-color: white; color: #444444; font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 21.3px;">
<br style="line-height: 21.3px;" /></div>
<div style="background-color: white; color: #444444; font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 21.3px;">
Jordi Hurtado confiesa que escribió su primer libro con pseudónimo: San Lucas</div>
<div style="background-color: white; color: #444444; font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 21.3px;">
"Por aquel entonces era muy tímido". <span style="line-height: 21.3px;">El conocido presentador reconoce que no vivió los hechos de primera mano sino que los escuchó retransmitidos por Matías Prats.</span></div>
<div style="background-color: white; color: #444444; font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 21.3px;">
<br style="line-height: 21.3px;" /></div>
<div style="background-color: white; color: #444444; font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 21.3px;">
<span style="line-height: 21.3px;">El Papa confiesa que es paraguayo.</span></div>
<div style="background-color: white; color: #444444; font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 21.3px;">
"De pequeño me gustaba la ternera y quería ser psicoanalista, por eso me cambié de nacionalidad. Hice bien, hubiera sido muy difícil llegar a Papa siendo paraguayo. También ganar dos mundiales". </div>
<div style="background-color: white; color: #444444; font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 21.3px;">
<br style="line-height: 21.3px;" /></div>
<div style="background-color: white; color: #444444; font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 21.3px;">
Jordi Hurtado niega que las pinturas de Altamira sean obra suya.</div>
<div style="background-color: white; color: #444444; font-family: Calibri, sans-serif; font-size: 15px; line-height: 21.3px;">
"Al menos no todas", dice con modestia. <span style="line-height: 21.3px;">Siempre se me dio fatal dibujar a los mamuts, de eso se encargaba mi tío Atanasio.</span></div>
<div>
<br /></div>
</div>
Lobo de Barhttp://www.blogger.com/profile/15022414432222683863noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-3365000139710030571.post-49776546027626307192015-09-18T09:49:00.001+02:002015-09-18T09:53:18.205+02:00Discurso de un goliardo en la boda de su hermano<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="color: #222222; font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: medium; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Por fin te casas hermano coñón, gandul, holgazán desaseado... <o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="color: #222222; font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: medium; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">(Azoramiento fingido) Uy, perdón, esta parte está tachada, creo
que no tenía que haberla leído. El discurso oficial debe ser el que aquí empieza:<o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="color: #222222; font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: medium; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Queridos familiares, amigos y otros. <o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="color: #222222; font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: medium; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Al valorar la conveniencia de leer este sermón en la Iglesia encontré ventajas,
como demostrar qué gran cura se perdió el mundo por culpa del celibato. O el
poder darlo impreso junto a los evangelios, todo un honor, para que, con los
subtítulos, se pueda entender lo que no vocalice. <o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="color: #222222; font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: medium; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Sin embargo, me dije que estaría muy feo pronunciar en la casa
del Señor las palabras malsonantes que probablemente aparecerían, como por
ejemplo “cojón”, para decir que un día lo pasamos de cojón o que mi hermano
tiene cada cojón más grande que los dos del caballo de esparteros juntos. <o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="color: #222222; font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: medium; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">También quería evitar el uso de blasfemias y citar la hostia no en
el contexto de la comunión, sino para decir que un día mi hermano se puso
pesado y tuve que calzarle dos hostias o que otro día se enganchó una
borrachera de la hostia...<o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="color: #222222; font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: medium; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Aprovecho para decir que este discurso no es para todos los
públicos, si había algún niño en la sala, debería haberse marchado. <o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="color: #222222; font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: medium; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Mi disertación se centrará en mi hermano. No porque Julieta no
merezca unos cuantos de mis insultos, que sin duda los merece, sino porque he
aguantado a Romeo durante muchos años y el resquemor es más grande.<o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="color: #222222; font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: medium; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Es más, ahora le aguanta ella y yo me libro un poco. Más de doce años lleva con él, quién le iba a decir que iba a ser tan larga... la resaca de
aquella nochevieja.<o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="color: #222222; font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: medium; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Pero vayamos al pasado. Mi hermano fue un niño muy tocapelotas.
Se podía tirar el día colgado encima de ti como un mono para que le
hicieras caso, tenía cierta predisposición a chivarse de mi casi siempre
irreprochable comportamiento y, además, se tiraba pedos como un gañán.<o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="color: #222222; font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: medium; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">(Como improvisando) Empiezo a arrepentirme de no haber leído
esto en la iglesia. Como John Cleese, de los Monty Python, fue el primero en
decir “fuck” en un funeral televisado, yo podría haber sido el primero en decir
“cojón” en una iglesia de Soria.<o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="color: #222222; font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: medium; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">En fin... En su infame infancia, además de molestar, chivarse y
pederse, mi hermano era aficionado a dar mordiscos, primero a mí, hasta hacer
herida, luego a sus amigos y, más tarde, a las chicas. Algo estaba cambiando. <o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="color: #222222; font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: medium; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Contra todo pronóstico, el muchacho empezó a reformarse. Supongo
que mi virtuoso ejemplo y, sobre todo, las palizas que le di, sirvieron para
algo. <o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="color: #222222; font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: medium; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Y es que, hay que reconocer que, aunque siga siendo un tanto
friki, tras muchos años, botellas de wild turkey y lecturas de Bukowski, se ha
convertido en un degenerado de provecho. Entre otras hazañas, se sacó la
carrera con premio extraordinario, consiguió trabajo fuera del circo, subió los
cinco puntos del Machu Picchu en un solo día y, lo más sobresaliente: es capaz
de beber más cerveza que un lanzador de peso búlgaro y de quedarse dormido de
pie en los bares - a veces, después de
haber dicho el abecedario en un eructo.<o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="color: #222222; font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: medium; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Tampoco hay que quitarle mérito al hecho de que conquistase a
una mujer como Julieta, que aunque no sea muy de fiar porque bebe ron - sí, los
que bebéis ron no sois de fiar y los que bebéis bitter kas, tampoco - al fin y
al cabo tiene las facultades mentales más o menos en orden y, en líneas
generales, es aceptable para un Chewbacca como mi hermano. <o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="color: #222222; font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: medium; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Más de doce años llevan juntos... quién lo iba a pensar. Y más
de cinco viviendo bajo el mismo techo, eso sí... en camas separadas.<o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="color: #222222; font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: medium; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Todos los que estáis aquí conocéis a Julieta y a Romeo, creo
que me estoy extendiendo demasiado - podría decir incluso que me estoy
extendiendo un cojón - con el relato de sus vidas y milagros. No seguiré, quien
quiera saber más, que se compre sus memorias. <o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="color: #222222; font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: medium; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Y, precisamente porque les conocéis, me puedo saltar la parte
empalagosa en la que digo que son maravillosos, que hacen una pareja ideal y
todas esas mariconadas.<o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="color: #222222; font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: medium; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">También evitaré otros tópicos, como ese que dice que no pierdo a
un hermano sino que gano a una hermana o que si tomas una cucharada de
aceite antes de las copas no tendrás resaca: son una mierda.<o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="color: #222222; font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: medium; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Así que creo que sólo me queda desearles lo mejor, transmitirles
mi profundo afecto, y rogarles que me liberen pronto de la presión a la que
estoy sometido como primogénito: la de inundar el mundo de churumbeles. <o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="color: #222222; font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: medium; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">(Hacia los novios, saco unos DVDs del bolsillo) Para ello, os he traído
unas películas didácticas: Debajo del abeto te la meto 3, Iba al trabajo y me
comieron lo de abajo 6, etcétera, porque supongo que después de más de doce
años de castidad andaréis un poco perdidos en esos temas. <o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="color: #222222; font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: medium; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Ahora en serio, y disculpad mis bromas. Sinceramente os deseo...
que os vaya de cojón.<o:p></o:p></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><br /></span></div>
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<span style="color: #222222; font-family: Courier New, Courier, monospace; font-size: medium; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">Salud<o:p></o:p></span></div>
<span style="font-family: Courier New, Courier, monospace;"><br />
</span><br />
<div style="background: white; margin-bottom: .0001pt; margin: 0cm;">
<br /></div>
</div>
Lobo de Barhttp://www.blogger.com/profile/15022414432222683863noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-3365000139710030571.post-23724338022013787632015-05-14T17:00:00.000+02:002015-05-14T17:00:12.231+02:00Esos días sin plan<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNormal">
Un delirante Lobo de Bar amanece por la tarde cubierto de
sudor. Hay 33º grados en su casa, considera imposible dormir. La noche previa
terminó de forma no muy digna en el autobús de vuelta de unas fiestas patronales
alteradas por la tormenta. Unas fiestas que se preveían a la intemperie y
terminaron en un bar de carretera con futbolín, precios módicos y un singular
dueño peruano-nipón.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Pero aquello queda lejos. Ahora lo que hay es una luz
cegadora, un cuerpo que suda whisky y una cuestión problemática. Lobo de Bar se
plantea si pasar la resaca en la piscina donde puede hallar a la ninfa que le
rompió el corazón o si abrir una cerveza. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
En la piscina podrá leer, refrescarse, permitir que su
hígado y sus riñones terminen de depurar los excesos del ayer, y puede que vea
a la ninfa, y quizá le vuelva a romper el corazón, o quizá le abra la puerta a
un mañana diferente. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Si se toma una cerveza su nivel de alcohol en sangre volverá
a parámetros desconocidos por los cosacos del Volga y dará comienzo una nueva
jornada de degeneración con imprevisibles consecuencias. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Escuchamos el sonido de una lata de Ambar que se abre.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Como es verano Lobo de Bar ha dejado temporalmente el rock y
el oporto y se abandona a la cerveza con limón y a los sonidos africanos y
latinos. En concreto ha descubierto un disco añejo llamado Los diablos del
ritmo, óptimo para arrojarse por una espiral cálida y demente. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Es un sábado de agosto sin plan preconcebido. En principio
no hay nadie disponible en la ciudad y las primeras cervezas y horas
transcurren en solitario, con el único acompañamiento de esa música tropical
enloquecida. Su mente deambula por los acontecimientos vividos en las últimas
semanas. Ha terminado de escribir un libro, ha perdido un amor, se ha reencontrado
con otro, ha visto que la vida sigue, las canas proliferan, y el alcohol le acompaña
entre amable y traicionero en su descenso autodestructivo. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Durante tal vorágine, Lobo de Bar ha mandado botellas con
mensajes que incitan a la farra, algunos se perdieron en el océano, otros no
obtuvieron resultado, dos logran que su destinatario acuda raudo a la llamada
del gintonic vespertino. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
En su decadente salón, dos viejos amigos preparan con
ginebra, limón y tónica un combinado adusto, alejado de las ensaladas a la
moda. La conversación se anima y les lleva a destinos lejanos, a viajes
recientes y a guazas antediluvianas, casi perdidas en su memoria, a guazas que
fundamentaron amistades ilógicas con vínculos difíciles de romper. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Arrastrados por responsabilidades probablemente vergonzosas,
los contertulios de Lobo de Bar desaparecen. Él podría desistir y dejarse
vencer por el sueño, pero confía en la bendición de San Bukowski para los
planes imprevistos, confía en esos días de los que nada se espera y terminan
siendo memorables. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Uno de sus amigos le sugirió que fuera a cenar con dos
sujetos para él ignotos que, gracias a su recomendación, le ofrecen compañía. Alegre
de abandonar su casa, Lobo de Bar monta en una bici y recorre la ribera del río
al anochecer: mosquitos, murciélagos y parejas acarameladas y sorprendidas en
actos en mayor o menor medida impuros.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Los amigos de su amigo son dos tiradores de élite, uno de
ellos exagente de la KGB. Le llevan a un excelso bar de tapas donde se funden
tradición y modernidad en la búsqueda de nuevos matices para platos de siempre.
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Tras la cena, abundosa y bien maridada, deciden facilitar la
digestión ingiriendo licores en una terraza. La temperatura es óptima. Los
tiradores de élite cuentan anéctodas de su profesión con gracia, saben imprimir
a las historias intriga y tempo, y plagarlas de personajes carismáticos. Lobo
de Bar, halagado por las atenciones que le prodigan, no intenta competir con
relatos tragicómicos teñidos por lo surreal. Esta noche no es su papel.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Cuando la terraza cierra se retira el exagente. Los dos
perdidos restantes se encaminan a una taberna irlandesa. Allí hay más alcohol y
una camarera que se distingue por la elegancia que emana de su cuerpo, que nace
en una espalda descubierta, pasa por un cuello que reclama mordiscos y
llega hasta unos ojos conocedores de los
arcanos de la seducción y del sexo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Se dejan conquistar por la sacerdotisa del templo hasta que,
a la hora de cierre, huye en una calabaza de 220 caballos. Son las cinco de la
mañana, una hora de retirada razonable. En las inmediatas cercanías no hay
tugurios abiertos. Se van todos. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Todos menos Lobo de Bar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Han sido muchas las ocasiones que ha tenido a lo largo del
día y de la noche para recogerse, muchos los trenes camino a la cordura que ha
dejado pasar. Pero no ha tenido bastante. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Camina hasta un antro donde se refugia lo más granado de la
caterva noctívaga, la élite de la depravación insomne. Allí beben espirituosos
infames sin atender a la música, digna del averno, con temeraria
despreocupación, sin importarles, en absoluto, el mañana. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Hace tiempo que Lobo de Bar se mueve en los círculos
dantescos de la ciudad y no es raro que se encuentre a varios conocidos con los
que comparte conversaciones beodas e incluso partidas de ajedrez. Y en ello
pasa el tiempo mientras amanece, cantan los pájaros y la gente temerosa de Dios
asiste a la eucaristía dominical. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Lobo de Bar se plantea por fin abandonar ese barco ya
naufragado, pero en su incipiente huida divisa a una profesora de su época universitaria Es una de las pocas que gozaban de su simpatía, de forma que la saluda
e inicia una conversación delatora de excesos etílicos cuyo tema estrella es la
universidad: ente y circunstancia.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Pronto llegan a lo personal y hablan de ella como profesora
y de él como alumno, y se respira en la atmósfera que ambos preferirían estar
solos. Los prudentes acompañantes de la maestra se retiran, y quedan profesora
y exalumno conversando, sin que parezcan extrañados por lo inhabitual del
encuentro y la situación ni por lo intempestivo de la hora. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Lobo de Bar confiesa que fue una de sus mejores profesoras,
pero que parecía demasiado cercana y demasiado joven como para que la tomaran
en serio. Luego, unidos por la antipatía, hablan de personajes
detestables. Ella, algo picada por el comentario previo, asegura ser más
severa. Lobo de Bar protesta: verla era uno de los pocos alicientes en aquel
lugar siniestro donde pasaban las horas con la pesadez de un reloj de plomo. Le
pregunta si no se percataba de cómo la miraba en clase. Ella le dice que sí,
que un poco, y se ríe turbada, y la mano de Lobo de Bar, que ya ha rozado
varias veces el vestido, se posa definitivamente en su costado, y sus caras se
aproximan para confirmar lo que hace rato decían sus ojos .</div>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Una sucesión de besos nace de sus bocas, impropia del
entorno donde se están dando, impropia de un antro obscuro dedicado por entero
a la depravación, un antro obscuro donde parecía haber lugar para todo salvo
para la belleza. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
Con el sol en lo más alto deciden guarecerse. Abismados en
el placer y el asombro follan borrachos, divertidos, impropiamente cariñosos.
Se entienden sin palabras como desde el primer momento, cuando se encontraron,
y sí, es ilógico e irreal, y el alcohol no es ajeno a su hipnosis, y quizá
debieran pensar en un mañana, pero les parece tan dulce vivir en un duermevela
de sexo que prefieren seguir y seguir, hasta que caiga de nuevo la noche, cuando
sea demasiado tarde como para despertar.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
</div>
Lobo de Barhttp://www.blogger.com/profile/15022414432222683863noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-3365000139710030571.post-58783466377414900882014-12-19T22:20:00.002+01:002014-12-19T22:22:27.977+01:00Crítica de Bar: Ragtime<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Retomo la escritura en el blog para hablar de lo que más nos gusta a los goliardos: los bares, y alguien podría aducir que lo que más nos gusta son las mujeres y el alcohol, y sería cierto, pero las mujeres y el alcohol saben mejor en un buen garito.<br />
<br />
Y siento cierta vocación de servicio público al hablar de bares con encanto, pues los que había en la ciudad van cerrando o cambiando de dueños, como algunos de los que han pasado por esta sección: <a href="http://laconjuradelosgoliardos.blogspot.com.es/2010/05/critica-de-bar-el-bar.html">el Bar</a>, el <a href="http://laconjuradelosgoliardos.blogspot.com.es/2011/12/critica-de-bar-el-paramo.html">Páramo </a>o, más recientemente, <a href="http://laconjuradelosgoliardos.blogspot.com.es/2012/03/critica-de-bar-la-crepa.html">La Crepa</a>. Guardemos un minuto de silencio por ellos.<br />
<br />
Hoy hablaré de un bar distinto a los referidos hasta la fecha, pues se trata de un bar de jazz.<br />
<br />
Después de atravesar unas pesadas puertas se llega a un lugar diferente, de variada decoración, reflejo de sus más de 25 años de vida. En la barra e inmediaciones abundan los motivos británicos, por ejemplo un póster de Escocia o la bufanda de un equipo inglés, creo recordar que el Lincoln City. En las elegantes estanterías, culminadas por leves arcos de madera, hay objetos variados: campanillas, ovejas de barro... y, por supuesto, botellas, unas cuantas de whisky, sólo un poco cubiertas de polvo.<br />
<br />
Frente a la barra, un mueble de madera con cristal esmerilado parece una puerta o una ventana a otros tiempos: tras él, una fotografía en blanco y negro a tamaño natural nos muestra a unos personajes de antaño.<br />
<br />
El bar es alargado y tiene un aire colonial, con sus sillas de mimbre, sus mesas blancas, y sus viejos anuncios de bicicletas o del Moulin Rouge en las paredes. Al fondo, hay un cuadro azul, una batería y, muchas veces protagonista, un vetusto piano vertical.<br />
<br />
En el Ragtime suena, como ya hemos avanzado, jazz, el que selecciona Jesús, excelente y culto barman, además de actuaciones en directo improvisadas.<br />
<br />
Llegamos aquí a uno de los aspectos distintivos del bar, su público, generalmente de avanzada edad pero siempre curioso, Es posible por ejemplo encontrarse con <a href="http://antoncastro.blogia.com/2012/052104-domingo-belled-musica-y-vida.php">Domingo Belled</a>, un pianista octogenario afincado en Holanda que de vez en cuando viene de aquel país para comerse unos huevos con puntillas y tocar en el Ragtime.<br />
<br />
Y es que, por algún motivo es un bar propenso a que sucedan cosas extrañas. Como ésa, encontrarse a Domingo Belled al piano, o a otros músicos de renombre, o a un anciano gentleman que se pilla a unas guazas de aúpa mientras ofrece interesante conversación, o a un cliente habitual que ha traído un prestigioso queso gallego y se esmera en la búsqueda de la tapa perfecta, o a una mujer envuelta en sábanas que ha bajado para refugiarse porque ha entrado alguien en su casa.<br />
<br />
Aunque el suceso más curioso al que he asistido fue la aparición, en un tranquilo día de invierno, de un peculiar grupo formado por dos lugareños y un hombre de 150 kilos, ostentoso bigote y aspecto de mexicano que extrajo del piano sonidos envolventes y desconocidos. Según me dijo el barman, se trataba de Dorian Wood, que estaba de gira por España y es éste señor:<br />
<br />
<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="270" src="https://www.youtube.com/embed/9onKjVoplTQ" width="480"></iframe><br />
<br />
La calificación del Ragtime es 6 BOBs - 1 por tener un ambiente más tranquilo y viejuno de lo preferido por lo goliardos + 1 por su propensión a los sucesos extravagantes. Total: <b>6 BOBs</b>.<br />
<br /></div>
Lobo de Barhttp://www.blogger.com/profile/15022414432222683863noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-3365000139710030571.post-57626602670302564552014-03-14T15:40:00.001+01:002014-03-14T15:43:13.931+01:00El anillo de los goliardos<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
A falta de perfeccionamiento y probables extensiones, los goliardos orgullosamente presentamos el juego de beber definitivo, inspirado en el Ring of fire y el Señor del tres: El anillo de los goliardos.<br />
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 12.6pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
Se juega con una baraja preferentemente española y de Heraclio
Fournier. Se coloca boca abajo formando un círculo alrededor de un vaso vacío.
El juego consistirá en ir levantando cartas por turno, en sentido inverso al de
las agujas del reloj, y cumplir (por una vez) con las normas estipuladas. Hay normas para el
8, el 9 y el 10 que, obviamente, no serán utilizadas si la baraja es la
tradicional de 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, sota, caballo y rey. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 12.6pt; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
El que tenga el pelo más largo empieza, si hay empate se
compara el de los genitales.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
As – <b>Cascada</b>.
Todos vaso en mano. El que ha levantado la carta empieza a beber, el siguiente
le sigue inmediatamente y así hasta el último. Cuando el que ha levantado el as
deja de beber, el siguiente puede parar o seguir tragando, cuando él pare el
tercero se enfrenta a la misma elección y así sucesivamente. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Dos – <b>Es amor</b>. Beben
el que levanta la carta y otro que elija.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Tres – <b>Señor del tres</b>.
El primero que levanta un tres en la partida será el Señor del Tres hasta el
final de la misma. Tal honor consiste en que cada vez que salga un tres o un
múltiplo de tres (3, 6,9 si lo hubiera y rey), bebe. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Cuatro – <b>Tu retrato</b>.
Bebes.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Cinco – <b>Maestro
Corazón</b>. Antes de que el turno vuelva a ti tienes que poner el dedo corazón
sobre la mesa y los demás seguirte. El último bebe.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Seis – <b>Temas</b>.
Escoge un tema (por ejemplo: cosas que se encuentran en un campo de fútbol,
marcas de brandy, dictadores sanguinarios...), el siguiente tiene que decir una
palabra relacionada, el siguiente otra y así sucesivamente hasta que alguien se
quede en blanco, que será quien beba.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Siete – <b>Rimas</b>. Di
una palabra cualquiera, el siguiente jugador tendrá que decir otra que rime con
la anterior, y el siguiente otra, hasta que el que falle beba.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Ocho – <b>Chochos</b>.
Beben las chicas.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Nueve – <b>Penes</b>.
Beben los chicos.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Diez - <b>Preguntas</b>.
Haz una pregunta al siguiente jugador, éste, sin responder e inmediatamente,
tiene que hacerle otra al siguiente y así sucesivamente hasta que alguien calle
y beba.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Sota – <b>Levanta otra
carta y manda</b> el número de tragos correspondiente (con un as 1, con un 2
dos... con un rey 12). <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Caballo – Pon una <b>regla</b>.
Durará hasta que el turno regrese a ti. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
Rey – <b>Rey ruso</b>. Quien
saque un rey vierte de su copa la cantidad que quiera en el vaso que está en el
medio. El que saque el cuarto y último rey se bebe el contenido del vaso. Es
entonces cuando termina la partida.<br />
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
</div>
Lobo de Barhttp://www.blogger.com/profile/15022414432222683863noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-3365000139710030571.post-47991569760054252922014-02-24T16:40:00.001+01:002014-02-24T16:40:31.449+01:00El cine no ha muerto<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="MsoNormal">
<b>Dr. Strangelove</b>: No se ha hablado poco de la crisis que
atraviesa el cine, una crisis ligada a los avances tecnológicos y el cambio de
hábitos de consumo, pero también una crisis creativa. La primera década del
milenio ofreció pocas películas memorables. Que me vengan a la mente Ciudad de
Dios, Old Boy, El Pianista... y siguieron interesando las obras de Tarantino,
Scorsese, Burton, Pixar, Wong Kar Wai, Eastwood... <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
“El cine ha muerto, los buenos guiones están en las series”,
se dice. Y no faltan argumentos para sostener esta hipótesis. Ya hemos
comentado alguna serie excelsa, los blockbuster de los últimos años han sido
películas dirigidas a adolescentes con guiones mayoritariamente mediocres, casi
siempre con superhéroe de por medio. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
Pero hete aquí que en un mismo año aparecen unas cuantas
películas extraordinarias:<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<a href="https://www.youtube.com/watch?v=3uHcRnzRPpQ">La vida de Adele</a>: una película arriesgada, tres horas de
primeros planos, muchos mocos, genitales femeninos también, pero sobre todo una
historia humana (no sólo de amor) profundamente real y viva. A mi edad, me
enamoré de Adele.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<a href="http://youtu.be/PRETVnYfSx4">La gran belleza</a>: la búsqueda del sentido de la vida en el
arte y la belleza frente al abismo de la la vacuidad y la desidia, La dolce
vita postmoderna, y un personaje memorable: Jep Gambardella. <o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<a href="https://www.youtube.com/watch?v=PaAvUOXUohk">El lobo de Wall Street</a>: llámenla Miedo y asco en Wall
Street, una ópera bufa desopilante, Scorsese en plena forma, Casino pero a lo
bestia.</div>
<div class="MsoNormal">
<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
<a href="https://www.youtube.com/watch?v=sfjvEJnEUSo">A propósito de Llewyn Davis</a>: uno de los mejores retratos recientes
sobre el fracaso, sin concesiones, sin aspavientos, quizá por eso la primera
impresión es que falta algo, un empujón, no es así, ganará con el tiempo.<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<div class="MsoNormal">
También merecen la pena Stoker, un cuento tenebroso y
gamberro de sensual estética; el drama sureño de Mud, de sólido guión; Blue
Jasmine gracias sobre todo a Cate Blanchett; la exquisitez formal de 12 años de
esclavitud y de La mejor oferta; el poderío técnico de La desolación de Smaug; algunas
escenas de la irregular The Grandmasters; la turbia teatralidad de La Venus de las pieles, los excesos barrocos de El gran
Gatsby, La espuma de los días y Sólo Dios perdona... etc etc<o:p></o:p></div>
<div class="MsoNormal">
<br /></div>
<br />
<div class="MsoNormal">
Y quizá la industria del cine no esté respondiendo a los
nuevos hábitos de consumo con la rapidez deseada, quizá la política de precios
de las salas de cine podría ser más imaginativa... pero para que no muera el
cine lo que más falta hacía era esto: buenas películas.<o:p></o:p></div>
</div>
Lobo de Barhttp://www.blogger.com/profile/15022414432222683863noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-3365000139710030571.post-3339655461501600882013-12-19T19:05:00.002+01:002013-12-19T19:05:56.500+01:00Deadwood<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<b>Dr. Strangelove:</b> He ido posponiendo durante meses la visión de los últimos capítulos de Deadwood, no quería que terminase para mí, sobre todo sabiendo que la serie fue cancelada por la HBO y que no iba a haber un final bien cerrado. Pero ayer ya no podía más. Después de ver una película infame que no levanta ni la presencia de Eva Green (Perfect sense), merecía algo mejor.<br />
<br />
Se conoce la predisposición goliardesca a las películas del Oeste en los días de resaca, óptimas para escapar del tedio degradado de nuestros cuerpos mediante la pérdida de la noción de lo cotidiano, embebiéndonos de sus paisajes a veces desérticos, a veces de montaña, casi siempre fronterizos, y de la hombría de esos centauros que valen según lo rápido que desenfunden, que juegan al póker y beben un whisky seguro nefasto.<br />
<br />
Deadwood es eso y mucho más. Tiene el encanto del género prototípico pero aderezado con una crudeza y una profundidad propias del mundo de la televisión postsopraniano.<br />
<br />
En Deadwood vemos una alegoría sobre la civilización, sobre cómo se trata de instaurar el orden en el caos, en el caos que domina un pueblo recientemente erigido a la sombra de unas minas de oro. La única ley que impera es la del más fuerte, quizá también la del más listo, y eso no se muestra con la épica de las películas de la edad de oro del western, sino con toda su miseria y toda su brutalidad. Para que nos entendamos, de Deadwood hasta el mítico Wyatt Earp tiene que salir por patas.<br />
<br />
Muchos personajes están inspirados por sujetos históricos, y podemos decir que se trata de una obra realista donde salpican el barro y la mugre, pero, ay, ojalá la realidad fuera tan crudamente hermosa. Empezando con los diálogos, creo que sólo comparables con los de The Wire, ¡qué barroquísima belleza aderezada de tacos! Unos frikis se dedicaron a contar el número de palabras derivadas de “fuck” que se decían y les salió que casi dos por minuto, aunque el insulto que más retumba en la serie es el también omnipresente “cocksucker”.<br />
<br />
Y ni esa calidad de los diálogos ni la perfecta ambientación distraen de la cantidad de acontecimientos que suceden. Porque esa alegoría de la civilización da para muchas tramas bien desarrolladas y con multitud de clímax. Para ello se sigue un amplio abanico de personajes atrayentes y más o menos carismáticos por los que el guión demuestra un continuo coqueteo y amor, aunque se trate de personajes detestables.<br />
<br />
Dentro de una obra coral con quince o veinte personajes bien construidos, destaca uno: Al Swarangen, el Maquiavelo del burdel, al que se empieza casi odiando y se termina por profesar una total aunque temerosa idolatría. Ian McShane se come la función con sus excesos verbales, con sus maquinaciones y su tendencia a soltar peroratas mientras alguna de sus fulanas le vacía bucalmente las gónadas.<br />
<br />
Podríamos hablar de muchos personajes, quizá el único que se quede corto es el que parecía iba a ser el protagonista, el Sheriff Bullock, que no saca partido del papel de don Quijote contra el mundo. Sí lo sacan otros que podrían haber sido anecdóticos, como los sirvientes disminuidos del lupanar de Swarangen y del hotel, o la propia tropa del proxeneta, uno de cuyos miembros protagoniza en la temporada tres la pelea más brutal que he visto en una pantalla junto a la de Viggo Mortensen en Promesas del Este.<br />
<br />
Vean Deadwood, pisen el lodazal, y alégrense de poder hacerlo desde sus cómodos sillones.<br />
<br />
<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="344" src="http://www.youtube.com/embed/Lsa8x-lviIw" width="459"></iframe><br />
<div>
<br /></div>
</div>
Lobo de Barhttp://www.blogger.com/profile/15022414432222683863noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-3365000139710030571.post-11243591175501611282013-11-23T21:13:00.001+01:002013-11-23T21:13:41.149+01:00Crítica de bar: Jane Birkin<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
Es de agradecer que en un universo de bares con nombres cutres o poco imaginativos alguien decida dedicar el suyo a una belleza de antaño como la Birkin. El antro lleva años abierto con la suficiente personalidad como para que no recuerde su anterior denominación.<br />
<br />
Tiene dos plantas de las cuales sólo abre la de arriba cuando no hay gran afluencia, es decir, entre semana y las primeras horas del viernes y el sábado. Decoración con predominio de lo oscuro y toques sutiles en marcos elegantes hasta en el baño. La barra de arriba tiene un atractivo aspecto por su curvatura y el espacio diáfano donde aparecen los licores que ansiamos los dipsómanos y otros amantes de la noche más o menos casuales. Hay sofás donde reposar, no sé si son cómodos porque jamás los he utilizado. Abajo la decoración es más básica, sólo una foto sugerente de Jane Birkin rompe la monotonía.<br />
<br />
En cuanto a música es un bar muy irregular. Generalmente se pinchan temas bailables que distan del poperismo y el reggaeton del casco circundante, pero hay gran amplitud de registros. Personalmente tuve vetado el bar durante un largo periodo, después de que una noche pincharan en la parte de abajo dos tipos que iban de raperos "chungos" con la gorra de lado y camiseta de tirantes demostrando una habilidad psicomotriz escasa y, sobre todo, que cometieron la infamia de poner dos canciones de OBK entre mucha otra mierda que desde luego nada tenía que ver con los Public Enemy.<br />
<br />
El garito recuperó el favor de este exigente crítico cuando en una noche de gran jarana con atavíos estrambóticos variados se colocó al mando un señor regordete con barba descuidada, camisa de cuadros y postura vencida, como de estar viendo en el ordenador un capítulo de Hospital Central, y se dedicó a pinchar temazos bailables de los últimos 20 años siempre bien insertos en la sesión y sin abusar del remember.<br />
<br />
En cuanto al ambiente, diremos que la media de edad rondará los 30 años, que no falta la gente guapa y que el garito tira a lo pijo sin abusar. Las copas no son baratas y no hay batallines, punto negativo. Con frecuencia se atisban féminas atractivas con diferentes grados de ebriedad, creo que también hay maromos majetes pero es ese un campo en el que no quiero adentrarme.<br />
<br />
Visítenlo, si no son unos imberbes de gusto reprobable que frecuentan chupiterías y bares inexpresivos como un Ikea disfrutarán del bar. Sobre todo si no son de la tendencia goliardesca a dejar el codo en la barra y les gusta marcarse algún baile en mayor o menor medida absurdo.<br />
<br />
Es difícil calificar un bar de música irregular, pero lo dejaremos en <b>4 BOBs</b>. </div>
Lobo de Barhttp://www.blogger.com/profile/15022414432222683863noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-3365000139710030571.post-37134286211140194002013-09-01T15:11:00.003+02:002013-09-01T15:11:43.029+02:00Un día<div dir="ltr" style="text-align: left;" trbidi="on">
<div class="ecxmsonormal" style="background: white; line-height: 15.75pt; margin-bottom: 16.2pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm;">
<span style="color: #444444; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.5pt;">Iba
jodido de pasta. Cogí la pipa y bajé a un bar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="ecxmsolistparagraph" style="background: white; line-height: 15.75pt; margin-bottom: 16.2pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -18.0pt;">
<span style="color: #444444; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.5pt;">-</span><span style="color: #444444; font-size: 7.0pt;"> <span class="apple-converted-space"> </span></span><span style="color: #444444; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.5pt;">Dame todo lo que tengas.<o:p></o:p></span></div>
<div class="ecxmsolistparagraph" style="background: white; line-height: 15.75pt; margin-bottom: 16.2pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -18.0pt;">
<span style="color: #444444; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.5pt;">-</span><span style="color: #444444; font-size: 7.0pt;"> <span class="apple-converted-space"> </span></span><span style="color: #444444; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.5pt;">Capullo, acabo de abrir.<o:p></o:p></span></div>
<div class="ecxmsonormal" style="background: white; line-height: 15.75pt; margin-bottom: 16.2pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm;">
<span style="color: #444444; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.5pt;">Abrió
la caja y me enseñó su contenido: monedas para cambios. Miré el equipo de
música, no era gran cosa.<o:p></o:p></span></div>
<div class="ecxmsolistparagraph" style="background: white; line-height: 15.75pt; margin-bottom: 16.2pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm; text-indent: -18.0pt;">
<span style="color: #444444; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.5pt;">-</span><span style="color: #444444; font-size: 7.0pt;"> <span class="apple-converted-space"> </span></span><span style="color: #444444; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.5pt;">Joder.<o:p></o:p></span></div>
<div class="ecxmsonormal" style="background: white; line-height: 15.75pt; margin-bottom: 16.2pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm;">
<span style="color: #444444; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.5pt;">Me
senté en la barra y le pedí un whisky, el mejor que tuviera. Por lo menos…<o:p></o:p></span></div>
<div class="ecxmsonormal" style="background: white; line-height: 15.75pt; margin-bottom: 16.2pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm;">
<span style="color: #444444; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.5pt;">Parecía
un buen tipo, me jodió haberle apuntado con mi pistola. El whisky estaba muy
bueno, era un Glenfiddich 12 años. Entonces le conté mi vida. Le dije cómo
escapé del psiquiátrico, cómo tuve que dejar allí a la única mujer que me había
amado por un mal sueño de libertad. Era un tipo comprensivo y me puso la mano
en el hombro. Él también me contó algunas historias. Tenía carisma. Enjuto,
pelo gris y largo. Con cierto parecido a Bob el de Twin Peaks, pero sin la
locura y la maldad en sus ojos. La voz cavernosa. Pensé que podíamos ser
amigos. Seguía sin un puto duro en el bolsillo, ahora me daba igual. El whisky
era bueno, la conversación mejor. Llegó un hombre para tocar la guitarra. Joder.
Impresionante. Como el jodido Hendrix, como el jodido Paco de Lucía. La
diferencia es que él tocaba el dobro. El camarero cantaba con su voz ajada. Qué
placer. Entonces, cuando estaba abstraído por la música, lejos de todos mis
problemas en un valhalla etílico, ese camarero amable me reventó una botella de
Marie Brizard en la cabeza.<o:p></o:p></span></div>
<div class="ecxmsonormal" style="background: white; line-height: 15.75pt; margin-bottom: 16.2pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm;">
<span style="color: #444444; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.5pt;">Cuando
desperté estaba en una ambulancia y me lo tomé muy mal. Casi era mi amigo. Cogí
al enfermero y le rompí el cuello. Cogí al conductor y le rajé con una
jeringuilla. Nos dimos una buena hostia.<o:p></o:p></span></div>
<br />
<div class="ecxmsonormal" style="background: white; line-height: 15.75pt; margin-bottom: 16.2pt; margin-left: 0cm; margin-right: 0cm; margin-top: 0cm;">
<span style="color: #444444; font-family: "Calibri","sans-serif"; font-size: 11.5pt;">Y
ahora estoy esperando en el corredor de la muerte. He pedido oír por última vez
a Johnny Cash. I walk the line. Y me pregunto si cuando enciendan la silla
llegaré a oler cómo se chamusca mi carne. <o:p></o:p></span></div>
</div>
Lobo de Barhttp://www.blogger.com/profile/15022414432222683863noreply@blogger.com3