Dr. Strangelove: Quizá sea por haber vivido aquí tantos años y por comprender mejor este sentido del humor que el de otros países, pero considero que España es un país privilegiado en cuanto a comedia. Y no hablo del landismo, de Pajares, Esteso, Ozores o de Paco Martínez Soria, que pueden tener su punto de encanto bizarro pero no sobreviven a un examen crítico.
El gran maestro de la comedia negra Luis García Berlanga nos ha dejado obras maestras como El Verdugo, Bienvenido Mister Marshall o Plácido, y notables como Calabuch, Los jueves, milagro, o la trilogía de La escopeta nacional. Quizá estemos hablando del mejor director que ha desarrollado su carrera en España. Sus películas destilan humor negro e inteligencia y si no ha tenido una mayor repercusión internacional probablemente sea por lo castizo de su visión, puede que no muy exportable.
Y si hablamos de Berlanga no podemos dejar de nombrar al gran guionista Rafael Azcona, autor o coautor de muchos de sus guiones y que también trabajó por ejemplo con el italiano Marco Ferreri, que nos dejó películas entrañables, sociales y crudas como El pisito o El cochecito.
Porque en España hubo en aquella época una cantera de actores realmente memorable. Hablo de José Isbert, Jose Luis López Vázquez, Luis Ciges, Rafael Alonso, Manuel Aleixandre, Agustín González, Chus Lampreave o Fernando Fernán Gómez, y algo después José Sacristán, Ramón Barea, Gabino Diego, Enrique San Francisco o incluso Antonio Resines antes de que se volviese cansino.
De los tiempos del cine en blanco y negro tuvimos otros directores cómicos a mencionar como José María Forqué y su Atraco a las tres. Y entre los actores mencionados, Fernando Fernán Gómez dirigió alguna comedia dramática como El viaje a ninguna parte, ya en los 80.
De Buñuel ya hablé algo y lo poco que dirigió en España no se puede calificar como comedia, aunque haya algún toque muy negro en Viridiana y en Tristana.
De los 80 y 90 destacaré el humor absurdo de José Luis Cuerda en Amanece que no es poco o El bosque animado, las películas cañís de Almodóvar antes de que se pusiera serio (Mujeres al borde de un ataque de nervios), la gamberra Airbag de Juanma Bajo Ulloa, tantas veces imitada sin éxito, y también el personal, tenebroso y lúdico mundo de Alex de la Iglesia (El día de la bestia, La comunidad).
En los últimos años estamos viviendo una renovación del género relativamente esperanzadora gracias a la fértil cantera de Muchachada Nui, Vaya semanita y, en menor medida, 7 vidas, si bien, hasta la fecha han conseguido mayores logros con sus sketches que con sus películas.