lunes, 28 de junio de 2010

No se asusten, la conjura sigue en pie

Como los escasos pero sagaces lectores de este excelente blog habrán sospechado, he estado de viaje con mi querido tío Matt. En esta ocasión, el camino nos ha llevado a la parte europea de Rusia y a los Países Bálticos (Estonia, Letonia y Lituania).

Ya contaré detalles cuando me encuentre menos jodido moralmente y con más ánimos que hoy, lunes.

Y, entre otras muchas cosas, durante el viaje pensé que la sección del Tío Matt en esta bitácora no ha sido tan prolífica como cabía esperar, así que le he mandado ponerse a trabajar para ir sacando artículos atrasados que iréis viendo.

De momento no tengo fuerzas para más. Dejo un video que demuestra que en Rusia puede pasar de tó:

jueves, 3 de junio de 2010

La conciencia de Zeno

Profesor Marmordo: Abordaremos hoy un libro poco conocido pero muy apreciado por la crítica, que lo considera uno de los grandes del siglo XX. El autor, Italo Svevo no tuvo mucho éxito al publicar sus primeras obras, y no escribiría ésta hasta muchos años más tarde, animado por su amigo James Joyce.

El libro lo forman una especie de memorias escritas por Zeno Cosini, burgués triestino, a petición de su psicólogo, que trata de ayudarle a dejar de fumar. El punto de vista es una de las claves de la novela, pues Zeno no es un narrador al uso, sino que nos va explicando los detalles de su vida que quiere, siendo muchas veces condescendiente consigo mismo y en algunas ocasiones no completamente sincero, de forma que su personalidad, la de un individuo abúlico que no carece de cinismo, se nos va revelando con sus actos y sus más o menos creíbles confesiones.

La existencia que nos relata no es muy distinta de la de una persona cualquiera: su adicción a la nicotina, sus amoríos, su relación con el trabajo, pero la narración destila un notable sentido del humor, muchas veces tan sutil que cuesta captarlo si no se está atento, pues hay que afrontar el libro con espíritu crítico, sospechando continuamente de narrador tan poco convencional.

De esta forma, La conciencia de Zeno parece una especie de búsqueda del tiempo perdido paródica, pues se afrontan los recuerdos con psicologismo, pero en este caso no para escribir un relato cercano a la autobiografía como el proustiano, sino para contruir un personaje casi ridículo pero realmente portentoso (rodedado de grandes secundarios como Guido), que se ha ganado por derecho propio un sitio en la historia de la literatura.

Como ya he avanzado no es una novela sencilla de leer, no porque el estilo sea obscuro, que no lo es, sino porque es necesaria una notalbe capacidad de análisis para no perder los detalles subyacentes al relato, y porque el sentido del humor puede no ser del gusto de gran parte de los lectores actuales, para quienes, de esta forma, el libro perdería todo su encanto.