El último año ha sido casi sabático en lo que al blog se refiere. Los que me conocen saben que no he parado y que he dedicado el tiempo que era para el blog a escribir una novela, una novela que además ha recogido unas cuantas entradas de La conjura que he decidido retirar de la red.
He echado de menos escribir aquí, sobre todo por el buen rollo que había con unos cuantos bloggers que considero colegas como Sergio, Raúl, las Másqueperras, el señor Lavilha, el Sr. Chinaski, etc, pero lo cierto es que más allá de este reducido grupo de depravados que quizá me echaran algo de menos el blog seguía casi igual aunque no estuviera. Si cuando me esforzaba en escribir dos o tres artículos por semana tenía unas 1.200 visitas al mes, en este año ausente tenía unas 900, y de entradas no especialmente brillantes. Eso ha sido un poco descorazonador.
Es descorazonador que escribas con tu hígado y que llegues a tan poca gente, que no haya un boca-oreja ni siquiera cuando te hacen propaganda desde blogs de más éxito. Y tampoco era la idea que este blog se convirtiera en un fenómeno social a la altura de Gran Hermano, jaja, de hecho, realmente empezó como terapia y para ligarme a una tía que hoy está felizmente casada y con dos hijos, pero en fin, te planteas si merece la pena darle tanto tiempo cuando lo puedes dedicar a hacer otras cosas, y no me refiero sólo a emborracharme que eso lo he seguido haciendo, si no más bien a escribir algo más elaborado que las entradas de un blog, que pueden ser excelsas pero que si se pasan de extensión se separan de los objetivos de un blog.
Total, que supongo que seguiré escribiendo mis inquietudes y algunas aventurillas aquí, pero no con la frecuencia y regularidad de antaño. Y a esos colegas que he mencionado a los que siento cercanos a pesar de la distancia y a alguno más, les mandaré la novela goliardesca si la quieren, mi correo viene en el perfil.
He echado de menos escribir aquí, sobre todo por el buen rollo que había con unos cuantos bloggers que considero colegas como Sergio, Raúl, las Másqueperras, el señor Lavilha, el Sr. Chinaski, etc, pero lo cierto es que más allá de este reducido grupo de depravados que quizá me echaran algo de menos el blog seguía casi igual aunque no estuviera. Si cuando me esforzaba en escribir dos o tres artículos por semana tenía unas 1.200 visitas al mes, en este año ausente tenía unas 900, y de entradas no especialmente brillantes. Eso ha sido un poco descorazonador.
Es descorazonador que escribas con tu hígado y que llegues a tan poca gente, que no haya un boca-oreja ni siquiera cuando te hacen propaganda desde blogs de más éxito. Y tampoco era la idea que este blog se convirtiera en un fenómeno social a la altura de Gran Hermano, jaja, de hecho, realmente empezó como terapia y para ligarme a una tía que hoy está felizmente casada y con dos hijos, pero en fin, te planteas si merece la pena darle tanto tiempo cuando lo puedes dedicar a hacer otras cosas, y no me refiero sólo a emborracharme que eso lo he seguido haciendo, si no más bien a escribir algo más elaborado que las entradas de un blog, que pueden ser excelsas pero que si se pasan de extensión se separan de los objetivos de un blog.
Total, que supongo que seguiré escribiendo mis inquietudes y algunas aventurillas aquí, pero no con la frecuencia y regularidad de antaño. Y a esos colegas que he mencionado a los que siento cercanos a pesar de la distancia y a alguno más, les mandaré la novela goliardesca si la quieren, mi correo viene en el perfil.