martes, 23 de febrero de 2010

Pudo ser la hora más rentable

Este breve relato fue enviado a un concurso cuyo premio era un viaje de doce días para dos personas a Costa Rica, que estimo no valdría menos de 2.000 €. Lástima que no resultara ganador (quedó entre los finalistas), pues hubiera sido la primera vez que cobro más por una hora de trabajo que mi fontanero.

India 2008

Desde la terraza de un cuarto destartalado, terminando de preparar la mochila, echo un último vistazo al Ganges y a los Ghats de Varanasi. Es tarde. Mi tren sale en poco más de media hora y no es sencillo llegar a la estación. Bajo a trompicones las escaleras del ruinoso edificio, me despido del dueño entregándole la llave de la habitación y corro en busca de un autorickshaw. Encuentro uno. Como no puedo demorarme regateando acepto la segunda oferta del conductor, un indio bajito y con bigote, de profunda mirada. Le explico que tengo prisa, él sonríe y enciende el motor sin contestarme. En seguida avanzamos a toda velocidad, apurando al máximo en cada giro, por unas calles tan estrechas que apenas cabe el pequeño auto. Pronto llegamos a una calle principal donde el tráfico es caótico. Por suerte, he caído en buenas manos. El conductor escupe un chorro rojizo de restos de tabaco y, con el ceño fruncido, acelera adentrándose en el tumulto. Avanza sin dudar, esquiva con precisión a los pesados camiones, a los coches de mayor tamaño y a las vacas sagradas, se impone sin dudarlo a las motos y las bicicletas. Conoce su jerarquía en la jungla circulatoria. El viento, la velocidad y la sensación de peligro me hacen sentir vivo. Rememoro la confusión de los últimos días, las sensaciones acumuladas en una ciudad que me ha parecido espiritual y sucia, tan antigua como el hombre, imperturbable, completamente distinta y ajena a Occidente y, mientras observo cómo la abigarrada y quizá inmortal urbe sigue viviendo sin que el tuk tuk ni yo nos detengamos, empiezo a pensar en el tren que voy a coger, en sus vagones maltrechos y superpoblados, y en las próximas paradas de mi viaje: Agra, Jaipur, Jaisalmer, el desierto del Tar... Cierro los ojos para sentir el viento y el polvo, el humo de los camiones y puede que también la presencia de Vishnú. Cuando llegamos a la estación, derrapando cerca de la puerta, me doy cuenta de que estoy riéndome a carcajadas. He llegado a tiempo.


viernes, 19 de febrero de 2010

El llano en llamas

Profesor Marmordo: Hoy hablaremos de este magnífico libro de cuentos del tan poco prolífico como genial escritor Juan Rulfo. El mexicano nos dejó muy pocas obras, se puede decir que prácticamente sólo publicó dos en vida, la novela corta Pedro Páramo y el libro de cuentos que nos ocupa, siendo ambas unas obras maestras.

Los cuentos de El llano en llamas son independientes, pero comparten temática y ambientación convirtiéndolo en un libro bastante unitario. Transcurren en el estado mexicano de Jalisco en la primera mitad del sigo XX y, más en concreto, entre la revolución mexicana y la guerra cristera.

Se habla sobre la muerte, la vida rural, los odios y rencores del pueblo, la revolución, la búsqueda de salidas, la pobreza... y se hace con un estilo sencillo y directo, muy preciso y lírico. Se mascan las imágenes del páramo desolado, se puede sentir el viento helado y se viven las ásperas condiciones del lugar. Los cuentos están narrados en primera persona por personajes involucrados en los hechos que relatan, incluso desde distintas voces en el mismo episodio.

Un libro cortito y muy recomendable, de los pocos de cuentos a la altura de un Cortázar o un Borges (entre los de nuestro idioma), y que no desmerece a Pedro Páramo (para mí una de las mejores novelas escritas en español y una de las mejores novelas absolutas del prolífico siglo XX).

martes, 16 de febrero de 2010

Tiana y las drogas

Teniendo en cuenta que los acontecimientos verídicos van evolucionando y convirtiéndose en leyendas con el paso del tiempo, no puedo sino cuestionarme el origen de esos cuentos en los que una princesa besaba a un sapo para que se convirtiera en príncipe.

Más allá del mito, de esa imagen idealizada y hortera del amor, ¿lo que ocurrió en realidad no sería que una rebelde princesa, cansada de la tediosa vida en la corte, decidió chupar la espalda de un sapo en busca de sus efectos lisérgicos? Después de tan aventurado acto, la disoluta aristócrata pudo ver un príncipe azul, un dragón de colores o cualquier cosa...

viernes, 12 de febrero de 2010

Teniente Corrupto

Dr. Strangelove: Hoy he visto “Teniente corrupto”, de Werner Herzog, presunto remake de la película homónima de Abel Ferrara. Comentaré las dos.

Decía “presunto remake” porque aparte del título y el retrato de la decadencia de un policía que abusa de las drogas y tiene una moral un tanto cuestionable, las dos películas tienen pocos puntos en común.

Para empezar, en vez de en Nueva York, la película de Herzog transcurre en una Nueva Orleáns devastada por el huracán Katrina. Es una película bastante marciana, que en algunos momentos llega a parecer un juego o una broma del director. Abundan los planos de iguanas, cocodrilos y otros reptiles, algunas imágenes parecen surrealistas, como rodadas a través de una pecera, un (como casi siempre sobreactuado) Nicholas Cage aparece en pantalla el 99,9% del metraje, metiéndose rallas y fumando crack (y algún porro también cae), además de haciendo chanchullos y poniendo chepa por sus dolores de espalda (que en parte motivan su descenso a los infiernos) y tirándose a una plana (en términos interpretativos) Eva Mendes. Lo más discutible de la película puede ser el final, que se resuelve de forma poco creíble en un minuto, y que quiero pensar que es una tomadura de pelo por parte del Sr. Herzog, que sortea de forma un tanto heterodoxa las más que probables exigencias de la productora haciéndolo compatible con su propio deseo de no terminar con un happy ending al uso. La película tiene su punto y creo que merece ser vista aunque sea como curiosidad.

La del injustamente denostado Ferrara es otra cosa, es una obra maestra. Aquí el corrupto es un impagable Harvey Keitel en una de las mejores interpretaciones de su vida (lo que no es poco decir). El innominado teniente se emborracha, esnifa y se pica droga delante de la pantalla, se monta tríos con prostitutas mientras gime dolorosamente su ebria decadencia, hace chanchullos y apuestas que va perdiendo sucesivamente mientras se crea un clima cada vez más opresivo y amenazador. El teniente no ha llegado a las más altas cotas de la depravación porque le duela la espalda, sino porque es un vicioso y un pecador, un pecador que en el fondo todavía busca una redención que puede llegarle al tratar de resolver el caso de una piadosa monja salvajemente violada.

La película no escatima en escenas de elevada crudeza en las que Ferrara da lo mejor de sí, pero no se queda en un retrato de los estercoleros morales de Nueva York que podía haber terminado siendo demasiado aséptico, la película va más allá, engrandeciéndose al dar un sentido mucho más profundo y universal a los acontecimientos que van marcando la caída del teniente.

Y, como muestra de la grandeza del cine un botón: la canción “Pledging my love”, una pastelada de Johnny Ace, adquiere otra dimensión en la película tras aparecer en dos escenas inolvidables. Hoy considero que es una de las mejores bandas sonoras que se pueden poner para una borrachera autodestructiva y decadente.

martes, 9 de febrero de 2010

Vinicius vuelve a la carga

Vinicius Mond: he decidido colaborar en vuestro cada vez más descafeinado blog para darle un poco de vidilla analizando algunos acontecimientos y asuntos que considero interesantes:

1. El ascenso de Guti a las estratosferas mediáticas. Hace pocos días Guti era considerado por los medios un vago, una promesa que nunca llego a cuajar, un vividor, un egoísta incapaz de trabajar en equipo, un futbolista en decadencia, etcétera, y por la afición, un tipo con aspecto de marica que se tiró a Bibi Andersen. Después de dar un taconazo, se ha convertido en Dios, o en Semidiós por lo menos.

2. De visita por esa preciosa ciudad que es San Sebastián, en la encantadora pensión donde me alojaba, encontré un folleto que animaba a los extranjeros a acudir al País Vasco con el siguiente reclamo: “learn spanish in San Sebastián”. Curioso que se promocione la enseñanza del denostado idioma de Cervantes a los güiris en Donosti. Supongo que “la pela es la pela”, in Euskadi as well.

3. En enero, cada español consumió de media 261 minutos de televisión diarios, es decir, se pegó 4 horas y 21 minutos delante de la caja tonta cada día, un total de 5 días, 14 horas y 51 minutos en el conjunto del mes. Pero no hagamos demagogia, supongo que la gran mayoría de los televidentes vieron películas de arte y ensayo, documentales de la dos y noticiarios, y sólo unos pocos descerebrados perdieron el tiempo con Belen Esteban, gran hermano y los programas del corazón, justo esos que tienen el audímetro colocado en su tele.

Por cierto, según la fiable wikipedia: “el audímetro fue inventado en 1936 por Francisco Franco Bahamonde y Jose Antonio Primo de Rivera, ambos profesores del Instituto de Tecnología de Massachusetts, en Estados Unidos”.

viernes, 5 de febrero de 2010

I hate you

Pedazo de canción para una gran escena, ¿alguien se acuerda de qué película?

miércoles, 3 de febrero de 2010

100

Llegamos al post número 100 de este insigne blog. Con tan redonda cifra quizá fuera el momento de repasar nuestra goliardesca trayectoria y de agradecer a nuestros colaboradores su aportación y a nuestros seguidores su interés, etcétera, pero la verdad es que pasamos de toda esa mierda. Ni siquiera vamos a poner una canción o una bonita foto, alguien podría pensar que nos estamos civilizando. Es como si las estrellas de rock dejasen de escupir y vomitar a su público para lanzarles flores. No nos mola. Llegamos al número 100 tan políticamente incorrectos como siempre. A cascarla.