El López es la última incorporación a las postrimerías de la noche zaragozana. Fue inaugurado hace unos meses en el local que ocupaba un infame garito llamado Ben Hur (del que prefiero no hablar) a las puertas del arrabal, nada más cruzar el Ebro por el puente de piedra.
Se trata de una discoteca bastante grande para las medidas a las que estamos acostumbrados en esta ciudad bimilenaria. Según se entra, hay una especie de limbo azulado con maniquíes donde se halla el guardarropa. Al fondo, unas puertas con un bigote, parte del emblema del local, dan acceso a la discoteca en sí. A la izquierda hay una barra elíptica con dos alturas. En la parte de arriba hay mesas sobre maniquíes desnudos y unos ventanales por donde se ven el Pilar y el puente de piedra iluminados. La parte de abajo se extiende hacia el fondo de la sala, conde hay un pequeño escenario, una fuente un tanto absurda, otra barra y los baños. La decoración le da un punto original, se juega con los colores de las barras, la sobriedad del negro y elementos postmodernos como los maniquíes o la fuente.
El entorno es por tanto, bastante bueno, a eso hay que sumar que las copas son de verdad y no excesivamente caras para el horario (6,5€ y, lo mejor, sin necesidad de pagar entrada). La música escapa a la pachanga o la electrónica comercial habituales en otras discotecas, con decir que muchos días pincha Agustín, el de la Casa Magnética, que es uno de los propietarios del lugar, queda casi todo dicho. Música bastante variada, con preponderancia del pop bailable pero de calidad.
Los noctívagos que frecuentan el lugar suelen tener edades de los veintipico a los treintaybastantes, y no faltan algunos mitos de la farra zaragozana, aunque también se puede colar algún capullo, porque de todo hay en la viña del Señor. Es un ambiente bastante ecléctico donde, además de mitos y capullos, también hay pijos y bastantes modernos. De los camareros no puedo dar una opinión imparcial porque conozco a varios de ellos, pero no dudo de que tratan al resto del público con la misma amabilidad que conmigo, pues son harto profesionales.
Como conclusión diré que es para mi gusto la mejor alternativa que hay en Mañoland para estirar la noche hasta las 6 y media de la mañana. Si se está por el casco queda cerca, pero si cuando llega la hora de cierre de bares se está en otra zona toca pillar taxi o patear bastante. Siendo goliardo decadente prefiero lugares más íntimos y con una esencia más dipsómana, pero como discoteca el López pasa el corte con muy buena nota, concretamente con
5 BOBs.