Por fin te casas hermano coñón, gandul, holgazán desaseado...
(Azoramiento fingido) Uy, perdón, esta parte está tachada, creo
que no tenía que haberla leído. El discurso oficial debe ser el que aquí empieza:
Queridos familiares, amigos y otros.
Al valorar la conveniencia de leer este sermón en la Iglesia encontré ventajas,
como demostrar qué gran cura se perdió el mundo por culpa del celibato. O el
poder darlo impreso junto a los evangelios, todo un honor, para que, con los
subtítulos, se pueda entender lo que no vocalice.
Sin embargo, me dije que estaría muy feo pronunciar en la casa
del Señor las palabras malsonantes que probablemente aparecerían, como por
ejemplo “cojón”, para decir que un día lo pasamos de cojón o que mi hermano
tiene cada cojón más grande que los dos del caballo de esparteros juntos.
También quería evitar el uso de blasfemias y citar la hostia no en
el contexto de la comunión, sino para decir que un día mi hermano se puso
pesado y tuve que calzarle dos hostias o que otro día se enganchó una
borrachera de la hostia...
Aprovecho para decir que este discurso no es para todos los
públicos, si había algún niño en la sala, debería haberse marchado.
Mi disertación se centrará en mi hermano. No porque Julieta no
merezca unos cuantos de mis insultos, que sin duda los merece, sino porque he
aguantado a Romeo durante muchos años y el resquemor es más grande.
Es más, ahora le aguanta ella y yo me libro un poco. Más de doce años lleva con él, quién le iba a decir que iba a ser tan larga... la resaca de
aquella nochevieja.
Pero vayamos al pasado. Mi hermano fue un niño muy tocapelotas.
Se podía tirar el día colgado encima de ti como un mono para que le
hicieras caso, tenía cierta predisposición a chivarse de mi casi siempre
irreprochable comportamiento y, además, se tiraba pedos como un gañán.
(Como improvisando) Empiezo a arrepentirme de no haber leído
esto en la iglesia. Como John Cleese, de los Monty Python, fue el primero en
decir “fuck” en un funeral televisado, yo podría haber sido el primero en decir
“cojón” en una iglesia de Soria.
En fin... En su infame infancia, además de molestar, chivarse y
pederse, mi hermano era aficionado a dar mordiscos, primero a mí, hasta hacer
herida, luego a sus amigos y, más tarde, a las chicas. Algo estaba cambiando.
Contra todo pronóstico, el muchacho empezó a reformarse. Supongo
que mi virtuoso ejemplo y, sobre todo, las palizas que le di, sirvieron para
algo.
Y es que, hay que reconocer que, aunque siga siendo un tanto
friki, tras muchos años, botellas de wild turkey y lecturas de Bukowski, se ha
convertido en un degenerado de provecho. Entre otras hazañas, se sacó la
carrera con premio extraordinario, consiguió trabajo fuera del circo, subió los
cinco puntos del Machu Picchu en un solo día y, lo más sobresaliente: es capaz
de beber más cerveza que un lanzador de peso búlgaro y de quedarse dormido de
pie en los bares - a veces, después de
haber dicho el abecedario en un eructo.
Tampoco hay que quitarle mérito al hecho de que conquistase a
una mujer como Julieta, que aunque no sea muy de fiar porque bebe ron - sí, los
que bebéis ron no sois de fiar y los que bebéis bitter kas, tampoco - al fin y
al cabo tiene las facultades mentales más o menos en orden y, en líneas
generales, es aceptable para un Chewbacca como mi hermano.
Más de doce años llevan juntos... quién lo iba a pensar. Y más
de cinco viviendo bajo el mismo techo, eso sí... en camas separadas.
Todos los que estáis aquí conocéis a Julieta y a Romeo, creo
que me estoy extendiendo demasiado - podría decir incluso que me estoy
extendiendo un cojón - con el relato de sus vidas y milagros. No seguiré, quien
quiera saber más, que se compre sus memorias.
Y, precisamente porque les conocéis, me puedo saltar la parte
empalagosa en la que digo que son maravillosos, que hacen una pareja ideal y
todas esas mariconadas.
También evitaré otros tópicos, como ese que dice que no pierdo a
un hermano sino que gano a una hermana o que si tomas una cucharada de
aceite antes de las copas no tendrás resaca: son una mierda.
Así que creo que sólo me queda desearles lo mejor, transmitirles
mi profundo afecto, y rogarles que me liberen pronto de la presión a la que
estoy sometido como primogénito: la de inundar el mundo de churumbeles.
(Hacia los novios, saco unos DVDs del bolsillo) Para ello, os he traído
unas películas didácticas: Debajo del abeto te la meto 3, Iba al trabajo y me
comieron lo de abajo 6, etcétera, porque supongo que después de más de doce
años de castidad andaréis un poco perdidos en esos temas.
Ahora en serio, y disculpad mis bromas. Sinceramente os deseo...
que os vaya de cojón.
Salud
6 comentarios:
cojonudo!
jajaja magistral!!!
Si llego a estar entre las invitadas, me lanzo en plancha a tu yugular
Nooooooooooo...no hiciste eso!!!
Deberías ganarte la vida escribiendo discursos, eres muuuuy bueno.
Pero una duda me asalta, 12 años de amor y convivencia sin catarse????? eso sí que no me lo puedo creer.
Yo tampoco me creo esos 12 años de abstinencia...
He estado hablando con el Dr. Strangelove y me ha confirmado que la convivencia de 12 años en abstinencia es científicamente imposible por explosión testicular.
Por lo tanto, si el novio tiene los testículos intactos Dios tendrá suficientes pruebas periciales como para declarar ilícito el matrimonio y mandar a la pareja al segundo infierno, el de los lujuriosos.
Sr. Chinaski
Lo más jodido es que, en tan simpático discurso, las mayores risas se dieron cuando el goliardo habló de su "virtuoso ejemplo".
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