martes, 7 de julio de 2009

Sobre héroes y tumbas

Desde que llegó el verano, el Profesor Marmordo vive abandonado en un voluptuoso hedonismo. No trabaja, duerme de día, salvo cuando va a la piscina a última hora para leer y (esto no lo reconoce) deleitarse en la observación de cuerpos morenos y juveniles, vive la oscuridad, frecuenta las terrazas en las tibias noches de verano, se refugia en los tugurios más dados a la depravación y, la última noticia que tenía sobre él, era que se había mudado a un lupanar, si bien, no me quedó muy claro si lo decía metafórica o literalmente. Hoy me ha llegado un documento suyo, un comentario sobre otro de esos libros extraños que suele devorar.

"Más de una década después de sorprender con "El túnel", Ernesto Sábato publicó otra innovadora novela, aún más ambiciosa que la anterior: "Sobre héroes y tumbas". En ella se mezclan hábilmente varias lineas argumentales y diferentes técnicas de expresión literaria. Tras un prólogo en el que conocemos un acontecimiento trágico, los dos primeros libros parecen conducirnos hacia una explicación del mismo, aunque entremezclada con la historia de un nuevo personaje que tiene bastante de novela de formación (bildungsroman). La narración ahonda en la psicología de los personajes y se enriquece con descripciones poco esperanzadas de la realidad porteña y la historia y el patriotismo argentinos.

El tercer libro, el "Informe sobre ciegos", es el más conocido de la novela y podría constituir una unidad independiente. Es un relato en primera persona del protagonista del suceso del prólogo. Nos narra una obsesión de tintes metafóricos y alucinados y se va sumergiendo en la oscuridad de los ambientes donde vive y de su propia psique hasta terminar en unos capítulos desconcertantes y oníricos que se aproximan a la novela de terror y, particularmente, a las apocalípticas imágenes de Lovecraft.

El último libro completa los espacios dejados en los anteriores desde la visión de un personaje que ya había aparecido (desde otra perspectiva) en los dos primeros, y la alterna con el relato de tintes épicos y poéticos de ciertos episodios de la historia nacional que contribuyen a dar un aire decadente y trágico a la novela. En mi opinión, la historia pierde algo de fuerza en este último libro tras el éxtasis con el que había concluido el anterior, pero aún así es notable.

Considero que nos encontramos ante una de las novelas imprescindibles de la literatura en castellano del siglo XX. Quizá requiera cierto esfuerzo, más por su estructura y complejidad de planteamientos que por su estilo narrativo, pero éste se ve compensado por la amplitud de lecturas que ofrece, que darían para un amplio debate que completara esta breve reseña."

Lobo de Bar: Tranquilos, no hay debate, es sólo una amenaza que Marmordo no va a cumplir, está muy ocupado haciendo qué sé yo.

9 comentarios:

Zé Tubarâo dijo...

Esfuerzo, complejidad... no va con mis lecturas veraniegas. Siempre he sido más de tinto de verano!!

Elena dijo...

Por dios que resaca llevo...he intentado leerlo varias veces.

Lo dejo.

Eximia Lectora dijo...

No sé si es lectura para el verano porque Sàbato no navega en aguas superficiales
pero es sin duda un libro recomendable para acercarse a una Argentina secreta y entrañable, además de una interpretación histórica interesante y real en sus contradicciones con los del peronismo y antiperonismo o la dicotomía civilización-barbarie que recorre toda la literatura argentina.

Eximia Lectora (alter ego de R.C)

Lobo de Bar dijo...

Supongo que, como en casi todo, hay que buscar el momento adecuado para leer un determinado libro y no forzar la máquina. Quizá en verano apetezca algo más ligero para poder leer estando de resaca :p

carlos baute dijo...

Si me permitís otra frivolidad más, querría comentar que, aficionado a fisgar en bibliotecas ajenas como soy, creo que Ernesto Sábato es uno de los autores recurrentes en toda casa de adultos cincuentones (como Isaac Asimov, Vázquez Figueroa o Shakespeare), lo cual me hace deducir que hace unos cuantos años regalaron sus libros con algún periódico o coleccionable para engrosar estanterías y dar a las casas de los españolitos una apariencia culta. Por supuesto, esos libros NUNCA han sido leidos, convirtiendo a sus escritores en auténticos "Kubalas de banquillo". De todas formas, si me animo a leerlo no creo que me resulte difícil encontrarlo (a no ser que haya soñado todo esto o que mi subconsciente me haya jugado una mala pasada). ¡Dios mío, que paranoia! Que llegue el fin de semana YAAAA

Lobo de Bar dijo...

oh my god! ¡Carlos Baute sabe leer!

Anónimo dijo...

Carlos Baute sabrá leer pero me permito señalarle que es una frivolidad situar entre Asimov y Shakespeare al tercer oscuro escribiente. Y que lea nomás a Sábato que no se va a arrepentir.

Ah, Lobo, una lectura de verano interesante podría ser "Boquitas pintadas" de Manuel Puig o "Las buenas intenciones" de Max Aub.

Eximia Lectora dijo...

Oh, la firma de arriba es Eximia Lectora (e inexperta cibernauta)

Lobo de Bar dijo...

Eximia Lectora, temo que las bibliotecas burguesas a las que se refiere Baute son tremendamente frívolas y seguro que se encuentran mezclados ejemplares de lo más variopinto, lo que me sorprende es que este vigoréxico con aspecto de gay se haya fijado en tales bibliotecas. Seguro que para llegar a lo alto del mundo de la canción hortera tuvo que recorrer los parajes más insospechados.

Y gracias por las recomendaciones.