jueves, 21 de octubre de 2010

Dos películas existencialistas

Dr. Strangelove: No me da reparo decir que amo Francia, y con ella a su cine. Tras reencontrame con Truffaut en un largo ciclo que quizá comente he estado revisando otras obras de la Nouvelle Vague, más allá de Godard y del propio Truffaut. Entre otras, he encontrado dos obras maestras cargadas de existencialismo.

La primera es Cleo de 5 a 7, de Agnes Varda. En esta película, se nos presentan, en tiempo real, algo menos de dos horas de la vida de una cantante de éxito incipiente. Este planteamiento puede parecer plomizo, pero no se eligen dos horas cualquiera, sino dos en las que la protagonista está esperando los resultados de unas pruebas médicas con las que teme se le diagnostique un cáncer. Durante ese periodo, Cleo va a una adivinadora, recibe la visita de su amante (el inefable Jose Luis Villalonga), los compositores con los que trabaja, se compra un sombrero, charla con su criada, recorre París, conoce a un extraño... En cada momento la gran actuación de Corinne Marchand permite entrever sus pensamientos, su desazón, las idas y venidas de su carácter caprichoso ante una prueba para la que no está preparada, su temor, sus esperanzas...

La segunda es El fuego fatuo, de Louis Malle. En este caso el personaje colocado en una situación límite es un antiguo vividor que sale de una clínica de desintoxicación y que proyecta suicidarse. Este personaje, goliardesco a más no poder, y también magníficamente interpretado, no acepta su condición de exalcóholico ni, sobre todo, la sensación de que su vida va cuesta abajo, de que está vacía, no quiere ni puede madurar, no sabe cómo hacer frente a la expiración de su juventud. Busca la amistad y el cariño de sus antiguos compañeros de jarana y quizá el amor, pero no encuentra más que la incomprensión de personas aburguesadas y egoístas o simplemente frías y bienintencionadas pero incapaces de ayudarle, entonces vuelve al alcohol y a la desesperación.

Ambas películas transcurren en un breve espacio de tiempo, son innovadoras en el tratamiento visual y sonoro y muy libres en cuanto al desarrollo del guión (características, por otra parte, bastante comunes en la nouvelle vague). Dos películas imprescindibles para los amantes de este movimiento. Quizá me quedaría con la segunda, tan vívida como la primera pero con un trasfondo más oscuro, porque en Cleo de 5 a 7 se habla más del temor a la destrucción del cuerpo, mientras que en El fuego fatuo se habla de la muerte del alma.

11 comentarios:

Zé Tubarâo dijo...

Brassss...

Anónimo dijo...

Interesante, la segunda me llama más la atención. Quedan pendientes.

Sr. Chinaski dijo...

Interesantes como todas las que se comentan en esta bitácora. Nota mental: "buscar para bajar".

Eso sí, veo que el número de películas pendientes de ver empieza a tomar una trayectoria exponencial. Necesitaré una año sabático para ponerme al día.

Sr. Chinaski

Miko dijo...

Apoyo al Sr. Chinaski.

Aunque esto de los libros y pelicilas no se porque se me hace un poco espeso.

Miko dijo...

Peliculas, que dedos mas rápidos tengo.

interpreta-sones dijo...

ves? cine francés. ni puta idea. para añadir a la lista. tomo nota de las recomendaciones, que tienen una pinta estupenda.

Elena dijo...

Yo vi de Louis Malle, Adiós Muchachos en el cine, y tenía el cartel de la pelicula en la antigua habitación de casa de mis padres. La película me gustó mucho. Ni idea de como lleguó el cartel a mis manos.

Elena dijo...

Perdón "llegó", estas cosas pasan...

Lobo de Bar dijo...

La historia de un tío que no sabe envejecer, mmm, me resulta completamente ajena.

Zé Tubarâo dijo...

Envejecer?? Qué coño es eso?? Benjamin Button.

Dr. Strangelove dijo...

Zé Tubarao, no conseguirás que deje de publicar mis críticas, soy demasiado mayor como para que me importen tus opiniones, no soy como ese miserable de Marmordo al que has acobardado.