No son las típicas memorias coñazo en las que el autor narra vicisitudes de su vida que tienen poco interés, de hecho, Buñuel pasa por muchas partes de su vida de puntillas. Diría incluso que se aprecia en el libro un tono de disculpa, como si temiera aburrirnos, cuando en realidad casi todo lo que cuenta es muy interesante. Este tono humilde y socarrón se agradece en un mundo en el que cualquier capullo va de divo.
No faltan los pasajes referidos a su carrera cinematográfica que agradecerán entendidos como el Dr. Strangelove, pero yo destacaré los capítulos sobre la guerra civil, lúcidos y moderados, su defensa de los bares y el alcohol y la lista de a favor y en contra.
Cuando defiende los bares nos cuenta que le gusta pasar horas en tugurios donde está a gusto y que con Jean Claude Carriere, su guionista de los últimos años (y amigo que le ayuda con las memorias), practicaba un juego. Tras un duro día de rodaje, Carriere dejaba a Buñuel en un bar, bebiendo sus dry martinis (para los que tenía su receta personal), y regresaba en tres cuartos de hora. En ese periodo, Buñuel tenía que haberse inventado una historia para contársela.
En el capítulo de a favor y en contra, hace un repaso que me parece divertido y sano, que creo que todos deberíamos hacer alguna vez, sobre cosas que nos gustan o no, muchas veces sin un motivo racional.
Esta lectura me llevó a reflexionar que cuando se escriben unas memorias, se dirigen más a terceros que a uno mismo (dejando a parte el grado de exhibicionismo y egolatría del autor) y que sería bonito tener unas memorias más íntimas con las que ordenar los recuerdos de uno. Pero esas memorias probablemente no serían escritas, los recuerdos serían mucho más vívidos si las formaran olores, sonidos, sabores y alguna imagen.
A mí, personalmente, me encantaría tener un libro de memorias con los olores de las mujeres a las que he amado.
8 comentarios:
buñuel es un personaje de lo más interesante, por él mismo, por su obra, su legado, por los amigos que tenía, por la coyuntura histórica... sus memorias deben ser entretenidas, sí. molaría tener un libro de memorias sensitivo, ya te digo, aunque lo importante, en todo caso, es acumular vivencias dignas de permanecer en la memoria.
A mì ese libro me gustò mucho, aún me afano en aprender a hacer "buñuelonis". Es ameno, cosa rara en unas memorias, y sentido.
Kisses.
Los goliardos somos expertos en acumular vivencias, jeje. Lo que todavía no sabemos es hacer buñuelonis, yo es que soy más de whisky y de ruso blanco, pero aprenderé...
ahhhh, el olor del amor...(incluso yo, suspiro recordando)
Oh! Buñuel es uno de mis directores favoritos, innovaba, era original y tiene varias obras maestras.
Me encanta ese diablo tentando a Simón el estilita, eso de "soy una niña inocente, mira que piernas tan inocentes", jajaja.
Me interesa mucho el personaje pero no su obra, quizá sea una aberración esta afirmación pero no logro entender su trabajo. Una cosa es el surrealismo en un cuadro como Dalí, que permite la ensoñación de la imagen estática, y otra dotar de continuo mensaje y movimiento. Me pierdo.
(sorry por mi catetez)
Corrijo, si me interesa su obra y he visto algunas cosas, pero me cuesta mucho digerirlas y más entenderlas.
...aclarado (un poco)
La apreciación de sus películas más raras es muy subjetiva, pero también tiene algunas bastante inteligibles (si no las has visto te recomiendo Los olvidados, Viridiana y Tristana).
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