martes, 8 de mayo de 2012

El Efecto Star Lux

El Efecto Star Lux es un canto a la vida tan peculiar que comienza con un suicidio y termina en un barco fantasma, es un canto a la vida descreído e impregnado de muerte, pero tan vívido que el libro, con esa portada escarlata, a veces parece latir. 


Germán Casanova, forense y amigo de Tino Polo, nos desvela su pasado realizando una autopsia más dedicada a esclarecer la existencia que la defunción. Este punto de vista, el de Germán es el del raciocinio, que se contrapone a la fuerza de la naturaleza representada en el personaje de Tino Polo. Y en cierta forma se sigue la máxima de Jean de la Bruyere, “la vida es una tragedia para los que sienten, y una comedia para los que piensan”, una comedia muy negra en el caso de Germán, cuya risa no explota en carcajadas, sino que se derrama sin que desaparezca de su rostro una mueca torva. 

Estos dos personajes disímiles, el efervescente Tino y el reflexivo Germán, están unidos porque se complementan, pero también por un lúgubre nexo común que es la tendencia al suicidio como vía de escape, una tendencia, un instinto, que en Germán se va diluyendo y en Tino Polo termina cobrando muerte. 


Esta relación, bien definida, con sus altibajos, se enriquece al presentar la que ambos personajes mantienen con el resto del reparto, con Tito Carreras, con Rumore y, por supuesto, con Esmeralda. En muchas páginas se respira la amistad, se huele la afinidad, la confianza, el entendimiento, el respeto, el distanciamiento e incluso la traición. 


Y si mencionamos a Esmeralda, un personaje rico y destructivo, tenemos que hablar de amor. El amor acapara algunas de las mejores reflexiones de la novela y ejerce como Eros y como Tánatos, pues actúa como pulsión de vida, pero también termina empujando a la muerte. Ambos protagonistas buscan en el amor una salida, aunque de nuevo con sus diferencias, pues en Germán (irónicamente Casanova) el amor no parece ser nunca completo y tampoco lo quiere como medio para crear vida, mientras que para Tino, acaba siéndolo todo. 


Con Esmeralda también se delibera sobre las relaciones familiares y su influencia en la formación de las personas y de su destino. Este es el caso de una relación disfuncional y resultan más gratos momentos como la reconciliación de Germán con su padre o la presentación del cadáver de Tino Polo a su hijo, Tino-Sexto, curiosamente (o no), dos situaciones póstumas. 


Una de las virtudes del libro es conseguir que la complejidad de sus planteamientos no resulte explícita ni tediosa, sino que se acomoda en una historia que entretiene, escrita con una prosa elegante y precisa, donde se degusta la sucesión de hallazgos, de sutiles metáforas, y ese humor tan oscuro que domina toda la obra. 


Convendría destacar alguno de los pasajes más brillantes. Por ejemplo, la definición de Tino cuando compiten nadando y es el más rápido, pero decide no ganar. O los detalles macabros que se van dando de la autopsia, haciendo avanzar el relato y contraponiéndose a la vida narrada. El viaje a África, en especial el decisivo suceso de Cabo Verde, es de extraordinaria fuerza y no cae en el tópico. 


La potencia simbólica del mar está bien aprovechada, el mar es libertad, es pasión, es muerte y es vida, y la novela se sumerge en las profundidades de las mismas, como Tino Polo, más allá de los límites del buceo recreativo, alcanzando abismos donde la inmersión se hace realmente peligrosa. 


También destacan los pasajes dedicados a lo sobrenatural, presentes en todo el libro, con sátiras como el inoportuno difunto marido de Arantza, y la culminación que supone el onirismo alucinado de las últimas páginas. 


Y no podemos dejar de hablar de la muerte y de ese hallazgo en torno al cual gira buena parte del libro: la idea realizar entierros en alta mar. Podría parecer poética desde otro punto de vista, pero no desde el que se nos ofrece. Germán Casanova, ese personaje que no quiere tener hijos, se preocupa por el mundo que dejamos a las siguientes generaciones y decide proporcionar alimento humano al devastado Mediterráneo, lo que concuerda con su fría y científica forma de ver la vida y con su indiferencia hacia la muerte. La idea interesa más a las televisiones como extravagancia que a las personas como alternativa a los entierros comunes y el servicio termina siendo utilizado para sepultar mendigos, lo que nos conduce a la magistral parodia del sepelio de Segis. 


La novela, con su canto desencantado, ejerce un efecto star lux similar al de los cuerpos sepultos en el Clot de las Animas, la podredumbre de las existencias narradas asciende a nuestras neuronas y nutre nuestras ganas de vivir. Probablemente poco importa si vemos el mundo como una tragedia o como una comedia negra, mientras vivamos.

8 comentarios:

Sr. Chinaski dijo...

Parece interesante. Lo tendré que añadir a la lista de mil y un libros que tengo que leer antes de diñarla.

Sr. Chinaski

Sergio DS dijo...

Debo reconocer que disfruto y admiro de la faceta intelectual de los goliardos, aunque el nombre de este efecto me suena al lema de cueces o enriqueces, el argumento me parece verdaderamente interesante.

Estoy jodido: No tengo vidas para leer, escuchar, aprender... todo lo que quisiera.

raúl dijo...

estos análisis del profesor son siempre de nota, cojonudos. concretar personajes arquetipo en la acción literaria sin hastíos es un logro, y más hablando de conceptos tan grandes, con tanta miga. el reflexivo germán, el que todo cuestiona, el que se preservó del amor gracias a su cerebro es el que decide vivir, en cambio, el apasionado tino, el vital, el chisporroteante personaje entregado al amor es el que sucumbe a la muerte. el giro es brillante. la equidistancia juzgadora un logro. voy a apuntarme este libro como lectura fundamental pero ya. me acuerdo por el título del gran lux interior, fíjate, el líder de los cramps, un tino polo que murió después de haber estrujado la vida al máximo, hasta que le reventó el corazón.

Lobo de Bar dijo...

Sr. Chinaski, ¿sólo 1.001? Que te lo pase Marmordo si te interesa.

Sergio, es un drama realmente todo lo que nos tenemos que perder, habrá que pedirse alguna vida de repuesto, aunque para gente tan curiosa como tú o los goliardos creo que nunca serán suficientes.

Raúl, nunca está de más dedicar unas palabras a Lux Interior, de hecho, voy a ponerme a los Cramps. El título del libro es arriesgado, pero si se quería que no fuera nada nada comercial hubiera sido: El Efecto Star Lux Interior.

Anónimo dijo...

Estimado Santiago,
gracias por colgar la reseña en vuestro blog. Yo tu comentario me lo sé casi de memoria, pero siempre es una agradable sorpresa entrar a leerlos. Todavía más desde que sé que sois gente joven.
Lobo (que cambiaste los mares por los bares, las barcas por las cartas y la pesca por la gresca), tomo nota de la sugerencia luminiscente, pero cuando a uno no lo conoce ni su padre ni a su editorial tampoco, tiene que apostarse el alma, como Tino Polo.

Lobo de Bar dijo...

Gracias por tu comentario Juan, todo un honor. Y enhorabuena por el premio que has recibido.

Espero que la apuesta esté saliendo bien, creo que el libro lo merece.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

No está saliendo bien, pero seguimos contentos.
Otro para todos.

Lobo de Bar dijo...

A ver si entre el premio y el boca a boca mejora el asunto...