Dr. Strangelove: Con la crítica colgada en el post previo, el Profesor Marmordo participó en un concurso y, como supondrán conociendo su trayectoria, volvió a perder, de hecho, esta vez lo hizo de una forma lamentable.
Pero antes de entrar en detalles he de hacer una reflexión. A este concurso, donde a los cuatro finalistas les invitaban a asistir al acto definitivo en Peñíscola, en una ceremonia en el castillo de Papa Luna con vino español y cena después, y donde el ganador obtenía un cheque de 4.600 € para viajar a uno de los 20 variados países que aparecen en la novela comentada se presentaron 37 personas.
Al concurso de relatos al que nos referimos hace unas semanas y cuyo premio era de 3.000€ se presentaron más de 200 participantes.
La extensión de la crítica era de un máximo de 999 palabras, unas dos páginas y media, la del relato no la recuerdo con exactitud pero comparativamente serían entre 7 y 10 páginas.
Con mi enferma, anciana y analítica mente me planteo unas cuantas cuestiones:
Es mucho más grato escribir algo propio que una crítica literaria.
Quizá el concurso de crítica tuvo menos divulgación que el de relatos.
Leerse antes más de 400 páginas de libro echó para atrás a muchos posibles participantes.
Es más atractivo un premio en metálico que uno en especie.
Aparte de estas consideraciones parece que cada vez se escribe más y se lee menos. Es un comprensible defecto juvenil pensar que uno tiene algo único y maravilloso que decir sin sentarse antes a ver lo que ya está contado. No comparto la boutade de Sánchez Dragó, que sostuvo que para escribir bien hay que leer antes al menos dos mil libros, cada caso es único, pero sí tengo la impresión de que muchos quieren empezar la carrera desde la meta.
No es el caso del Profesor Marmordo, que ha leído lo suyo y empezó a escribir tarde, cuando ya tenía una experiencia vital y literaria abundante, tras infinidad de amoríos, derrotas y borracheras varias. Llegó a la final del certámen y su texto obtuvo la mejor puntuación, pero con su timidez y limitada habilidad oratoria, hizo una lectura en la sala capitular del Castillo de Peñíscola mediocre tirando a ininteligible, y como la exposición contaba, se quedó sin viaje.
Personalmente prefiero su relato (que no quedó ni entre los veinte primeros) que su algo engolada crítica, pero me pareció una magnífica forma de perder la suya en tan memorable ceremonia, viendo el mar y bebiendo vino en el castillo y espero que siga perdiendo mucho más para que pueda ser un escritor maldito en condiciones, que muera de tuberculosis o de alguna enfermedad hepática, y que luego los goliardos nos lucremos con los derechos de sus obras, que servirán para sufragar nuestras jaranas.
9 comentarios:
Aaaaaaameeeeen. Me encantan las jaranas. Maldita pérdida, no saben valorar el arte.
Escribir es escribir y orar es orar, a quien se le ocurre mezcla churras con merinas habiendo rasa aragonesa.
Sr. Chinaski
Para ser un escritor maldito hay que ir despeinao y oler muy mal...ufff, que se lo piense bien.
Siempre queda el recurso fácil de abrir un blog... .
Kissessss.
derrota dulce, pues, como el granada ayer. perdónales, porque estos de los concursos no saben lo que votan! estoy de acuerdo en la necesidad de rodaje previo, del aprendizaje escalonado, excepto si te sale el talento por las orejas, claro, para mezclar música, por ejemplo, puedes darle a un botón a un cacharro, y queda perfecto, pero lo suyo es que hayas pasado antes por aguja y vinilos.
Joder, es ver las palabras "derrota de Marmordo" y me entra una tristeza infinita.
Que le dejen ganar de uan puta vez, aunque sea haciendo trampas.
Jajaja, me gustan esos buenos deseos para el autor...
Lo cierto es que beber en un castillo viendo el mar no es una de las peores formas de perder.
Saludos!!
Mary Joe
Sr. Chinaski, y es distinto ser escritor de ser orate, lo que no impide que se pueda ser ambas cosas a la vez.
Sincopada, Marmordo todavía se ducha, pero cualquier día de estos le vemos revolcándose entre raspas de pescado.
Raúl, pocos son los ejemplos de gente con talento desbordante vía auricular, creo que es más un estereotipo, como el Mozart vs. Salieri de Amadeus.
Kitty, Marmordo es un capullo que saborea cada derrota y que sería incapaz de hacer trampas, o que como mucho las haría para perder... no te lamentes por él.
Mary Joe, bienvenida, los deseos para el autor son sin acritud, sabemos que le gustará que le recordemos así, enguazándonos en su memoria.
Animo al Profesor Marmordo, no hay nada como la sincera satisfacción de quienes de verdad te quieren y valoran tu obra con cierta admiración, más allá de la palabra amable y la poca imparcialidad.
(Esta vez he comentado de forma más seria que en la ocasión anterior, que debí equivocarme al simultanear otra ventana y allá que se fue mi comentario. Flipaditos se quedarían, dirían... ¿Marmordo?).
Jo. Yo me identifico con Marmordo en lo de la oratoria horrorosa y el pánico escénico.
El mundo no es de los tímidos se ve ...
Petons!
Sergio, seguro que Marmordo agradece tus palabras, casi tanto como el viaje a Indonesia que no ganó. Eso de escribir la respuesta en otro blog está bien, por despistar más que nada.
Salamandra, en efecto, el mundo no es de los tímidos, sólo triunfan en las ficciones americanas.
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