Al llegar a la ceremonia de candomblé temimos que fuera el típico teatrillo-farsa para guiris, nos encontrábamos en un recinto cerrado, bastante anodino. Por suerte, la cosa fue in crescendo.
La música empezó a sonar machaconamente, arrastrando nuestros cerebros hacia un estado propicio para el trance. Unas bailarinas vestidas de blanco daban vueltas, incansables, adorando a los Orishás. Entre los miembros del público empezaron los primeros yuyus: gente a la que le entraban espasmos metafísicos o que incluso se desmayaba.
La atmósfera era cada vez más densa, la música se fue acelerando, salieron nuevos bailarines, entre ellos un hombre-mujer en continuo trance y una vieja con gafas que parecía ser la jefa de la congregación. Ésta agitaba unas falsas maracas. Después nos dieron una dudosa comida, entre judías, pegamento y mocos, digna del inframundo, quizá importada de Manaus.
Los bailarines volvieron a salir, ahora con trajes coloridos, estilo Reyes Magos. El antropólogo nos indicó qué postura adoptar para que la energía llegase a nuestro alma. Unos giros más tarde, empezamos a sentir algo, cada vez más intenso. Sonaban los tambores, estábamos cerca del desvanecimiento. El momento culminante llegó cuando la mujer decrépita de las gafas nos miró intensamente por encima de las mismas y, mediante telepatía nos dijo: "****, nunca más serás ****, tu nombre es ahora Zé Tubarao y adorarás a Exú, Orishá de la bebida, el tabaco y las mujeres". "Lobo de Bar, ya nunca más serás Lobo de Bar ni ***** ni ningún otro nombre farsa, porque yo te bautizo como Zé Piranha y a partir de ahora adorarás a Exú"...
6 comentarios:
Mítico. Y desde que Exú está de mi parte nada temo... Zé Tubarao. (Estoy hasta la polla de que no me deje publicar los putos comentarios con mi cuenta de Google. Me cago en Dios)
Exú no es más que otra encarnación de Bukowski.
Sr. Chinaski
Todo cierto, imagino. Me he quedado boquiabierto.
da miedito, sí. cualquiera le lleva la contraria a un convertidor de esos. como si me quiere reencarnar en torrebruno, vamos!!
Yo al final me decanté por seguir llamándome Lobo de Bar, pues soy más fiel a San Bukowski que a Exú, aunque como dice el Sr. Chinaski puede que sean el mismo. Si no lo son, fijo que montan partidas de póker en el Erebo, junto a otras divinidades.
Reitero, ...impresionao me quedao.
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