Leyendo este blog hay quien se divierte, quien se duerme, quien reflexiona, tampoco falta quien se escandaliza, más raros son los casos de quienes han conseguido llegar al orgasmo, de lo que no se tiene constancia es de que nadie haya recuperado la cordura.
Dr. Strangelove, hijo del peculiar personaje kubrickiano, hombre de cierta edad y constatada degeneración, crítico de cine, experto en sexo tántrico y patafísico nuclear.
Profesor Marmordo, encargado de la sección literaria, tanto de la crítica como de presentar textos propios y de sus enfermizos amigos.
Tío Matt (de Bar), incansable traveler y mentor de Lobo de Bar en muchos aspectos de la vida.
Los amigos de Tucson, Arizona, suelen aportar interesantes documentos y noticias de otros lugares del planeta y parte del universo.
Hunter, periodista gonzo inclinado a todo tipo de excesos y ahora infiltrado en el terrible mundo de los negocios.
Vinicius Mond, ácido analista político-económico y conjurador radical, probable ascendiente de Mustafá Mond. Los demás miembros de la conjura no nos responsabilizamos de las opiniones de este sociópata y no pagaremos sus fianzas.
Narrador omnisciente, no sabemos de dónde coj**** sale ni cómo se entera de las cosas, pero no se le escapa una.
¿De dónde habrán sacado esos cabrones los datos que he ocultado a todo el mundo? ¿Cómo saben que estoy casada y que me pirro por los juegos de sartenes?
Haber avisado y nos pegabamos una cena de la ostia. Te pones una peluca y unos taconazos te enhebras de mi brazo. Y a por la chistorra, el chorico y el salchichon.
5 comentarios:
Hola amiga, no se cuándo te casaste. Podrías haber avisado, la fiesta imagino que fue un buen desfase.
Sr. Chinaski
¿sin esposo no se puede ir entonces? vayapordios! qué cosa más chusca, oye.
¿De dónde habrán sacado esos cabrones los datos que he ocultado a todo el mundo? ¿Cómo saben que estoy casada y que me pirro por los juegos de sartenes?
¡Oh my god! Esto es como 1984...
Haber avisado y nos pegabamos una cena de la ostia. Te pones una peluca y unos taconazos te enhebras de mi brazo. Y a por la chistorra, el chorico y el salchichon.
Tienes razón, dejamos pasar una oportunidad única de forma imperdonable.
Aunque la chapada que debieron meter para comensar tanto magnífico regalo tuvo que tener tela...
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