Leyendo este blog hay quien se divierte, quien se duerme, quien reflexiona, tampoco falta quien se escandaliza, más raros son los casos de quienes han conseguido llegar al orgasmo, de lo que no se tiene constancia es de que nadie haya recuperado la cordura.
Dr. Strangelove, hijo del peculiar personaje kubrickiano, hombre de cierta edad y constatada degeneración, crítico de cine, experto en sexo tántrico y patafísico nuclear.
Profesor Marmordo, encargado de la sección literaria, tanto de la crítica como de presentar textos propios y de sus enfermizos amigos.
Tío Matt (de Bar), incansable traveler y mentor de Lobo de Bar en muchos aspectos de la vida.
Los amigos de Tucson, Arizona, suelen aportar interesantes documentos y noticias de otros lugares del planeta y parte del universo.
Hunter, periodista gonzo inclinado a todo tipo de excesos y ahora infiltrado en el terrible mundo de los negocios.
Vinicius Mond, ácido analista político-económico y conjurador radical, probable ascendiente de Mustafá Mond. Los demás miembros de la conjura no nos responsabilizamos de las opiniones de este sociópata y no pagaremos sus fianzas.
Narrador omnisciente, no sabemos de dónde coj**** sale ni cómo se entera de las cosas, pero no se le escapa una.
Muy poéticas las imágenes que no desmienten los adjetivos atribuidos. Veo el perfil de catedrales y palacios con los colores goyescos. Veo muñecas que me recuerdan a un cuento de Hoffman. Veo números romanos en un mágico reloj antiguo y farolas del siglo XIX en una calle con árboles centenarios. Y los goliardos dónde están? Sería bueno verlos recorriendo la ciudad viviente.
El poeta de Alejandría habló de la ciudad en sus poemas y la ciudad se vuelve interna, casi un estado de ánimo, un símbolo. Como el poema es rotundamente pesimista, además agrego otro más abierto a la vida.
(1) La ciudad
Dices: "Iré a otra tierra, hacia otro mar y una ciudad mejor con certeza hallaré. Pues cada esfuerzo mío está aquí condenado, Y muere mi corazón lo mismo que mis pensamientos en esta desolada languidez. Donde vuelvo los ojos sólo veo las oscuras ruinas de mi vida y los muchos años que aquí pasé o destruí".
No hallarás otra tierra ni otro mar. La ciudad irá en ti siempre. Volverás a las mismas calles. Y en los mismos suburbios llegará tu vejez; en la misma casa encanecerás. Pues la ciudad es siempre la misma. Otra no busques -no la hay- ni caminos ni barco para ti. La vida que aquí perdiste la has destruido en toda la tierra.
(2)
Ítaca
Cuando te encuentres de camino a Ítaca, desea que sea largo el camino, lleno de aventuras, lleno de conocimientos. A los Lestrigones y a los Cíclopes, al enojado Poseidón no temas, tales en tu camino nunca encontrarás, si mantienes tu pensamiento elevado, y selecta emoción tu espíritu y tu cuerpo tienta. A los Lestrigones y a los Cíclopes, al fiero Poseidón no encontrarás, si no los llevas dentro de tu alma, si tu alma no los coloca ante ti.
Desea que sea largo el camino. Que sean muchas las mañanas estivales en que con qué alegría, con qué gozo arribes a puertos nunca antes vistos, deténte en los emporios fenicios, y adquiere mercancías preciosas, nácares y corales, ámbar y ébano, y perfumes sensuales de todo tipo, cuántos más perfumes sensuales puedas, ve a ciudades de Egipto, a muchas, aprende y aprende de los instruidos.
Ten siempre en tu mente a Ítaca. La llegada allí es tu destino. Pero no apresures tu viaje en absoluto. Mejor que dure muchos años, y ya anciano recales en la isla, rico con cuanto ganaste en el camino, sin esperar que te dé riquezas Ítaca.
Ítaca te dio el bello viaje. Sin ella no habrías emprendido el camino. Pero no tiene más que darte.
Y si pobre la encuentras, Ítaca no te engañó. Así sabio como te hiciste, con tanta experiencia, comprenderás ya qué significan las Ítacas.
Gracias por los poemas, Rouse, me han encantado. Aún sin conocerme mucho creo que los seleccionas con gran tino. El primero tan pesimista (no busques ni camino ni barco para tí) y el segundo tan apropiado para un viajero empedernido como yo... gracias otra vez.
Me alegro de que te hayan gustado las fotos, son sólo una pequeña muestra de los años vividos aquí. Ya iré poniendo más.
Por último, tengo que decir que los goliardos que escribimos este blog, al estar preparando una conjura de incalculables consecuencias en la política y cultura internacionales, somos muy reacios a mostrarnos retratados. No obstante, dado nuestro narcisismo, no negamos categóricamente el aparecer algún día.
4 comentarios:
Las esculturas del reloj siempre me han parecido geniales. El resto muy buenas tmb.
Coco Canon
Muy poéticas las imágenes que no desmienten los adjetivos atribuidos.
Veo el perfil de catedrales y palacios con los colores goyescos.
Veo muñecas que me recuerdan a un cuento de Hoffman.
Veo números romanos en un mágico reloj antiguo y farolas del siglo XIX en una calle con árboles centenarios.
Y los goliardos dónde están?
Sería bueno verlos recorriendo la ciudad viviente.
El poeta de Alejandría habló de la ciudad en sus poemas y la ciudad se vuelve interna, casi un estado de ánimo, un símbolo.
Como el poema es rotundamente pesimista, además agrego otro más abierto a la vida.
(1)
La ciudad
Dices: "Iré a otra tierra, hacia otro mar
y una ciudad mejor con certeza hallaré.
Pues cada esfuerzo mío está aquí condenado,
Y muere mi corazón
lo mismo que mis pensamientos en esta desolada languidez.
Donde vuelvo los ojos sólo veo
las oscuras ruinas de mi vida
y los muchos años que aquí pasé o destruí".
No hallarás otra tierra ni otro mar.
La ciudad irá en ti siempre. Volverás
a las mismas calles. Y en los mismos suburbios llegará tu vejez;
en la misma casa encanecerás.
Pues la ciudad es siempre la misma. Otra no busques -no la hay-
ni caminos ni barco para ti.
La vida que aquí perdiste
la has destruido en toda la tierra.
(2)
Ítaca
Cuando te encuentres de camino a Ítaca,
desea que sea largo el camino,
lleno de aventuras, lleno de conocimientos.
A los Lestrigones y a los Cíclopes,
al enojado Poseidón no temas,
tales en tu camino nunca encontrarás,
si mantienes tu pensamiento elevado, y selecta
emoción tu espíritu y tu cuerpo tienta.
A los Lestrigones y a los Cíclopes,
al fiero Poseidón no encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si tu alma no los coloca ante ti.
Desea que sea largo el camino.
Que sean muchas las mañanas estivales
en que con qué alegría, con qué gozo
arribes a puertos nunca antes vistos,
deténte en los emporios fenicios,
y adquiere mercancías preciosas,
nácares y corales, ámbar y ébano,
y perfumes sensuales de todo tipo,
cuántos más perfumes sensuales puedas,
ve a ciudades de Egipto, a muchas,
aprende y aprende de los instruidos.
Ten siempre en tu mente a Ítaca.
La llegada allí es tu destino.
Pero no apresures tu viaje en absoluto.
Mejor que dure muchos años,
y ya anciano recales en la isla,
rico con cuanto ganaste en el camino,
sin esperar que te dé riquezas Ítaca.
Ítaca te dio el bello viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene más que darte.
Y si pobre la encuentras, Ítaca no te engañó.
Así sabio como te hiciste, con tanta experiencia,
comprenderás ya qué significan las Ítacas.
Gracias por los poemas, Rouse, me han encantado. Aún sin conocerme mucho creo que los seleccionas con gran tino. El primero tan pesimista (no busques ni camino ni barco para tí) y el segundo tan apropiado para un viajero empedernido como yo... gracias otra vez.
Me alegro de que te hayan gustado las fotos, son sólo una pequeña muestra de los años vividos aquí. Ya iré poniendo más.
Por último, tengo que decir que los goliardos que escribimos este blog, al estar preparando una conjura de incalculables consecuencias en la política y cultura internacionales, somos muy reacios a mostrarnos retratados. No obstante, dado nuestro narcisismo, no negamos categóricamente el aparecer algún día.
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